Frente a la ‘cuestión nacional’, los partidos del Régimen y la CUP debaten diferentes salidas cuyo punto en común es la dirección del proceso en manos de CDC. El debate entre la izquierda anticapitalista sobre una salida de independencia política de clase.

 

El profundo proceso por el «derecho a decidir» del pueblo catalán sigue abierto desde las masivas movilizaciones como la Diada del 2012 cuando más de un millón de personas salieron a las calles a favor del derecho a la autodeterminación. Una demostración de fuerzas que se repitió en la de 2013, superándose en 2014 con más de 1,8 millones de manifestantes y la jornada histórica del 9-N. En la última Diada de 2015 también una marea humana de 1,4 millones inundó las calles.

El pasado martes, el Parlament de Cataluña ha dado por iniciado su proceso de “desconexión del Estado español” con 72 votos a favor de los diputados de JxSi y la CUP. Todas las instituciones políticas así como los grandes empresarios del Estado español, se oponencontundentemente a este proceso.

La rápida [intervención judicial del Tribunal Constitucional (TC) cumple la amenaza del gobierno central, las instituciones y los principales partidos del Régimen del 78, de una fuerte intervención sobre las instituciones catalanas.

Mientras tanto, esta semana en Catalunya se han vivido momentos de tensión y debates sobre cómo llevar adelante este proceso. El gobierno del 3% de Artur Mas, viene encabezando el llamado «proceso soberanista» con un discurso independentista demagógico, en un intento de desviar las grandes movilizaciones en las calles y negociar con el Estado central.

Tras horas de debate en el Parlament catalán el pasado martes y frente al rechazo a la investidura de Mas, la CUP y CDC están proponiendo distintas salidas de futuro gobierno.

Una de ellas fue cambiar a Mas por la convergente Neus Munté, quien no aceptó la propuesta. Otra salida propuesta por la CUP fue el cabeza de lista de JxSí como candidato, al “ecosocialista” Raül Romeva. Es decir un nuevo gobierno de CDC más ERC, partido aliado incondicional de CIU y sus políticas de ajustes.

Después Mas propuso a Baños de la CUP decidir el candidato en una asamblea de parlamentarios independentistas; cuestión que Baños aceptó agregando que se haga a través de una votación secreta, a lo que Mas asintió.

Pero las negociaciones entre Mas y la CUP continuaron y el miércoles se reunieron en el mismo Palau de la Generalitat. Mas propuso mantenerse como President pero acompañado de un «gobierno coral» con tres vice-presidencias que asumirían competencias hasta ahora en manos del máximo cargo ejecutivo. Una sería para el líder de ERC -Junqueras- que asumiría parte de las competencias ejecutivas, otra para la ex-presidenciable propuesta por la CUP -la convergente Neus Munté- que asumiría competencias del área social y la última para Raül Romeva que asumiría las relaciones internacionales.

Estamos entonces ante cuatro “alternativas” con algo en común: ninguna cuestiona que la dirección del proceso catalán seguirá en manos del partido histórico de la burguesía catalana.

No obstante, este jueves Mas tampoco logró su investidura. El resultado de la votación fue el mismo que el martes: 62 votos a favor -los de JxSí- y 73 en contra -los de Cs, PSC, CSQEP, PP y la CUP-. Sin embargo el No de la CUP fue un “no tranquilo” en palabras de su portavoz Antonio Baños. La política de la izquierda independentista es continuar la mesa de negociación, llegar a un acuerdo y evitar elecciones anticipadas en marzo.

Una quinta salida sin Artur Mas y los partidos del Régimen

Ante estas salidas, es necesario que la izquierda anticapitalista se plantee construir una alternativa de dirección a Artur Mas, CDC, JxSí y demás partidos del Régimen que sólo llevarán el «proceso» al desgaste y el desvío.

Que Artur Mas «radicalice» su discurso simulando «sumar medidas sociales» a su demagógico plan de independencia, no lo exime de ser el President del Régimen del 3% vanguardia de los peores recortes. La burguesía catalana y su principal partido CDC han sepultado todas las medidas sociales arrastrando al hambre, al paro y la miseria de los desahucios a toda la clase trabajadora y sectores populares.

Por tanto, la salida de la izquierda independentista, así como la izquierda socialista y anticapitalista, debería ser plantear una estrategia independiente de los partidos de la burguesía. Y romper cualquier tipo de negociación, más aún para la formación de un Gobierno con los partidos austericidas, los del 3% herederos del «clan Pujol», que sólo llevarán al naufragio al movimiento por el derecho a decidir del pueblo catalán.

Es necesario que desde la izquierda independentista, junto con el resto de la izquierda social catalana y en alianza con la del resto del Estado, se presente una salida de total independencia política de clase.

Esto implica negar cualquier apoyo al gobierno de Junts pel Sí. Y plantear una quinta salida que impulse y retome la organización y movilización de la clase trabajadora y los sectores populares, para que el eje de la lucha por la conquista del derecho de autodeterminación pase a ser la movilización social y no la ocupación de espacios institucionales por la vía electoral y la negociación con el Régimen del ‘78.

Tal como planteaba la declaración frente a las elecciones del 27-S de Clase contra Clase: «La única alternativa realista para conseguir ejercer el derecho de autodeterminación y poder abrir un proceso constituyente donde poder discutir y cambiar todo, es justamente que éste caiga por el empuje de la lucha de clases y abra el camino a un gobierno de los trabajadores y sectores populares. Y la única vía de poder poner en marcha esas fuerzas sociales es desde una posición política de total independencia y oposición a los representantes de la burguesía catalana».

Publicado por Cynthia Lub

Cynthia Lub | @LubCynthia :: Barcelona

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