El 23 de febrero de 1981 el teniente coronel Antonio Tejero irrumpía en el Congreso de los Diputados al mando de un numeroso grupo de guardia civiles armados. Así empezaba, para muchos, el Golpe de Estado del 23-F. Lo cierto es que, como han reconocido hasta destacados periodistas de cámara” como Pilar Urbano, es que éste estaba en marcha desde hacía meses y contó con el beneplácito del mismo Rey.

Al grito de “quieto todo el mundo” y pistola en mano, el teniente coronel se dio a conocer como el cabecilla del golpe de Estado reaccionario que debía devolver a España las “grandes” señas de identidad perdidas al finalizar el régimen franquista. No se llegó tan lejos, pero buena parte de los objetivos del golpe se lograron.

Tras la aventurera incursión de Tejero, se situaban fuerzas poderosas de mucho mayor calado. A través del papel de las altas esferas del ejército próximas a la Corona y todo el montaje del golpe de Estado, el antiguo régimen encarnado en la figura del Rey Juan Carlos I y la oposición que había dejado hacía mucho de lado su política rupturista, pudieron escenificar “la reconciliación de las dos Españas”, reforzar al actual Régimen reaccionario del ’78 y marcar las líneas rojas del fin de la Transición.

Pese a todo, el teniente coronel Antonio Tejero no deja de ser la viva representación de la más recalcitrante reacción española a lo largo de la historia. Una historia en la que el ejército y el clero siempre han gozado de ser dos pilares fundamentales del Estado capitalista.

Posteriormente al asalto al Congreso de los Diputados Tejero fue expulsado del Ejército y del cuerpo de la Guardia Civil, además de ser condenado a una pena de 30 años de prisión por los hechos del 23-F. Sin embargo, en 1996 obtuvo la libertad condicional.

Ya en los últimos años de dictadura, Tejero desobedeció en reiteradas ocasiones las órdenes de sus mandos superiores y se enfrentó a sectores moderados del régimen franquista. Actos de indisciplina que le costaron, al ya por aquel entonces teniente coronel, numerosos arrestos.

Una de las mayores reivindicaciones del militar golpista ha sido siempre la perpetuidad de un ejército que mantenga una “España unida y fuerte” por encima de las distintas nacionalidades históricas y los pueblos oprimidos. Como demostró en la carta dirigida a Juan Carlos I en 1978 durante el proceso de elaboración de la nueva carta magna: «Estos hombres, cuando salían de sus cuarteles o de sus comisarías, siempre dirigían una postrera mirada a la bandera que presidía sus vidas, única representante de nuestras glorias y sacrificios y futura mortaja para nuestros mártíres. Sin embargo, en el proyecto de Constitución hay demasiadas banderas haciendo sombra a la Única, alguna de ellas creada expresamente por y para el separatismo».

En 1979 fue condenado a siete meses de prisión por planear otro intento de golpe de Estado, conocido como ‘Operación Galaxia’. Junto al teniente coronel, otro de los condenados fue Ricardo Sáenz de Ynestrillas Pérez, posteriormente ascendido a Comandante y padre del político de extrema derecha Ricardo Sáenz de Ynestrillas.

Ya en 1982, mientras cumplía condena fundó Solidaridad Española, un partido político de extrema derecha para presentarse a las elecciones generales, recibiendo menos de 30 mil votos en todo el estado español.

En la actualidad, mientras Tejero pasa sus últimos años ajeno a la opinión pública, son sus hijos los que mantienen intacto sus valores reaccionarios. Insertados en la sociedad desde los puestos que, según su máxima, deben ser los pilares fundamentales: el ejército y el clero.

Antonio Tejero Díez ha seguido como su padre la carrera militar, ascendiendo a coronel el pasado julio de 2014. Sin embargo, el ascenso del hijo del golpista no ha estado exento de polémica.

En febrero de ese mismo año Tejero Díez celebró una comida en su cuartel para conmemorar el aniversario del golpe de Estado en el que participó su padre, lo que le valió la expulsión de su puesto de jefe del Grupo de Reserva y Seguridad de la Guardia Civil en Madrid.

Una celebración en la que participaron además del propio ex teniente coronel Antonio Tejero, algunos de los principales agentes represores durante la dictadura franquista como el inspector Antonio González Pacheco, alias “Billy el Niño” y el ex capitán Jesús Muñecas Aguilar, ambos acusados por la justicia argentina que investiga los crímenes del franquismo.

Desde el Ministerio de Interior en ningún momento se llegó a sancionar disciplinalmente a Tejero Díez, con lo cual su ascenso jamás se vio en peligro. Y además, la Audiencia Nacional, avaló la decisión de restituirlo en su puesto de jefe.

La carrera y el ascenso a coronel del hijo de Tejero forman parte de un claro trato de favor. Paradójicamente el ascenso a coronel lo concede únicamente el Ministerio de Defensa a propuesta del director general de la Guardia Civil de acuerdo con los méritos y aptitudes, por lo que no todos los tenientes coroneles llegan a ascender.

Pero el gobierno del PP no ha querido quedarse ahí. Esta semana salía a la luz la noticia de que acaba de ser nombrado consejero del Consejo de la Guardia Civil, como representante de la Administración General del Estado.

Por otra parte Ramón Tejero, también hijo del golpista Antonio Tejero, es desde hace años el párroco de Mijas, una localidad de Málaga. Recientemente ha sido nombrado Hijo Adoptivo por el Ayuntamiento de dicho municipio, además de dar también nombre a la plaza de la Iglesia de Santa María de Mijas.

Sin duda, que el linaje de la familia Tejero siga llevando por bandera los valores más reaccionarios tiene mucho que ver con el Régimen del ’78 y la preparación de aquel golpe de Estado del 23-F. Un régimen heredero del franquismo que además, con la Ley de Amnistía decretada en 1977 pudo dar vía libre a la continuidad e impunidad de todo el aparato represivo de la dictadura hasta nuestros días.

Publicado por Arsen Sabaté

Arsen Sabaté | @ArsenSabate :: Barcelona

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