A diez meses de la masacre de Iguala y la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, este domingo 26 de julio se realizó como se viene haciendo mes con mes, una nueva jornada global en solidaridad con los compañeros y los familiares de los estudiantes.

En la Ciudad de México se realizó por la tarde una marcha que partió del Ángel de la Independencia para recorrer Avenida Reforma y dirigirse al Hemiciclo a Juárez, en donde concluyó con un mitin.

La marcha fue encabezada por los padres de los normalistas, portando los emblemáticos carteles con los rostros de sus hijos desaparecidos. Tras ellos, contingentes de normalistas, de maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), estudiantes, organizaciones populares y políticas como el Movimiento de los Trabajadores Socialistas (MTS) y miembros del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).

Durante la marcha se escucharon las tradicionales consignas, como ¡Vivos se los llevaron, vivos, los queremos! y ¡Ayotzinapa vive, la lucha sigue!, junto a otras de reciente creación por el ingenio popular, como ¡De Iguala a Los Pinos, castigo a los asesinos!

Durante el mitin, un elemento central de las participaciones de los padres fue que, a diez meses de la desaparición de sus hijos “No olvidamos, no perdonamos”, y denunciaron la colusión del gobierno con los narcotraficantes calificándolo de narcoestado. Exigieron que se abran nuevas líneas de investigación en el caso Ayotzinapa, como la investigación de la participación del Ejército en la noche del 26-27 de septiembre de 2014 en Iguala.

Ayotzinapa y el magisterio

Tras la muerte de un niño en Ostula, Michoacán, a manos del Ejército y el escándalo nacional por la fuga del Chapo Guzmán, el gobierno, mientras se profundiza su desprestigio ante la sociedad, se ha visto obligado a asumir una actitud distinta frente a los padres de Ayotzinapa, como lo expresa el reconocimiento por parte de la Comisión Nacional de Derechos Humanos de la necesidad de que se investigue a los militares involucrados en el caso. Esto no ha impedido, sin embargo, que los padres sean reprimidos por la policía, como ocurrió recientemente en Guerrero durante una manifestación frente al Congreso del estado.

Por otro lado, el gobierno busca superar sus debilidades a través de una política autoritaria y represiva, como se ha visto las últimas semanas contra los maestros en luchan contra la evaluación punitiva y la reforma educativa.

Es importante que el movimiento por Ayotzinapa llame a la más amplia solidaridad con el magisterio, y que estos dos sectores unan fuerzas y llamen a la unidad de todos los sectores en lucha para enfrentar la antidemocracia y los panes de hambre y miseria del gobierno y el conjunto del régimen político.

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