Este fin de semana Podemos ocupó casi todos los titulares de los medios españoles. Durante sábado y domingo se realizó la Asamblea ciudadana ¡Si, se puede! en Madrid, con la participación de miles de personas llegadas de todo el Estado español.
Más de 10.000 personas participaron del encuentro presencial, mientras otros miles seguían la transmisión en vivo o comentando por las redes sociales. Al mismo tiempo, más de 100 resoluciones se pusieron a votación entre más de 130.000 inscriptos on line, para elegir entre las 5 más votadas.
Es indudable que Podemos es un fenómeno político novedoso que concita ilusiones, simpatías y también detractores, como ningún otro partido político lograba hacerlo desde hace mucho.
Aplausos y críticas a Iglesias
En la asamblea se presentaron varias decenas de ponencias de documentos éticos, organizativos y políticos. Pero a pesar de la cantidad de propuestas, dos posiciones hegemonizaron los debates. El centro de la disputa se centró en el modelo organizativo, enfrentándose la posición de Pablo Iglesias y su equipo, con la defendida por Pablo Echenique y Teresa Rodríguez (eurodiputada de Podemos y militante de Izquierda Anticapitalista).
Iglesias defendió un liderazgo único y centralizado, con los argumentos de la “eficacia” y las necesidades de la carrera electoral: «Tres secretarios generales no ganan a Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, uno sí.” Mientras que Teresa Rodríguez, a su turno, respondió que «unas elecciones no las gana un secretario general, ni tres, ni cien: las gana la gente». En su propuesta organizativa hay tres portavoces, el sorteo de una parte de los cargos (tomando la propuesta de activistas provenientes del 15M) y mayor protagonismo para los círculos.
Durante dos días de Asamblea miles de participantes aplaudieron y vitorearon las diferentes intervenciones, tanto las del equipo de Iglesias como las críticas, en lo que apareció como un desafío a su liderazgo.
En muchos círculos se expresó el descontento con la propuesta organizativa de Iglesias, que creció cuando dijo que si no se votaba su propuesta se “hacía a un lado”, imponiendo una lógica del “todo o nada”, que reiteró cuando sugirió que si Echenique perdía, el que debía hacerse a un lado era él. Muchos, incluida la prensa, compararon esta actitud con el chantaje de Felipe González en el famoso congreso del PSOE de 1979 que decidió abandonar la ideología marxista, para salir fortalecido en su giro a la derecha liquidando toda oposición interna.
Echenique intentó contemporizar, con una intervención en la que destacó que Pablo Iglesias tenía que seguir siendo “el principal portavoz de Podemos”. Pero el rechazo a sus intentos de alcanzar algún consenso, que ya habían sido ignorados por Iglesias la semana anterior, fueron reiterados en la Asamblea frente a miles de personas.
Juan Carlos Monedero fue quien se encargó de ratificar la línea de “todo o nada” este domingo, cuando aseguró que no siempre son posibles los consensos, “no siempre puede funcionar. Hay propuestas que no son compatibles”.
El equipo de Iglesias pasó a la ofensiva los últimos días con una cláusula contra la “doble militancia”, dirigida contra Izquierda Anticapitalista. Si las propuestas de Iglesias ganan la votación esta semana -algo previsible ya que se vota por internet entre 150.000 inscriptos, de los cuales solo una minoría son “militantes” de los círculos- ningún militante de IA (ni de cualquier otra agrupación o tendencia política que participe en Podemos) podrá ocupar cargos de dirección en Podemos.
Teresa Rodríguez cuestionó duramente esta prohibición, que llevará a la paradoja de que ella misma no pueda participar en las decisiones sobre su accionar como eurodiputada.
Populismo 2.0: el líder y la gente
Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero e Iñigo Errejón no ocultan su admiración por el modelo venezolano “del comandante” Chávez. En alguna ocasión, ante alguna crítica de que era un modelo basado en un liderazgo bonapartista y centralista (nada más alejado del espíritu asambleario del 15M), Errejón aludió a las “diferentes culturas políticas” (una respuesta ya de por si cuestionable, aunque ameritaría otro debate).
Ahora el equipo de Iglesias parece querer “importar” el modelo plebiscitario y de líder unipersonal para el Estado español y Podemos. Eso sí, en su versión 2.0, con votaciones virtuales on line y un programa socialdemócrata más parecido al de Felipe Gonzalez que al de populismo burgués de Chávez.
¿Y aquello de la democracia desde abajo? ¿Y el “nuevo” modelo político? Eficacia, eficacia y eficacia, respondió Iglesias. Y que no se lo cuestione. El modelo organizativo de Iglesias consolida la relación entre el líder hipermediático y la “gente” anónima que vota por internet. En ese tipo de organización, inevitablemente el “espectáculo” mediático ocupa el centro, con campañas de marketing político donde hasta Podemos se convierte en una “marca”, como dice Iglesias en su documento y repitió Monedero en la Asamblea.
Ocupar el “centro” de la escena política
En uno de los discursos, Iglesias aseguró que no se conformaba con 5 eurodiputados, que Podemos llegó para “ganar”. Y para alcanzar este objetivo, sostuvo, hay que apelar a la “mayoría social” para “ocupar el centro” del escenario político, ganar las elecciones y lograr un “gobierno de la gente”. También Iñigo Errejón afirmó varias veces que Podemos no nació para “ocupar el margen izquierdo”, sino que está para ganar.
Pero para no “quedar en el margen izquierdo del tablero” Iglesias y su equipo proponen desechar toda referencia a la izquierda y a los trabajadores, moderar el discurso y el programa.
La filosofía de Iglesias y su grupo se presenta como un pragmatismo político absoluto, el “objetivo” electoral lo es todo, y los medios (la organización interna, el programa, la política) se adaptan a ese fin. La retórica de la democracia “desde abajo” queda subsumida en la lógica del liderazgo “desde arriba”.
El problema es que “saltarse” algo tan elemental como la democracia interna, en un momento donde todavía no se ocupan grandes espacios de poder estatal, se convierte en la crónica de un desastre anunciado para cuando la presión de la “gestión” estatal se vuelva mucho más evidente.
El último golpe de mano
Tras una Asamblea en la que el descontento se hizo ver en los aplausos y las intervenciones críticas, el equipo de Iglesias definió “nuevas reglas del juego en medio del partido” para garantizarse el control de las votaciones.
Es que, aun cuando entre los 150.000 afiliados que votan esta semana por internet Pablo Iglesias mantiene un liderazgo muy fuerte, no quiere tener una sorpresa. La propuesta que han hecho, a último momento, es que las propuestas de los equipos que hayan presentado tres documentos (político, ético y organizativo) se puedan votar “en bloque”. Y como el equipo de Iglesias es uno de los pocos que ha presentado los tres documentos de este modo, puede ejercer una influencia superior sobre los votantes.
El ya amenazó que si no gana “se hace a un lado”. Mientras tanto, la mayoría de los militantes de la asamblea, y también los que encabezan el documento “alternativo” de Echenique sostienen que Iglesias debe seguir siendo su portavoz. Eso “decanta” la votación hacia las propuestas de Iglesias, que con este nuevo método podría asegurar un triunfo “plebiscitario”.
Plaza Podemos está que arde con críticas al equipo de Pablo Iglesias por esta decisión de última hora.
Un nuevo giro, que muestra que Iglesias prepara a Podemos para llegar al Palacio, pero alejándose cada vez más de la Plaza.