Dos devaluaciones consecutivas del yuan hicieron temblar a los mercados mundiales. Las dos principales explicaciones y un probable doble propósito. Efectos colaterales y causas estructurales.
El gobierno chino estableció el martes un nuevo sistema para determinar el tipo de cambio, provocando dos devaluaciones consecutivas de la moneda entre ayer y antes de ayer. Desde el año 2005 y después de abandonar su relación fija con el dólar, el yuan se mantuvo en una banda de flotación de +/- 2% con respecto a su cotización en la moneda norteamericana. Entre el miércoles y el martes de esta semana, el yuan acumuló una caída del 3,8% frente al dólar y el Banco Popular Chino intervino ayer para evitar una devaluación mayor. La depreciación de la moneda como segundo acto luego del desplome bursátil chino de julio, tuvo efecto inmediato en las bolsas del mundo. Tras la segunda devaluación del yuan y durante el día de ayer los dos principales índices de la bolsa china –Shangai y Shenzhen-, las bolsas europeas y japonesa cerraron en rojo mientras Wall Street se recuperaba al final del día tras un retroceso del 2%.
Doble propósito
Sobresalen dos versiones que intentan explicar la devaluación de la moneda china que probablemente tenga un doble propósito. Hay quienes señalan que la política está atada a la necesidad de recuperar competitividad frente a la caída excesiva de sus exportaciones. Según el gobierno chino el yuan se encuentra relativamente sobrevaluado frente a otras monedas como el yen japonés, el won surcoreano o el euro que representa la moneda de su principal socio comercial si se considera la eurozona de conjunto. Este factor explicaría en parte la contracción de un 8,3% de las ventas chinas al exterior hasta julio de este año comparado con el mismo lapso del año anterior. La situación habría llevado a China a devaluar buscando –según algunas versiones- acumular en el tiempo y mediante mini devaluaciones una caída de la moneda del 10%. De acuerdo con esta visión la política china podría desencadenar una “guerra de monedas”. Otros analistas resaltan sin embargo que en tanto la devaluación se mantenga en esta franja, resulta muy pequeña para mejorar cualitativamente las exportaciones del gigante asiático. Según esta posición, el verdadero objetivo consiste en permitir una mayor liberalización del yuan respondiendo a una demanda del FMI que a fin de año debe decidir si la moneda china se incorpora a no al sistema de DEGS (canasta internacional de monedas). Teniendo en cuenta que China encontró hasta ahora serias dificultades para cambiar su “modelo” exportador por uno mercadointernista, que la contracción de su economía parece estar resultando mayor a la esperada y que a su vez, el FMI recibió favorablemente la devaluación, es probable que ambas explicaciones estén detrás de la acción del gobierno.
Efectos colaterales y causas estructurales
Pero más allá de los objetivos específicos del gobierno, las recientes medidas confluyen con el menor crecimiento de la economía china y la amenaza norteamericana de elevar las tasas de interés a fin de año. De este modo, actúan profundizando la tendencia a la caída de los precios de las materias primas –que afectan tanto a países latinoamericanos como Chile, Venezuela, Brasil y Argentina, como a Rusia, entre otros- y los elementos de estancamiento en la economía mundial. Las recientes devaluaciones chinas y la caída de las bolsas durante el mes pasado son expresión de cuestiones estructurales profundas de su economía que desarrollamos en detalle en «China ante una encrucijada estratégica», publicado en el último N° 22 de la revista Ideas de Izquierda que está online a partir de hoy. El destino del gigante asiático, cuya fortaleza relativa fue una de las contratendencias principales a la Gran Recesión iniciada en 2008, resultará un factor clave del devenir de la economía mundial en el período próximo.