Este lunes en el Parlamento de Andalucía la líder del PSOE, Susana Díaz, propuso un paquete de medidas para convencer a Ciudadanos y Podemos de que se abstengan y le permitan la investidura. La primera prueba para los pactos electorales que se vienen en el nuevo cuatripartidismo español.
El Parlamento de Andalucía comenzó el debate sobre la investidura, después de las elecciones anticipadas del 22M donde Susana Díaz fue la más votada, pero sin lograr mayoría propia. Un panorama donde nuevos partidos, Ciudadanos y Podemos, irrumpieron en el panorama electoral, convirtiéndose en jugadores que pueden facilitar o bloquear la formación del gobierno.
Lo que sucede estos días en Andalucía es un anticipo y una prueba para lo que se viene después de las elecciones municipales y autonómicas del 24 de mayo, un escenario con parlamentos fragmentados en más de cuatro partidos y sin mayorías propias.
El PSOE en Andalucía no busca socios de gobierno, pero pretende que le faciliten la formación de gobierno en minoría mediante la abstención. Este martes en la primera ronda de votaciones todos los partidos se inclinan por el no (el PP, IU, Podemos y Ciudadanos).
La clave está en las definiciones para la segunda ronda del jueves, donde el PSOE tiene que conseguir al menos la abstención de Ciudadanos y de Podemos para que Susana Díaz asuma como presidenta de la junta. En caso contrario, se verá obligada a llamar a nuevas elecciones autonómicas. Después de múltiples encuentros y negociaciones con todas las fuerzas políticas, no está claro todavía si conseguirá las abstenciones necesarias.
Con este objetivo a la vista, Susana Díaz centró sus propuestas en medidas contra la corrupción, en un claro guiño a Ciudadanos. Hasta ahora, el acuerdo con la formación de Rivera parece despejado, después del anuncio de Chavez y Griñan de que no continuarán su carrera política, y con la firma de un “pacto anti corrupción”.
Juan Marín, líder de Ciudadanos, saludó el resultado de las negociaciones con el PSOE: «Se demuestra que para algo han servido estas conversaciones, porque se incluye hasta que los corruptos respondan con su patrimonio personal».
El rechazo más claro vino de parte del PP, que calificó el discurso de “decepcionante”. Desde el polo político de la izquierda, Izquierda Unida también rechazó de plano el discurso, por su falta de medidas contra el paro. «El acuerdo con la derecha política o la derecha económica está cerrado», dijo su portavoz, Antonio Maíllo.
Podemos: ¿pactar o no pactar?
Podemos ha enviado mensajes muy contradictorios y ambiguos sobre la posibilidad de facilitar el gobierno de Susana Díaz mediante la abstención.
Desde que comenzaron las negociaciones en Andalucía, los líderes de Podemos mostraron una voluntad de “negociar” con la casta del PSOE Andaluz, en base a tres medidas que podrían ser “asumibles” por ese partido, como reconoció Teresa Rodríguez. Unas propuestas muy alejadas de un programa de urgencia social para terminar con el paro, los desahucios, la crisis de la salud, la sanidad, la precariedad del empleo y la explotación laboral en el campo andaluz.
A la condición de la dimisión de Chávez y Griñañ, desde Podemos le sumaban la exigencia de que no se mantengan convenios con entidades financieras que ejecutan desahucios, la publicación del listado de asesores y sus sueldos y la readmisión de empleados públicos.
Después vino la sucesión de enredos dentro de Podemos. Mientras algunos dirigentes desde Madrid salieron a rebajar las exigencias y convertirlas en tibias “propuestas”, Teresa Rodríguez mantenía sus “líneas rojas”, aunque “abierta a negociar”.
Desde el PSOE dijeron que estaban “cerca” de un acuerdo. Sin embargo, este lunes Teresa Rodríguez valoró el discurso de Susana Díaz con un tuit donde decía que no querían “palabras”, sino “hechos”.
Palabras y más palabras. Queremos hechos. Las palabras no se comen. #InvestiduraAnd
— Teresa Rodríguez (@TeresaRodr_) Mayo 4, 2015
De este modo, la posibilidad de una negociación queda abierta, pero parece más difícil de alcanzar en lo inmediato. Teresa Rodríguez se mostró este lunes más reacia a apoyar la investidura mediante la abstención. Una decisión en la que seguramente influye la crisis de Podemos frente a su estancamiento en las encuestas y las consecuencias que puede tener para la formación aparecer “pactando” con el PSOE en la primera cita electoral del año.
Pero “el arte de la ambigüedad” que han cultivado los líderes de Podemos ha logrado mantener la incertidumbre hasta último momento. Porque lo que no se ha escuchado nunca hasta ahora en boca de Teresa Rodríguez ni de Pablo Iglesias es una clara decisión de no facilitar el gobierno del PSOE andaluz, votando en contra de su investidura, como exigían varios sectores críticos dentro y fuera de Podemos. De este modo, el juego sigue abierto.
Teresa Rodríguez dijo al asumir que había que tener dos pies en el Parlamento y “miles en las calles”. La estrategia que ha seguido Podemos, sin embargo, apuesta más bien a conseguir “el cambio” mediante negociaciones “por arriba” y pactos parlamentarios, en vez de llamar a la movilización social de miles de trabajadores, estudiantes y sectores populares.