La ciudad de Barcelona es un tradicional feudo del Partit Socialista de Catalunya. Desde 1982 hasta el 2011 han gobernado diferentes alcaldes socialistas. Hasta que el partido de la burguesía catalana, Convergència i Unió gobernó por primera vez la ciudad condal. Las elecciones de 2015 son un terremoto político. Ni el PSC (quinta fuerza), ni CiU (segunda) han podido superar a “Barcelona en Comú”, la primera fuerza de la capital catalana.

Esta nueva fuerza política encabezada por Ada Colau, antigua vocera de la PAH (Plataforma de Afectados por la Hipoteca), ha roto la hegemonía de décadas. “Barcelona en Comú” es una coalición de fuerzas que surgen del Movimiento Indignados-15M (como la PAH o Podemos) junto con otras fuerzas que ya han participado del Gobierno de la ciudad como Iniciativa per Catalunya, que cogobernó durante dos períodos con el PSC y Esquerra Republicana de Catalunya.

El PSC, los socialistas catalanes, que ha gobernado durante muchos años la ciudad, ha descendido meteóricamente a un quinto puesto. Barcelona en Comú es la gran ganadora de la noche. Aunque también hay que destacar el ingreso, por primera vez, de la izquierda independentista en el consistorio barcelonés. La CUP ha logrado ingresar con tres regidores y entre ellos hay un trabajador de la empresa de transporte público TMB.

Por derecha hay que mencionar el fulgurante ascenso de Ciutadans, con 5 regidores en su primera presentación. Fuerza que ha arrebatado una buena porción de los votos del PP en la ciudad.

Importante fragmentación

La tónica general de los ayuntamientos, al menos en los más importantes, es la fragmentación de los consistorios. Siete fuerzas o más se disputarán las alcaldías en un juego de alianzas que dará mucho que hablar. Ayuntamientos importantes como los de las ciudades de Barcelona, Girona, Tarragona, Lleida tendrán 6 o 7 fuerzas políticas diferentes en sus plenos. Incluso algunos ayuntamientos como los de Hospitalet de Llobregat o El Prat de Llobregat incluirán 8 fuerzas políticas.

Si sumamos la cantidad de votos totales conseguidos por las fuerzas más tradicionales, como CiU, el PSC y el PP, hay una caída pronunciada. CiU pasa del 27% al 21, PSC del 25 al 17 y el PP del 12 al 7%. Es la factura que pasa de años de corrupción y de recortes a los derechos sociales.
Esta caída de los principales partidos políticos.

Otro aspecto importante a tener en cuenta es que, de conjunto, la izquierda ha ampliado el espacio electoral respecto de la derecha. Se ve en el ascenso de la CUP, ICV y ERC. Siendo Barcelona el caso más paradigmático.

Lectura en clave independentista

Estas elecciones también tienen su lectura en relación al reclamo de independencia que abarca a amplios sectores sociales. Si sumamos los votos de las listas que se han manifestado claramente por la independencia (CiU, ERC y CUP) obtenemos alrededor de 1,2 millones personas. Si sumamos las fuerzas que claramente están en contra de la independencia (Ciutadans, PP y PSC) estas suman cerca de 1 millón de personas. Aunque también están los 360.000 votos conseguidos por las coaliciones de Iniciativa per Catalunya i Verds junto a Podemos y otras fuerzas.

El baile de las alianzas

Ahora lo que se viene son los pactos que habrá para poder elegir al alcalde. Con la amplia fragmentación de los mismos veremos una férrea negociación entre los diferentes grupos políticos para imponer su candidata/o y sus líneas políticas.

Si las nuevas fuerzas políticas “regeneradoras” de la democracia negocian con el PSC o CiU esto puede ser complicado para luego luchar por la “toma” de la Moncloa. O si hay un pacto “soberanista” entre CiU, ERC y la CUP pueden pasar una dura factura a la izquierda independentista. El panorama político es, por lo menos, complicado. Las próximas semanas seguramente darán mucho que hablar.

Publicado por Guillermo Ferrari

Guillermo Ferrari | @LLegui1968 :: Barcelona

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