Sobre un capitalismo español que estaba hecho de cemento, la crisis del ladrillo muestra una de sus caras más dramática en los “desahucios”, mecanismo por el que se desaloja por la fuerza a quienes que no pueden pagar sus hipotecas.

Barcelona, una hermosa ciudad turística donde no se venden postales de la Ciutat Meridiana, popularmente denominada «Villa Desahucio», del barrio obrero y de inmigrantes (Nou Barris) donde uno de cada cinco pisos corre el riesgo de ser embargado; en total hay 3.670 pisos. Según datos del INE (Instituto Nacional de Estadística) el número de desempleados de larga duración se ha triplicado llegando al 43,5%. Un barrio desolado, abandonado por las autoridades. Para sus habitantes, la Asociación de Vecinos donde hacen asambleas y se organizan para resistir los desalojos, es el único lugar de amparo.

Desde que empezó la crisis, en 2007, según los datos del INE, en total se han producido 547.966 ejecuciones hipotecarias. Según la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), en el primer semestre del 2014 más de 26.500 familias fueron obligadas a entregar su vivienda a la banca ante la imposibilidad de pagar la hipoteca. Por comunidades autónomas, Andalucía encabeza estas cifras y le siguen Cataluña, Comunidad Valenciana y Madrid.

Ante el aumento del paro y el recorte de las prestaciones sociales, miles de familias no pudieron pagar las hipotecas. Así perdieron sus casas, quedándose además con una deuda enorme e impagable. Este arrebato ha llegado incluso al de sus vidas mismas: “No es un suicidio, es un homicidio” se grita en las manifestaciones cuando ocurren suicidios, momentos antes o después de un desahucio.

Durante los últimos años, diversas organizaciones sociales, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), Stop Desahucios y asociaciones vecinales han realizado importantes movilizaciones contra los desahucios. Esto ha logrado paralizar en todo el Estado cientos de ellos, muchas veces teniendo que enfrentarse a la represión policial y detenciones.

Cuando la burbuja inmobiliaria explotó en la cara de miles de familias

El desate de la especulación urbanística trajo consigo una de las burbujas inmobiliarias más grandes del mundo, que ha significado el 50% del crecimiento económico español de los últimos años. Si la burbuja estadounidense llegó a ocupar el 6% de su PIB, en el caso español el porcentaje alcanzó al 19%.

Los intermediarios como los Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (API) y las sociedades financieras fueron tan agresivas como los bancos, acumulando una morosidad escandalosa. Los tipos de interés estaban en sus niveles más bajos de la historia tras la llegada del euro; lo que permitió la concesión de créditos baratos mientras tasaban las viviendas a precios falsamente elevados, por medio de sus sociedades filiales de tasación.

La idea de que “la culpa es de los que se endeudaron por encima de sus posibilidades” no da cuenta de, que durante el “boom”, los salarios reales retrocedieron un 10%. La combinación de salarios relativamente bajos y la promoción del consumo vía créditos fluidos y a bajas tasas, estuvieron en la base del fuerte endeudamiento. Es así que para obtener un derecho a la vivienda, no quedaba otra opción que endeudarse. El consumo no creció por aumento del salario real sino “hipotecando” los salarios futuros.

A la vez, se “inflaba” artificialmente el patrimonio de las familias tras los altos precios de las viviendas. Es así que la burbuja inmobiliaria hipotecó a las familias y sus generaciones siguientes. Esto generaba un “efecto riqueza” ficticio que la crisis que comenzó en 2007 se lo cobró con un dramático “efecto pobreza”.

Más gente sin casas, más casas sin gente

Mientras, los bancos siguen haciendo sus negocios. Todos estos años las viviendas desalojadas pasaron de nuevo a manos de las entidades bancarias que las venden o subastan con precios irrisorios. La mayor parte estas viviendas permanecen años sin ocupar con la finalidad de disminuir la cifra de impagados del banco. Según datos del 2013 del Banco de España, los bancos se quedaron con 49.694 viviendas por impago de la hipoteca, lo que representa un 10% más que en 2012. Esta cifra habría que revisarla con el aumento de desahucios del 2014.

Estos datos contrastan con los de las investigaciones de la PAH, cuyos datos dicen que en España hay 3,4 millones de viviendas vacías —14% del total del parque— mientras las viviendas de alquiler social no llegan al 2% del parque habitacional. Los bancos acumulan la mayoría de estas viviendas —unas 800.000— y han recibido 165.000 M. de euros de rescate.

El Estado y sus gobiernos cómplices del «genocidio financiero»

Así denuncian las organizaciones a los diferentes Gobiernos con el popular hashtag #PPSOEcómplices del #GenocidioFinanciero, que han rescatado a la banca usurera que contabiliza las deudas de cientos de familias y multiplican cada euro de retraso por diez. Los Gobiernos del PP y PSOE —salpicados ambos por la escandalosa corrupción ligada a la construcción— fomentaron y permitieron que un derecho elemental como el de la vivienda pasara a ser una jugosa fuente de ganancias para los promotores del ladrillo sin escrúpulos. Los alcaldes y concejales han sido los amos y señores de las faraónicas construcciones, en complicidad con los bancos y las cajas.

Una de las medidas más «efectivas» que había dictado el gobierno del PP fue el llamado el “desahucio express”, que aceleraba las ejecuciones sin anunciarlas, para no dar tiempo a que ninguna movilización las frenara. Claramente efectiva, para los bancos y la policía que no dudó nunca en reprimir y entrar a golpe de porra a saquear las viviendas.

Luego de la conmoción causada por el terrible suicidio en Barakaldo (País Vasco) en el año 2012, el Gobierno sacó un real decreto en el que planteaba una supuesta moratoria de dos años, muy restrictiva y que sólo paraliza el desalojo pero no el resto de la ejecución. La PAH denuncia que con esta moratoria sólo se han podido parar el 8% de los 120.682 desahucios. Aparentemente, casi nadie ha podido acogerse a este decreto ley y quiénes lo consiguieron acabaron en peores condiciones por la acumulación de altos intereses, tras los dos años de moratoria de desahucio.

El Gobierno viene haciendo una campaña advirtiendo que han bajado la cantidad de desahucios, apoyándose en datos publicados por el Banco de España. Sin embargo la PAH denuncia que estas estadísticas son parciales, ya que provienen de datos facilitados por entidades financieras que gestionan el 85% crédito hipotecario en España.

Pero los aterradores datos, los rostros de angustia, la rabia de los vecinos que resisten y las casas vacías y la gente sin casa no pueden ocultar una dramática realidad: más de 26.500 familias fueron desalojadas durante el primer semestre de 2014 y sin contar los desahucios de alquiler, que según los datos de este año del CGPJ (Consejo General del Poder Judicial) equivalen a un 53% del total. Por lo tanto, el gran drama de los desahucios tiene como consecuencia una grave situación de emergencia habitacional, que, lejos de disminuir, está aumentando.

Los desalojos, una realidad que deja imágenes desgarradoras, de esas que quedarán grabadas en la memoria de una crisis que es histórica. Los desahucios, uno de los efectos más destructivos de esta crisis capitalista, que deja en la calle, sin trabajo y sin vivienda, a aquellos que con sus manos, su sudor y su sangre construyeron las obras que levantaron al capitalismo español.

Fuentes: PAH, INE, CGPJ

Publicado por Cynthia Lub

Cynthia Lub | @LubCynthia :: Barcelona

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