Las diversas protestas frente al 8 de marzo en Barcelona tuvieron el mismo objetivo: visibilizar a aquellas infatigables «heroínas cotidianas» que luchan día a día para enfrentar los graves efectos de la crisis, en el hogar, en el trabajo, en las calles.
Bajo una tarde soleada en uno de los barrios de Barcelona más golpeados por la crisis, Nou Barris, transcurría el «Acto unitario de las heroínas cotidianas contra la pobreza y la injusticia». Un lema creado por estos «nueve barrios» en lucha y organizados contra el paro, los desahucios y los recortes.
Las protagonistas fueron representantes de diferentes sectores en lucha, como las mujeres de la Plataforma Afectados por la Hipoteca (PAH) y trabajadoras de la gran huelga de Panrico; junto a jóvenes, intelectuales y estudiantes.
La reflexión comenzó a partir de las estadísticas oficiales que dan cuenta de que en Catalunya se está «igualando» el nivel de pobreza entre hombres (20,7 %) y mujeres (18,1 %). Estas cifras toman en cuenta la caída de sectores productivos como la construcción, cuya mano de obra es mayoritariamente masculina. Sin embargo, lo que no tiene en cuenta es cómo afecta la crisis en los hogares y en la vida cotidiana de la mayoría de las mujeres pobres y trabajadoras.
Ejemplos sobre cómo los recortes en Sanidad repercuten en la intensificación de las tareas de cuidados, efectuadas mayoritarias por las mujeres, cuando en los hospitales no hay «camas» para alojar a los enfermos. O cómo ante los precios exorbitantes de las residencias para gente mayor, los ancianos se ven obligados a volver a sus hogares donde habitan las familias de sus hijos; las cuales también sufren las consecuencias del paro y la pobreza. Esto, más la gran ausencia de guarderías públicas, intensifica las tareas del hogar con el cuidado de los niños. También el aumento permanente de la electricidad y la imperiosa necesidad de «ahorrar» implica un esfuerzo mayor para cualquiera de estas tareas; además de la obligada vida precaria que día a día sufren las mujeres en sus hogares.
A su vez, se ha reflexionado sobre la desigualdad salarial y la cada vez mayor precarización laboral de las mujeres, que en el Estado español se ha intensificado en los últimos años de crisis. Las mujeres reunidas explicaban las múltiples estrategias para sobrevivir y los trabajos «inventados», no visibilizados, para llegar a fin de mes.
Pero si la pobreza tiene rostro de mujer, también lo tiene la lucha y la valentía. Así lo demostraron las mujeres organizadas en la PAH en sulucha cotidiana para enfrentar los desahucios: «Somos las primeras en enfrentarnos a la policía cuando quieren desalojar, en entrar a un banco para enfrentarnos al banquero que quiere ejecutar el desalojo y que muchas veces nos mira con desprecio y busca a «un hombre» para hablar», decían.
«Somos las primeras en abrir una puerta, en darle una patada para que las familias tengan donde estar», mientras explicaban cómo el gobierno y los alcaldes miran siempre para otro lado. «Existen miles de casas vacías, que pertenecen a los bancos, y nos propusimos muchas veces ocuparlos para que puedan vivir familias con niños. Para ello las mujeres tuvimos que aprender a «pinchar la luz, el agua y todo tipo de tareas que no sabíamos».
Entre risas y alguna emotiva lágrima, explicaban sus experiencias. Así lo hizo Luisi, una de las trabajadoras despedidas de Panrico: «Yo aprendí mucho en la huelga, donde la mayoría éramos mujeres. Aunque fui luchadora toda mi vida. Soy extremeña, vine con mis cuatro hijos a trabajar a Barcelona después de separarme por haber sufrido violencia machista. (…) En la huelga las mujeres fuimos muy valientes, en los piquetes, parando camiones, haciendo de todo por la caja de resistencia.»
También recordaba la solidaridad con otras luchas, cómo ayudaron a frenar un desahucio, contra los despidos de otras fábricas y la coordinación con las mujeres de Coca Cola. También cómo durante la huelga fueron parte de las luchas de las mujeres por sus derechos: el 8 de marzo, contra la Ley de Gallardón y la violencia de género: «El 8 de marzo es todos los días para nosotras, porque las mujeres luchamos los 365 días del año».
Las mujeres de Nou Barris protagonizaron una jornada de lucha que duró toda una semana y que culminó en la manifestación del 8 de marzo convocada en la Plaza Universidad. También las bravas trabajadoras de Panrico se hicieron presentes en la manifestación: «Nosotras tenemos un lema, si una mujer avanza ningún hombre retrocede», aseguró Luisi. Uno de los tantos lemas y reivindicaciones que recorrieron la masiva manifestación.