Los datos que salen del Ministerio de Empleo indican que el número de desempleados ha bajado en 13.538 con respecto al mes de enero, con un total de 16.672.220 trabajadores en activo. Un aumento que lejos está de frenar el grave problema de desempleo masivo, mientras se crea trabajo precario.
Si bien por lo general las cifras no suelen mentir, el modo en que el Gobierno las utilice y embellezca es otro cantar. La mañana del martes amanecía con la publicación de los nuevos datos registrados sobre la afiliación a la Seguridad Social del Ministerio de Empleo que dirige Fátima Bañez, que sirve como indicador del número de trabajadores en activo. Las actuales cifras vienen mejorando cualquier precedente desde que el Estado español entrara en crisis en 2008. Si atendemos a las cifras en términos desestacionalizados, los datos se vuelven incluso más boyantes, con un total de 46.650 personas menos registradas en las oficinas de empleo.
Estos datos suponen el balance más positivo desde comienzos de la crisis. Es el mejor mes de febrero desde 2007 y según los datos del Ministerio de Empleo, nos encontramos ante el mayor descenso en este mes en 14 años, hasta situarse en 4.512.153 personas registradas en las oficinas de empleo.
Pese a ello, si volvemos la vista a los datos en comparación al último trimestre del año pasado, se percibe un descenso de los afiliados a la Seguridad Social, con 103.000 personas desocupadas más que a finales de 2014, esto en parte por la brutal destrucción de empleo que se genera siempre después de las fiestas navideñas. Con lo que los datos recogidos por el Ministerio de Empleo sobre el mes de febrero no llegan a cubrir esta destrucción.
Siguiendo con la retahíla de números y porcentajes, el Ministerio ha destacado además que durante los últimos doce meses, el desempleo se ha reducido en más de 300.000 personas, su mayor descenso interanual desde 1999, con lo que la tasa interanual se ha situado en el 6,24%.
Por otra parte, los datos que reflejan las prestaciones o protecciones a desempleados indican unos mínimos históricos durante el mes de enero de 2015. La tasa de cobertura del sistema cayó al 56,49% en el arranque del año, y hay que retrotraerse a abril de 2003 para encontrar una tasa tan baja.
Siempre según el Ministerio de Empleo, al cierre de enero había 4.512.153 personas registradas en las oficinas de empleo, de las cuales tan solo 2.416.786 se ven beneficiadas con derecho a las prestaciones. El número de beneficiarios supone un descenso respecto al mismo mes del año anterior del 13,8%, ya que en enero de 2014 la tasa de cobertura alcanzaba al 61,39% de los registrados.
Sin duda, esto viene generado por la política de un Gobierno que carga sobre los trabajadores todo el peso de la crisis económica. Por una parte, la entrada en vigor de la Reforma Laboral del PP facilitó el despido “casi gratuito” para los empresarios. Y por otra, la dureza y duración de la crisis está dificultando la reinserción al mercado laboral para miles de trabajadores, con lo cual muchos de ellos han agotado ya las prestaciones.
Sin embargo, aun notándose sobre las cifras una leve mejoría respecto a la desocupación durante los últimos meses, lo que queda en entredicho es la calidad de los puestos de trabajo. En febrero se registraron 1.226.950 contratos, de los que 120.281 fueron de carácter indefinido, el equivalente al 9,8% del total de la contratación, un 23% superior a la de enero del año pasado.
El Gobierno arroja de esta forma unas cifras necesarias para su discurso de una recuperación económica e inminente salida de la crisis, a costa de profundizar en la precariedad laboral y levantando miles de contratos temporales y a tiempo parcial. De todo ello, el sector que sale más perjudicado sigue siendo la juventud trabajadora, con una tasa de desocupación que supera el 50%, y llegándose a registrar contratos laborales de una hora de duración.
Como vemos, por muchos números y porcentajes, los cifras nunca mienten. Y por supuesto, no llegan ni por asomo a ponderar ese discurso de salida de la crisis, como se viene pregonando a los cuatro vientos desde finales de 2014 por parte del Gobierno de Mariano Rajoy.
El alcance del engaño de ese discurso lo demuestra las reacciones de la oposición en el Parlamento durante el Debate del estado de la Nación que se celebró a finales de febrero, pero sobre todo lo demuestra la gran movilización social en las calles que viene luchando desde hace años contra los ataques del Gobierno y patronal.