En las últimas semanas en el Estado español se vive muy de cerca la crisis de refugiados de la “vieja Europa”. Esta dramática situación no es nueva para miles de españoles que han sido refugiados hace más de 81 años.
Miles de sirios huyen de una guerra civil de varios años, por mar y tierra, jugándose la vida. A todo el mundo estremeció la imagen del bebé muerto en la playa o las escenas y testimonios de familias enteras recorriendo miles de kilómetros o intentando subir a los pocos trenes, hacinados y llenos, disponibles para llegar al “sueño dorado” de Alemania.
Para la mayoría de la gente, de todos nosotros son escenas extrañas, no vistas, no vividas, escenas que pensábamos no ver nunca, o que solo recordábamos de algún viejo reportaje o película que hayamos visto sobre el “Holocausto Judío” perpetrado por los Nazis en la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo para unas pocas personas, ya ancianas, con más de 80 años, estas escenas ni le son extrañas, ni mucho menos ajenas. Son escenas ya vividas por ellos hace más de 81 años en un lejano año 1939.
Exilio Republicano tras la Guerra Civil
Ya desde 1938, cuando la derrota de la II República Española se venía inevitable tras la victoria franquista en la sangrienta Batalla del Ebro de las tropas fascistas el 1 de Enero de 1939, —aunque de forma masiva tras la entrada en Barcelona, cuna y epicentro de la Revolución Española—, miles de familias enteras, soldados y dirigentes políticos, pertenecientes al bando republicano, fueron cruzando los Pirineos a la vecina Francia.
Se calcula que en ese duro invierno entre Enero y Marzo, cruzaron la frontera, por los pasos fronterizos de la Junquera, Portbou, Le Perthus, Cerbère y Bourg-Madame alrededor de 465.000 personas. Las fotografías que se conservan de la época y los testimonios recogidos hablan de escenas de auténtica agonía. Niños que no podían atravesar los puertos nevados, familias que tenían que dejar lo poco que tenían por no poder transportarlo, mutilados y heridos de la guerra sin poder andar casi con las muletas y otras muchas más situaciones, todas ellas llenas de sufrimiento y dolor.
Ante esta masiva repentina llegada de refugiados, se dio una situación parecida, a la que vemos hoy en día. Los habitantes de las localidades francesas a las que llegaban los refugiados, Perpiñan, Argeles, Elna, Colliure, etc., los acogieron con gran afecto y fueron numerosas las colectas y los cientos de vecino que fueron a ayudar a los españoles.
Sin embargo, el gobierno francés del Frente Popular, misma coalición política que gobernaba en la derrotada república española que ya había negado durante la guerra civil toda ayuda militar, tuvo una actitud totalmente reaccionaria. El derechista Édouard Daladier, presidente de la República, inició una campaña en los medios de comunicación, de odio y rechazo contra estos “peligrosos españoles” que empezó a hacer mella en la población y finalmente decidió encerrar a estos refugiados, en los infames “Campos de Concentración de las playas».
Campos de Concentración o Internamiento
Cerca de 550.000 españoles fueron encerrados en estos campos. Al principio los encerraban en los campos de las playas. Argelès-sur-Mer, Saint-Cyprien y Barcarès, son hoy en día apacibles playas, pero durante varios años fueron objeto de hacinamiento, hambre, miseria, represión, violaciones y toda clase de vejaciones sufridos por miles de hombre, mujeres y niños, que sufrían los rigores del sol por el día, y el frío de la noche, sin ningún tipo de abrigo, con la violencia ejercida, sufrida especialmente por las mujeres, por los famosos guardias venidos del Senegal francés. Las muertes eran constantes por las nulas condiciones higiénicas, que hacía que gran número de mujeres murieran al dar a luz en la playa, el hambre, enfermedad y el sol.
Poco después, para supuestamente mejorar las condiciones de los internos de los campos, el gobierno creó en el interior los campos de Gurs, Rivesaltes y otros de menor tamaño. Aquí aunque no estaban al raso, ya que tenían barracones para dormir, las condiciones de vida de los refugiados no mejoraron gran cosa.
Todos estos campos fueron utilizados tras la capitulación francesa frente a Hitler en agosto de 1940, por el gobierno colaboracionista del Mariscal Pétain y posteriormente por los propios alemanes, para internar aquí a judíos, gitanos, soviéticos y enemigos políticos.
A su vez muchas mujeres y niños fueron devueltos a Franco y los hombres fueron obligados a combatir o trabajar, aunque muchos lo hicieron por propia voluntad para seguir combatiendo el nazismo igual que habían combatido el fascismo en España.
Muchos de estos hombres murieron y miles de ellos, ante la indiferencia de Franco que le dijo a Hitler en persona, “Fuera de España no hay españoles”, acabaron en los campos de exterminio nazis, la mayoría de ellos en el campo de Mauthausen (Austria) donde murieron 4.769 españoles.
Otros lugares de exilio español
Aunque Francia fue el lugar mayoritario de llegada del exilio republicano también hubo otros lugares de acogida de los refugiados españoles. Uno de ellos fue Méjico, donde el gobierno del General Cárdenas, deicidio acoger a más de 20.000 españoles, muchos de ellos pertenecientes a la intelectualidad española. Otros casos fueron el de Chile a donde llegaron más de 2200 españoles en el barco Winnipeg, fletado por el poeta Pablo Neruda. Finalmente no nos podemos olvidar de los llamados “niños de la guerra” , niños separadas de sus padres en 1937, para huir del horror de la guerra, que fueron llevados fundamentalmente a la Unión Soviética, más de 3000 niños.
Respuesta actual a la llegada de refugiados
Actualmente, hay mucha gente en el Estado Español que sabe lo que es ser un refugiado y que ha vivido situaciones como las que vemos diariamente. Hay miles de hijos o nietos que saben lo que es ser extranjero en otros país, que saben lo que es nacer y vivir fuera de su país de origen por no poder volver a él.
Como decía recientemente una anciana entre lágrimas en un reportaje en televisión, ella fue una Siria más, ella vivió los trenes hacinados, el cierre de fronteras, el rechazo de los gobiernos, la incomprensión de parte de la sociedad, la acusación de ser un elemento peligroso, es decir, todo lo que están viviendo hoy en día los miles de sirios que recurren desesperadamente a Europa, de país en país, buscando un lugar donde poder hacer algo tan sencillo, pero para ellos tan complicado como vivir.
Por tanto, porque “nosotros” fuimos hace muy poco “sirios”, se hace tan insoportable y repugnante la actitud actual del gobierno español y del resto de partidos políticos.
El gobierno del PP, heredero político directo (con nombres y apellidos) de la dictadura franquista que provocó el éxodo de refugiados españoles, juega con las cifras, al igual que el resto de gobiernos europeos.
Como si de un regateo en un zoco fuera, sin tener en cuenta el drama de estas miles de personas. Además, como hicieron los derechistas franceses en el 39 con los españoles, los acusa de terroristas y de no poder acogerlos.