Este martes Grecia aseguró una prórroga de cuatro meses de su rescate financiero. La Troika dio el visto bueno al “plan de reformas” propuesto por el gobierno griego. Tsipras consideró la negociación un “paso en la dirección correcta”, pero en realidad es un retroceso de sus promesas electorales. Las críticas internas se acrecientan y la necesidad de retomar la senda de la movilización popular se vuelve una necesidad imperiosa para el pueblo griego.
El gobierno griego tenía que presentar el lunes una lista de las reformas que va a implementar en los próximos meses, en el marco del plan de rescate con las “Instituciones” (FMI, BCE y CE) que se prorrogó el viernes pasado.
Alexis Tsipras intentó mostrar como un “triunfo” el acuerdo alcanzado el pasado viernes, que le permite ganar algo de tiempo, pero todas las medidas de su gobierno serán supervisadas por las instituciones de laTroika, condicionando las promesas electorales de Syriza.
«Queremos que esta lista sea aceptada por nuestros socios. Por eso hay consultas y discusiones con los socios, para que haya una solución mutuamente beneficiosa», indicó este lunes el portavoz del Gobierno, Gabriel Sakellaridis. «Por encima de todo, serán reformas socialmente justas dirigidas a reprimir la evasión fiscal y la corrupción».
Según fuentes del gobierno de Grecia, la lista incluirá medidas del Programa de Salónica, que presentó Syriza en la campaña electoral. Estas serían iniciativas para combatir la «crisis humanitaria”, con electricidad gratuita y cupones de alimentos para 300.000 hogares que viven por debajo del umbral de la pobreza, y el acceso a la sanidad pública gratuita para todos los ciudadanos. También aseguraron que priorizarán medidas contra el fraude fiscal y la corrupción, y reformas de la administración pública.
Christine Lagarde, la directora del FMI, mantuvo este lunes la presión sobre Grecia, asegurando que el compromiso alcanzado la pasada semana permitirá ampliar la ayuda financiera a cambio de «reformas profundas». Lagarde señaló que el objetivo fundamental del acuerdo «es mantener la estabilidad y fomentar el crecimiento».
«No se trata de austeridad o nada», dijo Lagarde, sin explicitar cuáles son las exigencias concretas que le están haciendo al gobierno de Tsipras.
Una vez presentadas las medidas, el Eurogrupo las evaluará para continuar con el plan de rescate, y en el mes de abril decidirán si desembolsan los fondos pendientes del rescate (1.800 millones de euros de la eurozona y 1.900 millones del BCE).
Críticas y malestar dentro de Syriza
Pero si las “negociaciones” ya de por sí vienen siendo durísimas para el gobierno de Tsipras, el acuerdo con el Eurogrupo ha desatado una sucesión de críticas dentro de las propias filas del partido gobernante, Syriza.
Cinco destacados miembros de Syriza, entre los que figuran el ministro de Reconstrucción Productiva, Medio Ambiente y Energía, Panayotis Lafazanis, y el veterano militante comunista y eurodiputado, Manolis Glezos, han expresado duras críticas tras el acuerdo.
El ministro Lafazanis, aseguró en una entrevista a un diario local: “No podemos permitir que se castigue la voluntad popular y el programa electoral; la troika y los rescates son ya pasado y no hay que reconstruirlos”.
Lafazanis, integrante del sector mayoritario de la “Plataforma de Izquierda” de Syriza –una coalición que cuenta con el 30% de la representación dentro del partido-, suele ser una nota discordante dentro del Ejecutivo.
Según informes de la prensa griega, otros sectores del partido con menos peso en el Ejecutivo o los órganos de dirección, ya piden la cabeza de Tsipras por «rendirse» ante la Troika.
Sin embargo, la crítica más dura provino del eurodiputado de Syriza e histórico militante comunista, Manolis Glezos. Este nonagenario militante, un verdadero héroe de la izquierda griega, que enfrentó a la ocupación nazi y a los 18 años descolgó la bandera nazi de la Acrópolis, llamó este domingo a los simpatizantes de Syriza a manifestarse contra el pacto con el Eurogrupo.
“Renombrar a la Troika como ‘instituciones’, al memorándum como ‘acuerdo’, y a los prestamistas como ‘socios’ (…) no cambia la situación anterior”, escribió Glezos en un artículo publicado en el sitio web del “movimiento Ciudadanos Activos”, que integra Syriza y del cual Glezos es el principal referente.
Glezos pidió a «todos los miembros y simpatizantes» de Syriza que decidan «en reuniones extraordinarias en todos los niveles de la organización» si aceptan la decisión del Ejecutivo.
El emblemático dirigente subrayó que ha pasado un mes desde las elecciones y aún no se ha hecho realidad la promesa de Syriza «de abolir la ’troika’ y el programa de rescate».
En su artículo, Glezos se disculpó “ante los votantes de Syriza por haber participado en esta ilusión” de cambio y les instó a reaccionar «antes de que sea demasiado tarde».
Desde el entorno del primer ministro y líder de Syriza, Alexis Tsipras, fuentes “desautorizaron” a Glezos porque «no tiene una idea clara acerca de las duras negociaciones» en las que está inmerso el Gobierno griego con “los socios” europeos.
Pero a las críticas del veterano eurodiputado, se sumaron más tarde otros diputados y seguidores de la izquierda, como el célebre compositor Mikis Theodorakis.
En su blog, Theodorakis emplazó al Gobierno de Syriza a decir «oxi» (no, en griego) al «nein» (no, en alemán) del ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, en alusión al rechazo radical de Berlín a las propuestas griegas. Según Theodorakis, solo con un rechazo de Grecia a la línea de Berlín, Grecia puede recuperar su soberanía nacional.
A pesar de las críticas, la mayoría del pueblo griego parece hasta ahora apoyar al Gobierno. Una encuesta realizada entre el 12 y el 17 de febrero, en plena negociación con el Eurogrupo, arrojaba un apoyo del 80%.
Solidaridad internacional
Aunque Tsipras declaró como una victoria el acuerdo del viernes, la “troika” (Comisión Europea, BCE y FMI) impuso hasta el final el chantaje al gobierno griego, que terminó aceptando una extensión del programa de rescate que había prometido finalizar.
La aceptación de las condiciones impuestas por la Troika sólo puede llevar a mayores penurias al pueblo trabajador griego, sobre quien pesan todos los costos de una deuda impagable, que asciende a los 315.000 millones de euros y representa el 175% del PBI, fue generada por los capitalistas griegos y los banqueros europeos. La anulación de la deuda griega es la única salida para que la crisis no la sigan pagando los trabajadores y el pueblo griegos.
Sin comprometer ningún apoyo a la política implementada por Tsipras, Varoufakis y la mayoría del Ejecutivo griego, la solidaridad internacional con los trabajadores y el pueblo griego es hoy indispensable para derrotar a la Troika. Porque como decía un cartel en una manifestación en Madrid hace pocos días, “Si pierde Grecia, después vendrán a por nosotros”.