El expresidente español Felipe González llegó este lunes a Caracas, para sumarse a la defensa de los opositores Leopoldo López y Antonio Ledezma. Maduro repudió su visita y el intervencionismo español.
La llegada de Felipe Gonzalez a Venezuela, que se viene preparando hace meses, tuvo gran repercusión. Desde el gobierno venezolano repudiaron su visita, que consideran una intromisión española en la política del país.
A pesar de los rumores que habían circulado sobre la posibilidad de que se le prohibiera el ingreso, Gonzalez entró sin problemas. A su llegada, después de ser recibido por los medios de comunicación, González se reunió con la esposa de Ledezma, Mitzy Capriles; la madre de López, Antonieta Mendoza, y el embajador de España en Venezuela, Antonio Pérez Hernández.
Más tarde González visitó a Ledezma, en arresto domiciliario, con quien tuvo un encuentro «muy grato», según dijo. Ledezma está acusado de conspirar para un nuevo golpe de Estado. En 2002 Ledezma ya había sido una de las piezas claves del golpe de abril contra Chavez.
«Finalmente con autorización hicimos el encuentro, muy grato, muy cordial, y hablamos de las preocupaciones que tienen todos y lo fundamental, creo que es lo más destacable, es que (…) creemos que en Venezuela falta diálogo para resolver los problemas», fueron las palabras de González al terminar la reunión.
González viene intentando sumarse como abogado a la defensa de López y Ledezma, pero no ha conseguido la autorización de las autoridades venezolanas.
La llegada de Gonzalez fue respondida desde el chavismo con una campaña de repudio. Desde el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) llamaron concentraciones con las consignas «Venezuela se respeta» y «Felipe fuera de aquí».
Maduro respondió repudiando el intervencionismo español en la política de Venezuela y denunció al “eje Bogotá-Madrid-Miami” que manda “personajes para legitimar su guerra contra Venezuela”.
Felipe Gonzalez, expresidente español, ha transformado en su “causa” el enfrentamiento con el régimen de Maduro en Venezuela, presentándose como un defensor de “la democracia y la libertad.” Para esto cuenta con el aval del gobierno español, como se muestra en el hecho de que durante su visita se hospedará en la residencia del embajador de España y que se mueve por Caracas escoltado por miembros de la seguridad de la Embajada (junto a funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN) y de la Policía Nacional Bolivariana), como si de un enviado oficial del Estado español se tratara.
Otro expresidente español que comparte con Gonzalez su “cruzada” contra el gobierno de Venezuela es Aznar, ex presidente por el conservador Partido Popular.
El currículum de ambos personajes, “adalides de la democracia”, habla por sí solo. Aznar fue el responsable de la participación española en la guerra de Irak junto a Bush, y líder de un partido fundado por franquistas. Gonzalez, el artífice de los grupos paramilitares “GAL”, fuerza de represión paraestatal contra la izquierda vasca durante su gobierno.
La llegada de Gonzalez a Caracas es parte de una política imperialista de “cercar” al gobierno de Maduro y presionar para una salida conservadora y por derecha frente a su crisis.
El cinismo de Gonzalez se muestra en la elección de su viaje. El expresidente viajó a Venezuela para “defender la democracia”, pero no lo hace ni a México ni a Egipto, aliados diplomáticos de España. Parece que ni las elecciones fraudulentas mexicanas, impuestas en medio de la represión estatal, ni la dictadura de Al Sisi en Egipto despiertan tantos sentimientos democráticos en Felipe como lo hace Venezuela.
El pueblo de Venezuela, agobiado por una crisis económica que cada vez más se profundiza más, no tiene nada ningún interés común con estos personajes, lobistas de las políticas imperialistas en América Latina.
La lucha contra el cercenamiento de las libertades democráticas en Venezuela por parte del gobierno, contra la criminalización de las luchas obreras y para que la crisis no se siga descargando sobre el pueblo pobre, solo puede ser encarada por los trabajadores y el pueblo venezolano de forma completamente independiente, tanto de la oposición derechista y pro imperialista como del gobierno de Maduro.
Podemos y Venezuela
En mes de febrero, los eurodiputados de Podemos votaron con el bloque de la izquierda europea en contra de la declaración del europarlamento -promocionada por el PP- que cínicamente exigía la libertad de los opositores en Venezuela. En ese momento lo consideraron como parte de una política intervencionista.
Sin embargo, los líderes de Podemos fueron cambiando su posición con la cercanía de las elecciones del 24M, buscando alejarse de la acusación de “chavistas” que hacía la derecha en los medios. En otro de los giros pragmáticos a los que acostumbra Pablo Iglesias, terminaron apoyando la “misión” de Felipe Gonzalez a Venezuela.
Hace unos días, Carolina Bescansa de Podemos dijo que esperaba que la visita de Gonzales a Caracas «sea útil para clarificar la situación y dilucidar cualquier injusticia que se pueda estar produciendo en el ámbito nacional e internacional».
Mientras un gran sector de la izquierda europea repudia este tipo de intervencionismo, pero desde una posición completamente acrítica con el gobierno de Maduro, Podemos ahora se alinea con la política imperialista bajo la mascarada de “defensa de la democracia”.