Después del contundente triunfo del NO, el lunes comenzaron los acuerdos y negociaciones del gobierno con los defensores del SI. La renuncia de Varoufakis y otros gestos de conciliación. El BCE asfixia a los bancos griegos.
El día después de la fuerte victoria del NO se sucedieron las novedades políticas. Por la mañana se conoció la renuncia de Varoufakis. “Minister no more!” (¡No soy más ministro!), anunció desde su blog.
«Es esencial que el gran capital otorgado a nuestro gobierno por el espléndido voto NO sea invertido en un SI a una solución apropiada, un acuerdo que incluya reestructuración de la deuda, menos austeridad, una redistribución a favor de los más necesitados y reformas reales».
La renuncia de Varoufaksis como ministro de finanzas y su reemplazo por Tsakalotos fue el primer gesto del día de conciliación hacia la Troika, pocas horas después de su derrota en las urnas. Tsakalotos venía siendo el encargado de las negociaciones desde fines de abril, cuando Tsipras decidió que Varoufakis tuviera un perfil más bajo para no irritar a la Troika.
La segunda novedad política del día fue la reunión de Tsipras, durante siete horas, con todos los partidos de la oposición parlamentaria griega (a excepción de Aurora Dorada que no fue invitado).
Tras la reunión, los líderes de los partidos conservador (Nueva Democracia), socialdemócrata (Pasok), de centro liberal (To Potami) y nacionalista (Griegos Independientes), publicaron un comunicado conjunto en el que trazaron las líneas centrales que consideran que debe contener un posible acuerdo.
«El veredicto reciente del pueblo no constituye un mandato de ruptura, sino un mandato para continuar e intensificar el esfuerzo para lograr un acuerdo con una financiación sostenible», recoge el documento que pide al Ejecutivo continuar con las conversaciones.
El documento fue acordado por los dirigentes de los cuatro partidos de la oposición y por Tsipras, mientras que el Partido comunista (KKE) se negó a firmarlo.
El texto señala una serie de puntos básicos que debería incluir un futuro acuerdo con la Troika, como las necesidades de financiación, reformas fiscales y medidas que no provoquen más recesión. Además, los líderes políticos piden un «programa de crecimiento potente que sirva para reducir el desempleo y que promocione la actividad de las empresas», y reclama un “debate a fondo” sobre la deuda griega.
A su vez, Tsipras se compromete a informar al resto de los dirigentes políticos sobre los resultados de la cumbre europea que se celebrará mañana en Bruselas y, «en general, sobre el progreso de las negociaciones».
Todos los dirigentes de la oposición dijeron que le daban a Tsipras “un mandato para negociar”. El nuevo líder de Nueva Democracia tras la renuncia de Samarás, Vangelis Meimarakis, valoró que «el proyecto de acuerdo tiene todas las características que queremos».
La reunión y el comunicado conjunto con los partidos que salieron derrotados en las urnas el domingo fueron una gran operación de “unidad nacional”, que Tsipras había anunciado ya la noche anterior, al decir que no debía haber “ni vencedores ni vencidos”. De este modo busca transformar la fuerza del NO, en un SI a un acuerdo de “austeridad moderada”, haciendo importantes concesiones a los que terminaron derrotados en el referéndum.
Merkel y Hollande abren las puertas a una negociación
Por la tarde se reunieron Merkel Y Hollande en el Palacio del Eliseo para preparar la reunión del Eurogrupo del martes.
«No queda mucho tiempo. Hay urgencia tanto para Grecia como para Europa», aseguró Hollande. «La puerta sigue abierta a las discusiones, y por eso los jefes de Estado y de Gobierno de la zona euro se reúnen mañana», dijo Merkel, quien a su vez sostuvo que las condiciones para un nuevo programa «todavía no se han reunido».
«Es urgente que tengamos propuestas precisas para poder encontrar una salida a la situación», agregó la canciller alemana.
Más frío se mostró el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem. «Los griegos quieren quedarse en la eurozona. Esa es también mi meta. Pero vamos a ver si lo conseguimos».
Después de una semana de campaña muy intensa por el voto SI, agitando el fantasma del Grexit para atemorizar a los griegos, los principales líderes de la Unión Europea tuvieron que procesar un resultado contundente en su contra.
El vicepresidente de la Comisión Europea (CE) para el Euro, Valdis Dombrovskis, dijo que el Eurogrupo «respetaba» el resultado del voto, pero al mismo tiempo advirtió de que ese resultado «aumenta la distancia» entre Grecia y los demás integrantes del Eurogrupo y “complica las negociaciones”.
Otros mandatarios se pronunciaron en igual sentido. El ministro español, De Guindos, aseguró que “España está abierta” para negociar un tercer rescate para Grecia, y que no veía que Grecia fuera a dejar el Euro.
Las declaraciones más duras vinieron del vicecanciller y ministro de Economía de Alemania, el socialdemócrata Sigmar Gabriel, quien dijo que «a la fiesta de anoche seguirá un duro despertar» y que la situación económica helena empeorará de tal manera que será preciso dar al país “ayuda humanitaria”.
En una reunión de los ministros de Economía y Finanzas de la zona del euro Eurogrupo, se analizará este martes el escenario abierto después del triunfo del NO en el referéndum y los ministros recibirán las nuevas propuestas del Gobierno griego.
Tras el encuentro, está convocada una cumbre extraordinaria entre los jefes de Estado y de Gobierno de la zona euro, a la que también están invitados los presidentes del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, y del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi.
Tsipras llega a la cumbre fortalecido por el triunfo del NO, pero dispuesto a transformarlo en un SI para un nuevo rescate, que le permita obtener financiación a cambio medidas de ajuste. Así lo había anunciado en una carta a los integrantes del Eurogrupo que se conoció días atrás.
A su vez, el BCE mantiene su “espada de Damocles” sobre la economía griega, asfixiando a los bancos griegos con la falta de liquidez. El gobierno pidió el lunes que se mantenga la liquidez “por unos días” mientras se negociaba. El BCE decidió mantener el monto de la financiación, pero al mismo tiempo aumentó los requisitos de las garantías y avales de parte de los bancos, lo que dificulta aún más su financiación. Con esta medida es muy difícil que el gobierno pueda suspender el corralito de forma inmediata, como había prometido.
El BCE sigue “apretando la soga” sobre el pueblo griego mientras la Troika intentará ganar en la mesa de negociación lo que fue rechazado en las urnas.