En el marco de la llegada masiva de inmigrantes que buscan cruzar el Eurotunnel para llegar a Inglaterra desde el puerto de Calais, David Cameron promete defender a su país de la “plaga” inmigratoria, mientras la prensa británica se hace eco de la agenda de la extrema derecha y pide a gritos que envíen al ejército. Postales de racismo imperialista.

El premier británico estaba de visita oficial en Vietnam, otrora colonia francesa. Lo acompañaban 30 representantes de grande grupos empresarios, muchos de los cuales son los responsables de una extraordinaria inversión directa de 2.900 millones de euros del imperialismo británico en ese país.

Pero ese tema ahora no viene a cuento. El hecho es que desde allí Cameron declaró cómo se propone el gobierno británico abordar la llamada “crisis migratoria” de Calais: terminar con ella como si fuera una plaga.

«Esto nos pone a prueba, lo acepto, porque tienes una plaga de inmigrantes que llega a través del Mediterráneo buscando una vida mejor, deseando venir al Reino Unido porque el Reino Unido tiene mejores trabajos, una economía en crecimiento, y es un lugar increíble para vivir», dijo el conservador primer ministro, para advertir a continuación que los inmigrantes que pretenden cruzar el Eurotunnel «no encontrarán refugio» en el Reino Unido, porque los van a deportar.

Las declaraciones de Cameron, pronunciadas pocos días después de la muerte de un joven inmigrante de origen sudanés, atropellado por un camión de varias toneladas en la entrada del Eurotunnel, provocaron la indignación de organizaciones humanitarias y la “oposición” laborista en el Reino Unido.

El Consejo de refugiados del Reino Unido se despachó contra el jefe del Gobierno por utilizar “un lenguaje horrible, irresponsable y deshumanizador para un líder mundial”. Algo similar dijo la líder del Partido Laborista en funciones, Harriet Harman, quien espetó al premier que los inmigrantes “no son insectos” y le acusó de querer “causar divisiones y enfrentar a la gente”.

Pero estas han sido las voces débiles de la jornada. Porque la principal audiencia se la han llevado los conservadores, la derecha xenófoba de UKIP y el mainstrem mediático londinense.

El líder del eurófobo, xenófobo y ultraderechista UKIP, Nigel Farage, pidió al Gobierno que envíe al Ejército a resolver el problema y abrir el camino para que los británicos que intentan cruzar a Francia puedan irse tranquilos de vacaciones. Y hasta se dio el lujo de correr “por derecha” a Cameron, diciendo que ha usado lenguaje agresivo para «parecer duro», pero que no tiene lo que hay que tener para resolver la situación.

La prensa británica amarilla (y no tanto), se encargó de transformar las declaraciones de Farage en campaña política nacional, destilando un odio racista que nada tiene que envidiar a la tradición colonialista británica de los siglos XVIII y XIX.

Como fieles seguidores de Thomas Hobbes, The Daily Mail, The Sun, el Daily Star, el Daily Express, entre otros, se encargaron de dar un incontrovertido mensaje de que a la plaga hay que liquidarla con los tanques en la calle: “Send the Army” («Enviad al Ejército») titularon en catástrofe en las portadas del jueves.

Sólo desde el mes de junio han muerto nueve inmigrantes en el Eurotunnel intentando llegar a Inglaterra. El último murió el lunes.

Según fuentes oficiales de Francia y de la empresa que tiene la concesión del Eurotunnel, cerca de 40.000 fueron interceptados en el mismo lugar, la entrada al del lado francés, en el puerto de Calais.

A uno y otro lado del túnel ya se han reforzado las “medidas de seguridad”. Especialmente del lado británico, donde el gobierno invertirá 7 millones de libras (unos 10 millones de euros) en medidas de protección para camiones con destino al Reino Unido y la instalación de una nueva valla de seguridad. Medidas frenéticas para frenar el “aluvión zoológico” (para usar una expresión de la reaccionaria oligarquía argentina, tan influenciada y cipaya del imperialismo británico, contra los obreros y pobres que llegaban a las ciudades en la década de los ’30 y ’40) de inmigrantes que osan pisar los dominios de la Reina Isabel II.

Son miles de almas miserables. Inmigrantes, en su mayoría hombres y jóvenes, provenientes de África y Oriente Medio, obligados a abandonar sus países huyendo del hambre, la destrucción, la persecución y la muerte.

Su camino hasta allí son verdaderas rutas de la muerte, a merced de traficantes, a bordo de precarios navíos que permanentemente siembran las aguas del mediterráneo con cientos de muertos. Todo para llegar a Europa y seguir sufriendo la persecución, el encarcelamiento en los CIEs, la discriminación racista. Con suerte, algunos miles de ellos logran llegar a instalarse en los precarios campamentos a la vera del Eurotunnel, esperando su oportunidad, jugándose la vida por un futuro que aparenta ser más esperanzador que el infierno que dejaron detrás.

La propaganda británica antiinmigración, defendiendo que el Reino Unido es una “economía en crecimiento” y “un lugar increíble para vivir” que quiere ser infestado por inmigrantes -una ilusión, dicho sea de paso, para una economía con un paro creciente y ataques sistemáticos a la sanidad y la educación públicas-, es una manifestación obscena del cinismo imperialista británico.

Los inmigrantes que buscan cruzar el Eurotunnel por todos los medios, incluso arriesgando su vida, escapan de la decadencia que en sus propios países fue generada por la opresión imperialista.

En un mecanismo perverso, las grandes potencias imperialistas como el Reino Unido expoliaron durante cientos de años al continente africano (como a vastas regiones y países de Asia, América y Oriente Medio), financiando dictaduras y regímenes reaccionarios de todo tipo, depredando sus recursos naturales y destruyendo el ambiente, generando guerras y masacres para succionar la savia vital de esas naciones y pueblos oprimidos, condenando a millones a la miseria y la muerte… o el éxodo en busca de un mejor destino.

La verdadera “plaga” de África y los pueblos oprimidos del mundo ha sido el imperialismo. Las riquezas del Reino Unido, Francia y las potencias occidentales, fueron expropiadas históricamente a estos pueblos. Pero no sólo históricamente. Esta realidad sigue siendo hoy tan patente como en tiempos de Cecil Rodhes, el magnate imperialista británico que hasta fundó un “país” (cuyo territorio está actualmente dividido entre Zambia y Zimbabue) que por décadas llevó su nombre.

Desde 2011, el Reino Unido es el principal aliado de los bombardeos norteamericanos en la Península Arábiga y el Norte de África, en Etiopía, en Djibouti, Somalia, Sudán del Sur, la República Centroafricana y la República Democrática del Congo. El ejército británico ocupa actualmente el sur de Sudán, en el marco de una sangrienta guerra civil entre el gobierno local y siete milicias. El gobierno francés no se queda atrás: Francia es el país que los ataques militares más coordinadas en África en los últimos años, la participación en las redadas en Mali, en Níger, la República Centroafricana, Chad, Somalia y Sudán.

Los millones de miserables que hoy huyen de la devastación generada por las potencias europeas en sus propios países, son los que Cameron, la derecha xenófoba y su prensa adicta llaman “plaga” y proponen liquidar enviando al Ejército.

En el marco de la crisis capitalista internacional y las crecientes tensiones interestatales, la llamada “crisis migratoria” está hoy en el centro de los debates de la Europa del capital. No podía ser de otro modo. Las migraciones forzadas han sido paridas por el capitalismo desde sus inicios.

El desarrollo de un amplio movimiento en defensa del derecho de los inmigrantes, por terminar con las leyes anti-inmigratorias, la represión, los CIEs, la xenofobia y la islamofobia, es una bandera que urgentemente debe tomar la clase trabajadora nativa de los países de Europa y de todo el mundo.

Publicado por Diego Lotito

Diego Lotito | @diegolotito :: Madrid

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