El viernes, veinticinco diputados de Syriza anunciaron el lanzamiento de un nuevo partido político: Unidad Popular. Proponen un “frente antiausteridad” y salir del euro. Una nueva ilusión reformista.
Este verano se vivió con vértigo en Grecia. A mediados de Julio, Tsipras marcó la hora final de Syriza como “partido anti austeridad” firmando el brutal pacto de coloniaje, conocido como el “tercer rescate”. Tsipras se convirtió en el nuevo aplicador de las políticas neoliberales de la Troika contra el pueblo Griego. Recorrió la trágica historia del reformismo, como “médico de cabecera” del capital, en un fugaz acto que duró seis meses.
Las lecciones de la histórica capitulación de Syriza, presentada hasta hace poco por muchas organizaciones como ejemplo de una “nueva izquierda amplia”, deben permitir una profunda reflexión a miles de trabajadores y jóvenes en todo el mundo.
Ante el estrepitoso fracaso de Syriza y su “gobierno de izquierdas”, los “críticos” de Syriza lanzaron una nueva formación política, Unidad Popular.
Entre los que impulsan el nuevo partido se encuentran Kostas Ysichos, ex número dos del ministerio de defensa; Dimitris Stratulis, ex ministro de seguridad social; el economista Kostas Lapavitsas; y su principal vocero, Panagiotis Lafazanis.
El lanzamiento de “Unidad Popular” llega un mes después de la firma del “tercer rescate”, bajo la presión de la convocatoria a elecciones anticipadas. Tsipras busca una mayor estabilidad para su gobierno, depurando al partido de los sectores “críticos”. Pretende también relegitimarse electoralmente antes que las consecuencias del “tercer rescate” se sientan en los bolsillos de la mayoría de la población.
Con este nuevo partido, los ex integrantes de la Plataforma de Izquierda de Syriza buscan “volver” a la “verdadera Syriza” de los últimos años, con un perfil “anti austeridad” y también “anti euro”.
Andar por la misma senda…
Los integrantes de la Plataforma de Izquierda concretaron la semana pasada lo que ya era un hecho, la ruptura de Syriza. Pero la nueva formación política cuenta con el mismo “ADN” reformista que Syriza.
La ruptura del bloque parlamentario y el lanzamiento del nuevo partido se hace con la perspectiva de volver a la “verdadera Syriza”, reivindicando el “Programa de Salónica” y la tradición de Syriza desde su fundación.
Es decir, volver a andar por la misma senda que ha conducido hasta aquí, sin la menor autocrítica sobre su responsabilidad política, habiendo sido parte de la dirección de Syriza y de su gobierno hasta hace pocos días.
La enorme impotencia de la Plataforma de Izquierda de Syriza se mostró de forma aguda en estos meses. Ante las reiteradas concesiones de Tsipras a la Troika, que llevaron a la aprobación del tercer rescate, los “críticos” ni buscaron ni fueron capaces de movilizar una fuerza social que enfrentara los chantajes de la Troika. Apostaron todo a las “maniobras parlamentarias” y las disputas al interior de Syriza. Se mantuvieron en el gobierno hasta último momento. A pesar de que con el pacto Syriza-Anel y los primeros anuncios del gobierno ya se veía lo que se estaba gestando.
Unidad Popular comparte con Syriza una estrategia electoral-parlamentaria, donde la clave está puesta en lograr posiciones en las instituciones, en los marcos del estado capitalista, mientras cumple un papel pasivizador de la movilización social.
Una salida del Euro… para un proyecto burgués nacional
La propuesta más importante de “Unidad Popular”, a diferencia de la política “europeísta” llevada adelante por la dirección de Syriza, es la salida “ordenada” del Euro, defendida por Lafazanis y Lapavitzas.
Esta propuesta, como plantea Paula Bach en una polémica con el economista griego Lapavitsas y en otro artículo que profundiza sobre esta cuestión, forma parte de una opción burguesa, donde la devaluación aparece como una estrategia para la recuperación de la competitividad de la economía, a costa de la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores griegos.
Unidad Popular defiende, al igual que Syriza en sus comienzos, un programa de conciliación de clases para lograr un “pacto social keynesiano” en los marcos del capitalismo, aunque en este caso se trate de un “capitalismo nacional”. Pero ha sido esta estrategia reformista –y no solo el “europeísmo” de Tsipras-, lo que ha llevado al fracaso de la experiencia de Syriza.
Debates de estrategias en la izquierda griega
Los dirigentes de “Unidad Popular” presentan el nuevo partido como la expresión del “NO hasta el final”, como respuesta a las aspiraciones del 62% que votó NO en el referéndum del 5 de julio. Entonces se expresó un masivo rechazo a la Troika y sus planes de austeridad. Sin embargo, esa expresión electoral fue transformada por Tsipras en un Si al nuevo rescate.
Desde entonces en la izquierda griega se ha abierto un importante debate de estrategias.
El KKE (Partido comunista de Grecia, de tradición estalinista), que tiene una importante influencia en varios sindicatos a través de la corriente sindical PAME, se opone al tercer rescate y al gobierno de Syriza, pero desde una posición autoproclamatoria y sectaria, negándose a desarrollar el frente único obrero con otras organizaciones políticas y sindicales de la izquierda.
Al interior de Antarsya, (coalición de la izquierda anticapitalista griega), un sector mayoritario (ARAN, ARAS y la mayoría de NAR) plantea la posibilidad de confluir con la izquierda de Syriza en un frente político-electoral de tipo reformista “amplio”, mientras una importante minoría (SEK y OKDE-S) sostiene que hay que mantener una perspectiva independiente y un programa anticapitalista.
La relación entre el frente único para la lucha y las coaliciones o frentes electorales; el desarrollo de la movilización obrera y popular en contraposición a una estrategia reformista y parlamentaria; la necesidad de un programa anticapitalista y revolucionario; son algunos de los debates que atraviesan hoy a la izquierda en Grecia.
La “Unidad Popular” que propone la izquierda de Syriza, es un “frente electoral” con un programa reformista, una repetición de la fallida experiencia de Syriza, aunque desde una óptica “anti euro”, soberanista de izquierdas. Una estrategia que en vez de contribuir a la movilización obrera y popular y la lucha por un programa anticapitalista, se convierte en un nuevo obstáculo para la misma.
La lucha contra los planes de la Troika y el gobierno solo podrá desarrollarse “hasta el final” por medio de una masiva unidad obrera y popular, un frente único de las organizaciones obreras y populares que ponga en movimiento la fuerza social de los trabajadores en las calles y cuestione las ganancias capitalistas. Esta es una cuestión estratégica clave para próximo período.