Presidentes de cuatro gremios empresariales firmaron un documento apoyando la restricción de las leyes de asilo y los controles fronterizos. A su vez, quieren aprovechar la llegada masiva de inmigrantes para integrarlos en el mercado laboral bajo condiciones precarias.
El documento fue firmado por el presidente de la Confederación de las Asociaciones Empresariales Alemanes (BDA), Ingo Kramer, que representa a todos los sectores económicos, el de la Confederación de la Industria Alemana (BDI), Ulrich Grillo, de la Cámara alemana de la Industria y el Comercio (DIHK), Eric Schweitzer, y de la Asociación Central del Artesanado Alemán (ZDH), Hans Peter Wollseifer. ¿Quién mejor que ellos para expresar los intereses de la burguesía alemana?
Apoyos a la política racista
El documento establece la separación, ya difundida en los discursos racistas de los políticos burgueses, entre los refugiados “legítimos” y los “ilegítimos” que “a pesar de la situación económica difícil en su patria no tienen posibilidades de acceder al asilo”.
Esta separación arbitraria sirve como principal argumento para las políticas restrictivas contra los refugiados: “Los demandantes de asilo rechazados tienen que ser devueltos lo más rápido posible a sus países de origen y la inmigración económica debe ser impedida por el sistema de asilo”.
De este modo, apoyan las medidas restrictivas y xenófobas tomadas por el gobierno alemán como el restablecimiento del control fronterizo para disminuir fuertemente la cantidad de refugiados que entran a Alemania y las medidas anunciadas por el Ministro del Interior Thomas de Maiziere (CDU) para acelerar el proceso de deportación de los inmigrantes que ya ingresaron. La integración de los países Albania, Kosovo y Montenegro en la lista de los “países de origen seguros” es una medida clave en ese sentido, fuertemente aplaudida por los empresarios.
A nivel europeo, los grandes de la industria alemana apoyan la política alemana del “reparto” de los inmigrantes a todos los países de la UE para “repartir la carga de la acogida y la integración de los demandantes de asilo de manera justa y más rápidamente“, una propuesta que es resistida por los países del este de Europa y los partidos xenófobos y euroescépticos.
Atacar las condiciones de trabajo
La parte más importante del documento, sin embargo, la forma una lista de consejos al gobierno que apuntan a una integración más eficaz y rápida de los inmigrantes al mercado de trabajo. Pero sus intenciones no son ni “humanitarias” ni “solidarias” sino que tienen como objetivo aumentar sus ganancias capitalistas y atacar las condiciones de trabajo de toda la clase trabajadora.
Por eso califican como “muy satisfactoria” la decisión del ejecutivo de anular la prohibición que impedía que los refugiados pudieran trabajar para empresas subcontratistas. También forma parte del debate excluir a los refugiados del recientemente establecido sueldo mínimo.
Estos ataques, que exponen a la sobreexplotación y sueldos miserables a los más vulnerables de la clase trabajadora, fomentan el racismo que divide a la clase obrera y serán utilizado para precarizar las condiciones de trabajo de los obreros “nativos”.
Por eso, toda la clase obrera, nativa o extranjera, tendrá que enfrentar estos ataques racistas, y combinar la lucha por el derecho al trabajo para los refugiados con la lucha contra la precarización laboral. Enfrentar la subcontratación, exigir igual salario por igual sueldo, un sueldo mínimo acorde a la canasta familiar, el reparto del trabajo para todos los trabajadores, ocupados o desocupados, y la disminución de la jornada laboral sin disminución de los salarios.
Su programa y el nuestro
Los empresarios alemanes plantean la necesidad de dar acceso a la educación, formación profesional y de empleo, pero sobre todo el aprendizaje del idioma. Exigen que las guarderías, colegios, terciarios y universidades tengan los recursos y profesores necesarios para poder implementar eso y otras medidas como programas de apoyo para las empresas que emplean o den formación profesional a refugiados. Quieren asegurarse mano de obra preparada y calificada.
Es evidente que ningún programa serio que responda a la crisis migratoria puede ignorar las demandas a acceso irrestricto a los lugares de estudio para los refugiados, para lo cual será necesario emplear miles de nuevos profesores a y entregar mayores recursos destinados a programas sociales, además de ofrecer cursos de alemán gratis para todos. Algo que debe estar financiado por el estado.
Pero los anuncios del Ministro de Finanzas Wolfgang Schäuble (CDU), diciendo que prepara un recorte de 500 millones de Euros, ponen de evidencia que el estado buscará sacar el dinero necesario de los bolsillos del pueblo trabajador. Esto es lo mismo que proponen los empresarios. Quieren que el estado ponga todos los recursos necesarios, pero de la mano de recortes a los gastos públicos y sociales, para que ellos puedan explotar mano de obra barata y calificada.
Para asegurar que no se le quita a la clase trabajadora y los sectores populares con la mano derecha lo que entregaron con la mano izquierda, hay que imponer fuertes impuestos a las ganancias de los empresarios, para que sean ellos los que “pagan” por esta crisis.
El documento apoya además lo aprobado en la última reunión entre el gobierno y los 16 jefes de gobiernos regionales, para que el estado federal se haga cargo de la construcción y apertura de centros de refugiados con espacio para 40.000 inmigrantes. Las grandes empresas de construcción quieren aumentar sus ganancias con estos negocios mientras que exigen “flexibilidad” en cuanto a los requisitos de seguridad.
Hay que impedir el negocio de los grandes capitalistas con los centros de refugiados, verdaderas cárceles a cielo abierto, donde los inmigrantes viven en condiciones completamente inhumanas y amenazados por ataques racistas. El cierre inmediato y absoluto de todos de estos “infiernos” es una medida elemental. Pero hay que ir por más: los refugiados necesitan el acceso a derechos democráticos, como el tránsito libre y poder arrendar un departamento. Pero esto solo sería posible mediante un gran plan de construcción de vivienda social, que no sea pagado por el pueblo trabajador sino cuestionando la fortuna de los grandes empresarios constructores.
Otro punto importante del documento es el apoyo al envío de 400 millones de Euros a los países vecinos de Siria. Allí está el número más importante de refugiados, con millones viviendo en ciudades precarias, falta de alimentos y recursos básicos.
Además, se refieren al compromiso de aumentar los fondos para “ayuda al desarrollo” hacia países de origen de los refugiados. Es evidente, como demuestra la historia de la política exterior y su “ayuda al desarrollo”, que esta política tiene como objetivo fortalecer la presencia del capital alemán, y por ende la dominación y el expolio imperialista. Alemania es el tercer exportador de armas más grande en el mundo y tiene un interés material en los conflictos y guerras en todo el mundo.
Solo un programa antiimperialista y anticapitalista puede resolver las razones profundas de la migración masiva, inherente al capitalismo. El fin del envío de armas, de todas las intervenciones militares y la expropiación sin pago bajo control de los trabajadores de las multinacionales imperialistas forman parte de esta perspectiva a largo plazo.
La clase trabajadora y sus organizaciones son la única fuerza capaz de liderar un proceso de este tipo. Pero los sindicatos están dirigidos por burócratas millonarios y nacionalistas, que incluso impiden que los refugiados se puedan organizar junto con sus hermanos de clase “nativos”.
Construir una corriente de base, clasista y combativa, que luche por una perspectiva de clase e internacionalista contra la burocracia de los sindicatos, para que los trabajadores tomen la lucha de los refugiados en sus propios manos, es un desafío.