Los gobiernos europeos imperialistas debaten cómo enfrentar las crisis migratoria para continuar “blindando” las reaccionarias fronteras nacionales, bajo el discurso de los «derechos humanos universales» y la defensa de los «valores europeos».
Todos los días mueren por mar y por tierra cientos de refugiados e inmigrantes tras una crisis migratoria sin precedentes. Imágenes como la de los 71 refugiados muertos, encontrados un camión en el este de Austria proveniente de Hungría, ya son terriblemente habituales.
Después de este gran drama, este lunes Austria inició una dura operación en las carreteras que conectan con Hungría, mientras cientos de refugiados llegaban en tren después de que las autoridades húngaras les permitieran subir a los convoyes rumbo a este país y Alemania; lo que generó filas kilométricas en la principal autopista entre Budapest y Viena.
Mientras tanto, el discurso de los gobiernos europeos imperialistas sorprenden en cinismo e hipocresía. Merkel dijo que si la UE fracasa en su intento de dar respuesta a la crisis de los refugiados, los Veintiocho corren el riesgo de «romper el vínculo» que une a Europa con los «derechos humanos universales».
En su habitual rueda de prensa de verano, anunció un nuevo plan conjunto entre Alemania y Francia sobre el «reparto de refugiados por cuotas» entre los países de la Unión Europea (UE). Este plan, que Merkel considera «un reparto justo, teniendo en cuenta el volumen de la población de cada país y su fortaleza económica», será presentado en los próximos días.
Sin embargo, este “reparto” es parte de la reaccionaria política migratoria europea, que tiene como contracara una durísima política contra la llamada «inmigración ilegal» según las reaccionarias y restrictivas leyes de extranjería. Y no hará más que ayudar a aumentar la xenofobia y las medidas represivas, y con ellas los peligros para los migrantes que huyen del hambre y la miseria hacia Europa.
También anunció «tolerancia cero» del Estado contra la violencia ultraderechista hacia los refugiados. Sin embargo en Alemania no cesan los brutales ataques xenófobos y racistas contra los centros de refugiados e inmigrantes, que actúan con total impunidad de la justicia y las fuerzas policiales.
El pasado sábado, la asociación «Dresden Nazifrei» (Dresde sin nazis) protagonizó una manifestación de 3.000 personas en apoyo a los refugiados y en protesta contra la actual política de asilo en Alemania. También denunciaron a los responsables políticos que permitieron, según esta organización, que cientos de neonazis de la ciudad Heidenau cerca de Dresde en Sajonia, intentaran impedir que 600 refugiados inmigrantes se instalaran en un viejo mercado de materiales para la construcción.. Este lunes también se movilizaron con los mismos objetivos, 20.000 personas en Viena.
Por otro lado, en esta «defensa de los derechos humanos» el plan franco-alemán contempla una redefinición de los países de origen «considerados seguros» y realizar esfuerzos diplomáticos para «estabilizar naciones y tratar de frenar conflictos como el de Siria». La hipocresía de este discurso no tiene límites. La realidad es que el 20 % de los refugiados provienen de Siria, tras guerras civiles y la emergencia del Estado Islámico a causa de la situación de crisis de la región producto de las intervenciones de EEUU y sus aliados europeos durante años.
No es la misma política que tiene el gobierno alemán para los refugiados de los de países de los Balcanes como Serbia o Montenegro. Precisamente esta región sufrió el bombardeo de la OTAN en los años 90, la primera intervención bélica de la República Federal de Alemania después del 45.
Puertas adentro, Merkel anunció que para esta «gran tarea nacional» se aprobará el próximo 24 de septiembre un paquete de medidas, legales y financieras de más de 10.000 millones de euros, que incluye una reforma del proceso de asilo y sobre todo «hacer más ágil» el procedimiento de devolución. Por último, el paquete legislativo incluirá fondos para «integrar a los asilados admitidos», a través de cursos de alemán, así como con «perspectivas laborales» y de tener un hogar.
Sin embargo, el establecimiento de controles fronterizos se intensifican y la política de «construcción de más asilos» se traduce en la apertura de «más campos de concentración» para refugiados del sureste de Europa cerca de la frontera, para luego deportarlos de manera rápida.
Por su parte, el ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, criticó duramente este domingo al Gobierno húngaro y dijo que la construcción de una alambrada supone una «falta de respeto a los valores europeos». Sin embargo nada tiene que envidiar el imperialismo francés tras los campamentos de refugiados en París, donde conviven entre 3.500 y 4.000 inmigrantes sudaneses, eritreos, sirios y afganos. Y los «valores europeos» del ministro francés se expresaron cuando, en el mes de junio, 400 refugiados fueron desalojados por la policía parisiense del campamento.
Y como muestra de hipocresía no han faltado las declaraciones del Gobierno español. Este lunes la canciller alemana recibió a Mariano Rajoy en el castillo de Meseberg, y dieron un paseo antes de su cumbre informal de dos días entre ambos para «abordar la crisis migratoria». Rajoy el domingo anunció su propuesta de que se acelere el plan europeo de cooperación con África para resolver la crisis migratoria y que la única solución pasa por la «cooperación con los países origen y tránsito de esta inmigración».
Difícil de enmascarar con estas «solidarias palabras» el racismo de este gobierno contra los inmigrantes. Sin ir más lejos, hace más de un mes fueron sorprendentes las expresiones racistas del ministro Jorge Fernández Díaz durante el debate de la Comisión Europea sobre el «reparto de refugiados».
«En los últimos cinco años, España ha impedido que entren en Europa más de 100.000 inmigrantes irregulares», aseguró, al tiempo que insistió en que también se tenga en cuenta la tasa de desempleo y la cifra de inmigrantes que viven ahora y residen legalmente en España. Para después comparar el de por sí reaccionario «programa de reparto» de la CE, con una casa «con muchas goteras que inundan distintas habitaciones» y en la que se opta por «distribuir el agua entre habitaciones en lugar de taponar». Palabras ya dichas un mes antes por Sarkozy acerca del reparto de refugiados que llegan a Italia y Grecia.
Son los «valores europeos» de la Europa del capital imperialista los que están provocando este genocidio silencioso tras el que, según estimaciones de la Organización Internacional para las Migraciones, se calcula que durante el año 2015 podrían perder la vida intentando llegar a Europa hasta 30.000 persones. Es el genocidio de las reaccionarias políticas migratorias europeas, con sus leyes de extranjería racistas, las operaciones «rescate» que no son más que operaciones de represión en las fronteras, las intervenciones militares y agresiones imperialistas.