El pasado viernes 16 de febrero fue inaugurada en Bilbao una plaza a nombre de Yolanda González, la joven militante trotskista asesinada en 1980 por la ultraderecha durante la Transición.
Hace 36 años, Yolanda González, cuando tenía 19 años fue brutalmente asesinada en la noche del 1º de febrero de 1980, en Madrid donde cursaba sus estudios y militaba en el PST. Fue secuestrada por un comando de cuatro integrantes de “Fuerza Nueva”, el partido del fascista Blas Piñar, una de las organizaciones ultraderechistas que actuaban con total impunidad durante la Transición. Fueron a buscarla a su piso en el barrio de Vallecas, para torturarla y asesinarla con varios disparos en la cabeza y después arrojar su cuerpo en una cuneta de la carretera de San Martín de Valdeiglesias.
Tras la iniciativa impulsada por la asociación de vecinos, quienes lideraron la petición ante el Ayuntamiento de Bilbao, se decidió inaugurar la plaza con el nombre de Yolanda en la Ribera de Deusto, donde se había criado desde pequeña y adolescente.
En el acto de inauguración estuvieron presentes el hermano y el padre —a quien se le hizo entrega de una réplica de la placa colocada en la plaza—, junto a la directora del Instituto de la Memoria, Aintzane Ezenarro, el exdiputado general de Bizkaia José Luis Bilbao y representantes de la Corporación municipal de Bilbao. Asier González, el hermano de Yolanda, afirmó que ha sido un “gesto muy simbólico y emotivo, tanto para la figura de Yolanda como la familia”.
El alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, dijo en el acto que la plaza «Yolanda Gónzalez» tiene el objetivo de “realzar la figura” de la joven estudiante asesinada hace 36 años por una banda fascista y aseguró que se estaba “en deuda con ella y con su familia” y con este “acto sencillo” quiere “devolverles un poco”.
Sin embargo, la deuda con Yolanda González no se ha saldado. Tras haber cumplido sólo 14 años de prisión, su asesino está libre y trabaja como asesor de las fuerzas represivas del Estado español.
A fines de febrero del 2013, en un artículo publicado por el diario El País, salía a la luz que Emilio Hellín Moro, el asesino confeso de Yolanda González en 1980, desde hace varios años trabaja “para los Cuerpos y Fuerzas de la Seguridad del Estado en casos judicializados y forma a sus agentes en técnicas forenses de espionaje y rastreo informático” bajo el nombre falso de Luis Enrique Helling.
Los asesinos del Franquismo y la Transición continúan caminando libremente por las calles y sus crímenes gozan de total impunidad. Y el asesino de Yolanda se encontraba trabajando como asesor de “seguridad” para organismos de represión del Estado desde 2006 en adelante, cerrando así el círculo de complicidades e impunidad entre el Régimen surgido de la Transición y los asesinos de los luchadores obreros y populares.