La multinacional española Telefónica multiplicó su beneficio neto a 1.802 millones de euros en el primer trimestre, 2,6 veces más que en el mismo periodo de 2014. Mientras, precariza y explota a miles de trabajadores en el mundo.
Karl Marx, en su Teoría de la Miseria Creciente decía que “La acumulación de la riqueza en un polo es, en consecuencia y al mismo tiempo, acumulación de miseria, sufrimiento en el trabajo, esclavitud, ignorancia, brutalidad, degradación mental en el polo opuesto, es decir, en el lado de la clase que produce su producto en la forma de capital”
¿Y qué es el capital?, «Esa forma de propiedad que se nutre de la explotación del trabajo asalariado, que sólo puede crecer y multiplicarse a condición de engendrar nuevo trabajo asalariado para hacerlo también objeto de su explotación», decía Karl Marx en 1848.
Casi 170 años despúes, la vigencia de esta teoría se demuestra en las relaciones de explotación que establecen multinacionales como la empresa imperialista Telefónica, que al día de hoy multiplica sus beneficios en base al aumento de la precariedad y de la explotación laboral hacia miles y miles de trabajadores en el mundo.
La creciente multiplicación de las ganancias de Telefónica, según la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) —el regulador bursátil español—se elevó a un 2,6 % respecto al ejercicio anterior. El 66 % de la facturación provino de sus tres principales mercados, España, Brasil y Alemania. Para Telefónica Deutschland el crecimiento de la cifra de negocio es del 2,9 %. En Brasil, Telefónica ganó el 12,3 % más. En Latinoamérica, que engloba la actividad en Argentina, Chile, Perú, Colombia, México, Venezuela y Centroamérica, los ingresos crecieron el 19,6 % y sumaron 3.665 millones de euros (4.180 millones de dólares).
La compañía finalizó el trimestre con 319 millones de accesos, y duplicó sus clientes de fibra (2,1 millones). A la vez que elevó en un 53 % los de televisión de pago (13,7 millones), multiplicó por 5,1 veces los de LTE (13,7 millones) e incrementó el 57 % los usuarios con teléfonos inteligentes (91,4 millones).
«No queremos ser esclavos de Movistar», escriben en sus espaldas los trabajadores técnicos de Movistar del Estado español en huelga hace más de un mes.
Porque, como ellos mismos denuncian en teleafonica.blogspot.com.es: «Es la precariedad del sector, la explotación que roza el esclavismo caldos de cultivo muy peligrosos para la salud de los trabajadores, a pesar que la mayoría de ello no tenga ni derecho a la baja laboral.»
Porque «No es causalidad que en los últimos años todos los accidentes mortales de la empresa los sufren los trabajadores en precario, es decir los de las contratas, subcontratas y autónomos. Las empresas subcontratadas por Telefónica no ponen las medidas de seguridad o nos las cobran a los trabajadores.”
Una ’miseria creciente’ basada en aumentar sus ganancias a base de mayor explotación «Nos obligan a hacer solos trabajos que se hacen de a dos por seguridad del trabajador y nos imponen un contrato que obliga a los trabajadores a realizar jornadas laborales de 12 horas diarias, 6/7 días a la semana para cobrar 800€.»
Porque, a pesar de que la jornada laboral es de 12 horas por día, la empresa cotiza por dos o cuatro horas de trabajo. Esto hará que las jubilaciones y prestaciones de desempleo o enfermedad sean altamente precarias. Y en un contrato de 4 horas diarias, el trabajador tiene que pagar a su jefe 300 euros al mes para que éste le pague la seguridad social. Y 600 euros mensuales por un contrato de 8 horas.
La patronal se ahorra también pagarle su uniforme azul de Movistar, porque lo pagan los trabajadores del mismo modo que el equipo de protección, el desplazamiento, la gasolina, el estacionamiento, el control médico obligatorio y hasta los cursos de formación. Además, Telefónica penaliza con 9 euros una avería mal instalada incluso aunque la avería sea ajena a la instalación.
También es vergonzante cómo la clase trabajadora inmigrante sufre la doble explotación de las patronales imperialistas. Muchos trabajadores del Estado español denuncian que fueron contratados en sus países de origen con promesas que luego la empresa no cumplía. Por cada trabajador trasladado de otro país la empresa recibía una bonificación del Estado que se hacía cargo de todos los gastos de contratos y viajes. Sin embargo, la empresa luego cobraba al trabajador todos estos gastos.
La miseria y precariedad fue aumentando a partir de todo un sistema de contratación que opera en base a reducción de plantilla en buenas condiciones laborales, para luego recontratarla o contratar nueva bajo condiciones de alta explotación y precariedad.
En el Estado español, los 15.000 trabajadores en huelga denuncian que desde los años 80 la plantilla se redujo de 80.000 a poco más de 20.000 trabajadores, aunque las más de 100 subcontratas de Telefónica emplean cerca de 100.000 personas. De este modo los trabajadores de Movistar trabajan para contratas, que a su vez tienen subcontratas, que pueden tener otras subcontratas y también los llamados «falsos autónomos». Y a medida que la cadena se alarga se precariza el trabajo.
Esta multinacional expoliadora, a lo largo del trimestre invirtió 1.682 millones de euros, el 25,8 % más y en ello se incluye la venta de O2 por 14.000 millones de euros que cerró en marzo y la ampliación de capital para financiar la compra de la brasileña GVT. Mientras sigue «ahorrando» en las condiciones laborales de la clase trabajadora, es decir «en el lado de la clase que produce su producto en la forma de capital», como decía Karl Marx.