Se inicia el curso con luchas pendientes y ataques por venir.
Se inicia un nuevo curso académico con la incertidumbre asentada en la vida de los estudiantes. Los ataques que venimos sufriendo en la universidad pública han dejado tras de sí miles de estudiantes expulsados de la universidad, miles de estudiantes expuestos a condiciones de explotación para poder pagar los precios abusivos, miles de estudiantes represaliados por las fuerzas de seguridad del Estado…en definitiva, han dejado tras de sí una universidad pública moribunda.
El presente curso va a seguir siendo una la ofensiva neoliberal contra los intereses educativos de la clase trabajadora, por ello hay desafíos y tareas que debemos llevar adelante para hacer de esa moribunda universidad pública el fuerte puño de la juventud que golpee, junto al resto de sectores explotados, a estos gobiernos que nos exprimen sin piedad.
La universidad, ¿un mundo aparte?
La crisis capitalista busca de diferentes formas cargar los costes de este sistema sobre las clases populares. Rebaja derechos laborales, condena a millones al paro para frenar y reducir el salario, privatizan la sanidad pública, endurecen la adquisición de ayudas económicas, expulsan a familias de sus hogares… y desmantelan la universidad pública.
Estos ataques a la educación superior se enmarcan dentro del proceso de empobrecimiento que los gobernantes al servicio de la burguesía burgueses buscan con el fin de convertir a la mayoría de la población en un ejército de mano de obra barata que explotar. Todo bajo la legitimidad de esa presunta titulocracia, la cual alejan cada vez de forma premeditada de los hijos e hijas de la clase trabajadora. En los últimos dos años los alumnos que las universidades han recibido se ha reducido en un 1,6%[i], probablemente relacionado con el hecho de que la universidad española se sitúa entre las más caras de Europa[ii].
La destrucción que estos años de crisis está padeciendo el tejido laboral español, que siempre se ha caracterizado por ser un tejido infracualificado, está afectando directamente a los licenciados y graduados. En la actualidad, el 52% de estos nuevos titulados universitarios ejerce, pasado un año de su graduación, un trabajo para el cual se requiere menor formación de la que ha obtenido. Del mismo modo el paro entre licenciados universitarios alcanza ya el 15%, todo según datos del propio Ministerio que no tiene forma de esconder el destrozo que está llevando a cabo.
Por ello la lucha como estudiantes no se enmarca en una visión a corto plazo o corporativista. Nuestras demandas van dirigidas a frenar los ataques que sufrimos como estudiantes, pues es nuestro campo de batalla inmediato. Aun así entendemos que es un ataque más de este sistema neoliberal contra la clase trabajadora, y que por ello sacar fuera de las aulas nuestras demandas y extender la lucha es el Norte en nuestras acciones.
La destrucción de la universidad pública como proceso de elitización.
El curso 2013-2014 comenzaba con la huelga de los docentes de Baleares que paralizó todo el sistema educativo en contra de los recortes, la LOMCE y el TIL (Decret de Tractament Integrat de les Llengües) Ahora, un nuevo curso universitario está a punto de comenzar. Arranca con los antecedentes del curso pasado tales como los miles de estudiantes expulsados a patadas de la universidad, las tasas desorbitadas en grados y masters, reducciones de becas, masificación de las aulas, reducción de personal docente, entre otros.
El aumento del precio de las tasas universitarias en los últimos años ha obligado a miles de estudiantes a abandonar sus estudios. A lo largo del curso pasado, aproximadamente 30.000 estudiantes se vieron en situación de impago y en su mayoría abandonaron la universidad[iii] .Por ejemplo, la subida de tasas en Madrid para el curso 2013-2014 fue de una media del 20% en grados, lo que se sumó al 38% del curso 2012-2013; en Valencia para el curso 2012-2013 la subida media de tasas en grados fue del 33% a lo que se sumó el 1% de subida durante el curso 2013-214; en Cataluña para el curso 2012-2013 el aumento medio de las tasas de grado fue de 66.7%, mientras que en el curso 2013-2014 se incrementó alrededor de un 2%, aunque no en todos los grados. Hay que tener presente que estos incrementos se aplicaron exclusivamente a las tasas de primera matriculación en grados. Actualmente, teniendo en cuenta las diferencias que hay entras Comunidades Autónomas y el tipo de grado que se cursa, el precio medio de una matrícula de 60 créditos de primera convocatoria oscila entre los 1.500 y los 2.500 euros.
En lo que refiere a las becas la problemática continúa. Desde hace unos años, las becas han descendido tanto en cantidad como en asignación. En el curso 2013-2014 ya vimos cómo se redujeron un 10% y se endurecieron las condiciones para optar a la beca: se eleva la nota para los estudiantes de nuevo acceso de 5.5 a 6.5, y además para poder renovar la beca se tendrán que aprobar el 100% de los créditos matriculados aunque hay excepciones según el grado. Pero el problema de las becas va más allá: cuando son concedidas, no llegan a tiempo. En mayo de este año, a un mes de que acabara oficialmente el curso 2013-2014, el Ministerio de Educación no había pagado aún la parte variable de las becas generales, provocando que cientos de estudiantes tuvieran que dejar sus estudios.
Estos acontecimientos se producen paralelamente a la profundización del Plan Bolonia que reduce la oferta de horarios, lo que conlleva masificación de aulas y reducción de personal docente y no docente y plantea en un futuro unificar o hacer desaparecer los grados menos rentables. Ante estas medidas uno de los mayores desafíos para los estudiantes es poder compaginar estudios y trabajo. Si para la juventud, con un 54% en los índices del paro, ya es difícil trabajar, ahora también lo es compaginar una vida laboral cada vez más precaria con los estudios, así como poder acceder a una universidad con matrículas desproporcionadamente caras que dificultan el acceso a capas cada vez más grandes de la sociedad, obligándonos a muchos a buscar un empleo que nos dificulta poder seguir los ritmos académicos.
Las universidades públicas vienen sufriendo un proceso de elitización y privatización cada vez mayor: a los estudiantes expulsados de la universidad por no poder pagar el precio de una nueva matrícula, se suman los expulsados por impago y los hijos de la clase trabajadora que no han podido acceder a estudios universitarios por falta de recursos.
Este proceso de elitización se enmarca bajo el pretexto de la crisis que azota a la clase trabajadora y sus hijos golpeados por los ajustes y recortes. Porque al igual que los estudiantes somos expulsados a patadas en masa de las aulas por no poder pagarnos los estudios, los trabajadores son expulsados de sus puestos de trabajo y ven como les son aplicadas rebajas salariales y recortes en los derechos arrancados al sistema tras años de lucha.
A todo esto, se une la represión que hemos visto aumentada durante este curso por parte de las instituciones universitarias para garantizar la “paz en el campus”, con medidas autoritarias[iv] que pretenden i perseguir y castigar a los estudiantes que se levanten y organizan contra sus medidas.
Los estudiantes no callamos…
A la huelga de los docentes de Baleares, se sumaron otras movilizaciones donde los estudiantes de todo el Estado Español salieron a la calle a protestar contra los recortes en educación, la LOMCE y los obstáculos para acceder a estudios superiores. Algunos ejemplos de estas movilizaciones fueron la huelga general de educación al inicio del curso (http://clasecontraclase.org/Masiva-…), así como las del 26-27 de marzo (http://clasecontraclase.org/26-27M-…) o la del 8 de mayo, todas ellas ejemplo de la lucha que viene dando el movimiento estudiantil contra las diferentes medidas aprobadas en los últimos años bajo la mirada impasible de los sindicatos mayoritarios.(http://clasecontraclase.org/8-de-Ma…).
…y redoblaremos las ofensivas!
Por todo esto, las organizaciones políticas, sindicatos estudiantiles y asambleas debemos proponernos luchar por todos aquellos expulsados de la universidad, para que pueden retomar sus estudios a la vez que levantamos un programa de reivindicaciones para paralizar el constante proceso de privatización de la educación que hace que seamos cada vez más quienes no podemos permitirnos continuar estudiando. Para ello, debemos comenzar con movilizaciones y acciones que busquen levantar una alternativa capaz de canalizar toda la rabia que viene manifestándose en el movimiento estudiantil, conseguir que las asambleas estudiantiles se masifiquen y expresen la realidad que vive el conjunto de los estudiantes y empezar a levantar un movimiento que luche por la gratuidad de la educación pública en todos sus niveles.
Para llevarlo a cabo, creemos que un primer paso a dar es luchar para tirar abajo la subida de tasas impuesta desde 2012 para terminar con la expulsión masiva de estudiantes. Pero sabemos que no podemos quedarnos ahí: debemos luchar también por aquellos que aún sin el aumento de tasas no pueden pagarse estudios universitarios y garantizar becas-salario que nos permitan estudiar sin que la situación económica sea un impedimento a la hora de querer realizar estudios universitarios.
Somos conscientes de que esta lucha no puede ir por separado de la que lleva a cabo la clase trabajadora. Por eso, y como siempre hemos defendido, debemos trabajar para construir la unidad de los y las estudiantes con los diferentes sectores en lucha, una unidad que solo podrá hacerse efectiva en la medida en que las diferentes asambleas, abriendo canales de participación cada vez más amplios y democráticos, sean capaces de desarrollar un programa de lucha que supere los límites de lo local y las barreras impuestas por el corporativismo, construyendo aquello que una y otra vez viene repitiéndose en nuestras huelgas y manifestaciones, una verdadera unión obrera y estudiantil.