Según los cálculos de diferentes instituciones ha habido entre 900.000 y 1,5 millones de asistentes en las cinco ciudades catalanas.
Una vez más ha estado masivo el acto del 11S. Esta vez la diada descentralizada en cinco actos no ha llegado a los niveles de las anteriores, aunque no es nada despreciable las multitudes que han asistido. Hay una guerra de cifras que hace todo tan difícil de creer. No obstante ello, las cinco citas han sido destacadas.
Es destacable el mensaje de los organizadores en el cual solicitaban a Puigdemont que ponga las urnas. Esto coincide con un mensaje que el President deslizó “Insistiremos tantas veces como haga falta para que haya la posibilidad de hacer lo que se hizo en Escocia”. Sin embargo, el jefe del Govern se escuda en que el Gobierno no quiere pactar nada. Y, modera su lenguaje diciendo que este curso será el de la “pre-independencia”. Pero, ¿qué será eso?
El President también habló de una posible convocatoria a elecciones autónomicas-plebiscitarias para otoño de 2017. Otra vez vuelven con el cuento de que las elecciones serán el referéndum, solo que ahora dos años después. Hay que ver si nos la seguirán colando.
Puigdemont, ante la caída de la asistencia, tuvo que reconocer que “es evidente que la gente está cansada”. Lo que no deja claro es de qué está cansada. El cansancio se debe sobre todo a las idas y venidas del Govern. Un Govern que anuncia la conformación de instituciones de estado pero se niega a convocar un Referéndum. ¿Qué Estado se va a hacer si no se sabe si el pueblo quiere escindirse o no? Incluso se anuncia que se abrirá un proceso constituyente. Proceso que choca con la misma piedra: ¿qué vamos a constituir si el pueblo no se pronunció?
Más allá de los matices, en lo que coinciden todos los dirigentes políticos y de las organizaciones convocantes es en limitar al máximo la participación del pueblo en las calles. Jordi Sánchez, Presidente de la ANC, dijo “Nuestro Govern, nuestro Parlament escogerán el cómo y el cuándo”. El pueblo deberá esperar y como mucho movilizarse los 11S.
El rol dilatorio y de desvío que está jugando Junts pel Sí junto con la colaboración de la ANC y de Òmnium son el gran estorbo para que se haga un Referéndum decisorio sobre la independencia. Es cierto también, que el Gobierno Central está poniendo todos los palos en la rueda que puede y lo seguirá haciendo ya esté el PP o el PSOE al frente del mismo. Y, en ese sentido es el máximo responsable de la situación actual.
También es cierto que el pueblo catalán quiere decidir. Desde la mani de julio de 2010 está pidiendo un referéndum de autodeterminación. Las votaciones del 9N de 2014 fueron hechas con urnas de cartón. Artur Mas se adaptó a todas las imposiciones del Constitucional y por ello fueron no vinculantes. Cuestión que aterroriza a la burguesía española, y también a la catalana.
Por ahora, entre Junts pel Sí, la ANC y Òmnium van dirigiendo el proceso a donde quieren. Pero la paciencia comienza a acabarse. Los próximos meses seguramente nos traerán muchas novedades en el proceso catalán.