En medio de fuertes planes de ajuste contra los trabajadores y el pueblo pobre, comenzamos a ver importantes acciones y procesos de lucha en países clave de la región.

En medio de fuertes planes de ajuste contra los trabajadores y el pueblo pobre, comenzamos a ver importantes acciones y procesos de lucha en países clave de la región como en Argentina con las grandes marchas durante el mes de marzo, en Brasil que vio una masiva y unificada jornada de lucha el día 15, o el proletariado minero que tanto en Chile como en Perú está protagonizando grandes procesos de resistencia. La jornada internacional del 8 de marzo fue otro punto destacado del nuevo escenario que se abre.

Luego que los primeros embates de la crisis económica demostraron el completo fracaso de los gobiernos “progresistas”, el ascenso al poder de la derecha neoliberal en Argentina y Brasil (mediante un golpe institucional) y la generalización de ataques patronales y de planes de ajuste en la región, están abriendo el camino a la intervención del movimiento obrero, los asalariados y demás sectores explotados y oprimidos.

La burocracia sindical les ha garantizado muchos meses de inacción, pero cada vez paga un costo político mayor para contener la presión desde abajo y se ve obligada a llamar medidas unificadas. Tales son las razones del paro del 6 de abril en Argentina o la jornada del 15 de marzo en Brasil. Las convoca de la forma menos dañinas posibles para los gobiernos y las patronales y poniendo el norte en falsas salidas electorales a favor del kirchnerismo o el masismo en Argentina o de Lula en Brasil.
Pero van pasando a primer plano los enfrentamientos más directos entre las clases y contra los gobiernos serviles a los monopolios y el imperialismo. Las organizaciones que impulsamos la Fracción Trotskista y la Red Internacional de La Izquierda Diario estamos al servicio de estas luchas en el camino de derrotar los ajustes e imponer una salida obrera y popular a la crisis capitalista.

Jornada de paro y movilización en Brasil

El 15 de marzo importantes sectores de la clase obrera brasilera salieron a la lucha en una acción unificada para enfrentar el ataque a las jubilaciones.
Parando parte del transporte, los servicios y la producción y con decenas de miles movilizados en las calles en distintas ciudades capitales, los trabajadores demostraron la enorme fuerza social que son capaces de desplegar.

A pesar de que las direcciones burocráticas de las centrales obreras CUT y CTB hicieron todo lo posible por contener las marchas y los paros para “no incendiar el país” y evitaron llamar a un paro general, la jornada del 15 de marzo fue una contundente y masiva acción de lucha contra el gobierno de Michell Temer.

Las organizaciones de los trabajadores, dirigidas por el PT de Lula y Dilma, ya se habían negado a enfrentar el golpe institucional de 2016 orquestado por la gran patronal y los monopolios. Ahora, frente al gobierno golpista, ajustador y represor de Temer, venían evitando a toda costa una acción de protesta unificada, similar a la situación del sindicalismo argentino.

Pero la presión desde abajo iba creciendo día a día motivada especialmente por el ataque contra las jubilaciones que se ha transformado en la gran batalla del gobierno y los capitalistas contra los trabajadores. La burocracia no tuvo más remedio que convocar a la jornada de protesta.

La amplia simpatía popular con los paros y movilizaciones fue uno de los elementos más notorios de la jornada, aún a pesar del intento por parte de los medios de ocultar la fuerza de los trabajadores. Demuestra que la clase obrera puede ganar el apoyo de las grandes mayorías explotadas y oprimidas, de los pobres de las favelas de del campo, de los negros, de las mujeres y la juventud. Para esto, los trabajadores deberán superar a la burocracia que acaba de darle una nueva tregua al gobierno posponiendo un paro general que estaba convocado para el 31 de marzo, al 28 de abril.

Los compañeros y compañeras del Movimiento Revolucionario de Trabajadores, que vienen de realizar exitosamente su segundo Congreso bajo el lema de enfrentar los ataques de Temer y construir una izquierda anticapitalista en la lucha de clases, participaron de las acciones y dieron gran difusión a la jornada en Esquerda Diario, en la perspectiva de que la misma sea el puntapié inicial de un verdadero plan de lucha hasta derrotar al gobierno golpista y ajustador.

Histórica huelga minera conmovió Chile

Tras 43 días de huelga ininterrumpida, los trabajadores mineros de la Escondida pusieron fin a la medida de lucha amparándose en el Código Laboral que pospone por un año y medio las negociaciones por el contrato de trabajo.

Con campamento permanente en la entrada a la mina, marchas y campaña de solidaridad a nivel nacional, fue una lucha de carácter histórico que paralizó la principal minera del país.

La multinacional BHP Billiton, una de las mayores mineras del mundo, pretendía precarizar el contrato de trabajo de los obreros. Contaba con el apoyo activo de toda la patronal minera (Consejo Minero), el gobierno de Nueva Mayoría encabezado por Michelle Bachelet del Partido Socialista, y de los medios masivos de comunicación.
Esta “santa alianza” contra los obreros montó una gran campaña de desprestigio a la lucha, acusando a los trabajadores de “privilegiados”, de lastimar la economía nacional, ser “intransigentes” y causar desmanes.

A pesar de ello, gracias a la determinación obrera y el amplio apoyo popular en medio del descontento con los políticos capitalistas y de grandes movilizaciones contra las Administradoras de Fondos de Pensión, la histórica lucha de los mineros se mantuvo y logró frenar momentáneamente la ofensiva patronal aunque no consiguió imponer las principales reivindicaciones. Esta no era solo un ataque al sector más concentrado de la clase obrera chilena, sino que sentaba un precedente nefasto para todos los trabajadores del país, descargando la desfavorable situación económica sobre sus espaldas para garantizar las ganancias capitalistas.

Semejante lucha desató la solidaridad obrera y popular, tanto en la región de Antofagasta como en decenas de pueblos y ciudades donde se movilizaron miles en su apoyo. El grupo hermano del PTS, Partido de los Trabajadores Revolucionarios, apoyó con todas sus fuerzas la lucha, creando comités de solidaridad, difundiendo y contra-informando día a día a través de LID Chile y participando activamente de todas las acciones pro obreras.

Las reivindicaciones obreras también incluían un aumento salarial y la extensión de sus derechos laborales a los contratados que son la mayoría de la mano de obra. Incluso se abrió la discusión sobre la recuperación del patrimonio nacional enajenado al capital extranjero desde la dictadura de Pinochet.

La dirección del conflicto no tuvo una política consecuente para soldar la unidad entre permanentes y contratados, como hubiera sido por ejemplo pelear por el pase a planta para sumar a los más precarizados a la lucha para poder vencer. Pero los trabajadores lograron frenar el ataque patronal y el año y medio de “tregua” puede servir para sacar conclusiones y preparar los futuros combates.

Mineros peruanos, tercera semana de dura huelga

Los obreros de la mina Cerro Verde (Arequipa, Perú), la mayor minera de cobre de Perú, continúan en huelga indefinida por tercera semana consecutiva. El 23 de marzo, tras 14 días de huelga, el gobierno ilegalizó la medida de fuerza tratando de quebrar la lucha mediante la judicialización y eventuales sanciones a los trabajadores. Pero el sindicato volvió a decretar la huelga indefinida a partir del día 24.

La empresa Freeport-McMoRan que controla Cerro Verde, dice que la producción no se ha visto afectada, pero los huelguistas aseguran que la mina trabaja al 50%. Pese a los días de paro, la empresa se mantiene intransigente y no ha habido ningún avance en las negociaciones.

Los reclamos obreros se basan en el rechazo a la baja en el reparto de utilidades que la empresa argumenta en un supuesto aumento de los costos de producción.
Además de la dura lucha que están llevando adelante, los trabajadores se han solidarizado con los damnificados por las grandes inundaciones de las últimas semanas, entregando víveres y dinero en distintos barrios.

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