El Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) canceló el miércoles la exposición La Bèstia e il Sobirá en la que participaban distintos artistas, aunque por la presión del público tuvo que rectificar y finalmente permitirá la muestra. La intención de vetar una de las piezas por parte de la dirección del museo y el afán de mantenerla por parte de los comisarios desencadenó el intento de censura. La obra incluía una representación del Rey Juan Carlos que el museo consideró “inapropiada”.
Lo que ha ocurrido es un claro acto de censura, por más que algunos intenten quitar esta etiqueta culpando a los comisarios de la exposición, por no ceder ante la retirada de la pieza en cuestión.
La posterior rectificación del director del museo, ante la catarata de repudios a la decisión de suspender la exposición, no borra el intento de censurar la muestra.
El pasado miércoles iba a ser inaugurada La bèstia e il sobirá (La bestia y el soberano), exposición en la que participaban distintos artistas de varios países y cuyo tema se centraba en la relación entre el arte y el cuestionamiento de la soberanía política. Entre las piezas expuestas se incluía Haute Couture 04 Transport, obra de la artista austriaca Ines Doujak.
La muestra exploraba cómo las prácticas artísticas contemporáneas cuestionan y deshacen la definición de la soberanía política. No sabemos si la dirección esperaba encontrarse otro tipo de piezas más amistosas en una muestra con este pretexto y bajo este título. Pero lo cierto es que a menos de 24 horas del acto de inauguración tomaron la determinación de cancelar la exposición.
El rey Juan Carlos I “cabalgado” por la líder obrera y feminista boliviana Domitila Barrios de Chúngara, que a su vez es “cabalgada” por un pastor alemán, y toda esta escena sobre una cama de cascos de oficiales de las SS, es la propuesta de la artista austriaca para cuestionar la soberanía política. Una artista que con esta obra juega a subvertir las relaciones de poder y que representa todas las formas de explotación.
La pieza que ya había sido expuesta con anterioridad en 2014 en la Bienal de Sao Paulo y en el Royal College of Art de Londres el mismo año, es una de las obras de un proyecto más amplio: Loomshuttles / Warpath, con el que Ines Doujak trata de profundizar en las relaciones desiguales entre Europa y América latina.
La sordidez de la escultura no la vamos a negar, es algo que podría decirlo todo aquel que hoy la ve mediante las redes sociales, puesto que la dirección del MACBA ha intentado vetarnos este privilegio. Pero no es más sórdida que el propio Juan Carlos y todo lo que representa. Quizás Inés Doujak pretenda dar la misma forma al contenido.
El director del MACBA, Bartomeu Marí, ha declarado que tomó esa decisión porque consideraba que una obra (Haute Couture 04 Transport) no debía exponerse, y ha remarcado que “las obras de arte son mensajes y hay determinados mensajes que no son apropiados que la institución emita.”
Así para Bartomeu Marí, no lo podría decir más claro, las instituciones están al servicio de la corona. Un museo de arte contemporáneo tendría que tener muchas funciones, pero lo que nos deja claro el director del MACBA es que al menos no la de cuestionar nada en absoluto. Menudo “sinsentido”.
Pero lo cierto es que para los comisarios de la muestra, y para cualquiera que se detenga un momento en lo apresurado de la cancelación, este hecho demuestra el funcionamiento poco democrático de este museo, que posee categoría de “museo nacional”, es decir, que se encuentra bajo titularidad del Ministerio de Cultura.
Un caramelo en tiempos de crisis
En los últimos años muchos de los museos nacionales, autonómicos o locales han pasado a ser gestionados por las llamadas fundaciones que tanto gustan a los empresarios. Y es que las fundaciones aseguran la presencia de las empresas en la gestión de los grandes museos, siempre reservando un espacio para las grandes instituciones. En este caso, la Fundación MACBA reserva el puesto de presidenta de honor a la Reina Doña Sofía. Una manera de privatizar instituciones culturales que por su representatividad no pueden dejar de ser de titularidad pública, pero que en los hechos pasan a ser privadas. Esto ocurre con el Museo Nacional del Prado, el Centro de Arte Reina Sofía o con el MACBA de Barcelona.
Olvidando la torpeza del MACBA, que programó y llegó casi suspender una exposición ridiculizando al marido de su presidenta y el protector de todos sus patronos, lo cierto es que la entrada de las grandes empresas a la gestión de los museos pone en evidencia la muy dudosa imparcialidad de los programas culturales de estos. Con este último acto escandaloso de censura ha quedado en evidencia la inexistente imparcialidad de los museos a la hora de decidir sus actividades.
Y es que junto a pocos de los sectores públicos que quedaban en el Estado español como la sanidad y educación, la cultura está siendo otro de los regalos que el estado está haciendo a las empresas.
Finalmente la muestra podrá verse desde este sábado en el MACBA.
En un comunicado, el director del museo explicó su cambio de posición: “Si inicialmente pensé que la no inclusión de la obra de Ines Doujak o la no apertura de la muestra protegería al Macba como institución cultural dedicada al servicio público, las consecuencias de ello han sido las contrarias a las deseadas. La publicidad dada a la obra y las opiniones emitidas por muy diferentes sectores de la sociedad, desde el mundo del arte y la cultura hasta la política y los medios de comunicación, así como los profesionales internacionales del arte, me han hecho reconsiderar la decisión inicial de no inaugurarla».