La crisis económica y sus consecuencias sociales dieron vida a nuevas fuerzas políticas como Syriza y Podemos, que se proponen como respuesta a la crisis. Éstas se están poniendo a prueba frente al punto más álgido de la crisis griega.
Desde un comienzo hubo un acercamiento entre estas dos fuerzas políticas. Tanto en apariciones públicas, viajes de Pablo Iglesias a Grecia o declaraciones cruzadas brindándose apoyo político. Aunque es cierto que muchos esperaban un rol mas activo de Podemos a lo largo de los distintos episodios de la crisis griega y la tragedia que supone para los trabajadores y el pueblo de este país.
Esto es porque el futuro electoral de Podemos (en distintas instancias) siempre tuvo estrecha relación con la situación griega y cómo saliera parado su socio Alexis Tsipras de ésta. Por eso su posición sobre la crisis griega fue la alternancia de su apoyo a Syriza y la toma de distancia de forma intermitente.
Frente a los últimos hechos de la crisis griega su posición no fue diferente, combinando un apoyo discursivo incondicional al gobierno heleno en su comunicado del lunes 29, para 48 horas después tomar distancias señalando que «Grecia no es España»
Syriza ¿una reacción ejemplar?
Frente a la aguda situación de Grecia a las puertas de la bancarrota del sistema bancario y el chantaje de la Troika (la Comisión Europea, el FMI y el Banco Central Europeo), Podemos dio a conocer el lunes 29 de junio un comunicado público.
En éste, la dirección de Podemos señala, valorando la actuación del gobierno heleno, que «Ante el ultimátum y el chantaje de los acreedores, el gobierno griego ha reaccionado de manera ejemplar: da?ndole la palabra a la ciudadani?a para que decida de manera democra?tica y soberana su propio futuro. A diferencia de lo que hizo el Gobierno de España en 2011 y 2012, el gobierno griego se ha negado a violar el mandato popular que recibio? de las urnas el pasado mes de enero.»
Nada que reprochar sobre el caso del Estado español. Sin embargo, el comunicado de Podemos esconde que, a cinco meses de gobierno y negociaciones con la Troika, poco y nada ha quedado en pie del limitado programa de Syriza, con el cual Alexis Tsipras asumió como primer ministro. Durante su agitado mandato, ha ido retrocediendo de cada «línea roja» trazada frente a los aprietes de la Troika y los acreedores internacionales.
Una semana antes de que Podemos publicara este comunicado, el gobierno heleno presentaba un plan a los acreedores donde aceptaba recortes en las jubilaciones, aumentos del IVA, la imposición de objetivos presupuestarios, así como continuar con las privatizaciones. Esto abrió una importante crisis interna en Syriza tanto con sus socios de la derecha nacionalista de ANEL, como con sus propios sectores de izquierda que señalaron la propuesta como «inaceptable», «un plan peor que el primer rescate» y anunciaron que no le darían su apoyo en el Parlamento.
Pero a pesar de todas las concesiones de Tsipras, la Troika exigió más ajustes. Fue esa encerrona, entre la prepotencia imperialista y los conatos de rebelión en su propio partido, los que precipitaron la convocatoria al referéndum que tendrá lugar el próximo domingo.
El referéndum llama al pueblo griego a aceptar o rechazar el ultimátum de la Troika, promoviendo el voto por el “Oxi” (“No”). Pero el propio Gobierno griego reconoce que el objetivo del mismo se limita, en el mejor de los casos, a mejorar la relación de fuerzas para relanzar las negociaciones.
Podemos defiende esta política, como lo expresó en una entrevista desde Grecia Miguel Urbán, de Podemos y «Anticapitalistas», donde afirma que: «El día después del referéndum se va a seguir negociando, la única diferencia es el apoyo popular al gobierno».
Sin embargo el miércoles, a sólo cuatro días del referéndum y en un zig zag en su propia estrategia, el gobierno presenta una carta al Eurogrupo donde asegura estar preparado para aceptar las exigencias de los acreedores, a condición de algunos cambios de poca trascendencia para concretar el tercer rescate para el país heleno.
Como era de esperarse, a pesar de esta nueva concesión a costa del pueblo y los trabajadores griegos, la Troika no acepta la propuesta yprefiere esperar a los resultados del Referéndum. El imperialismo se juega a un triunfo del «Si» a favor de los planes de austeridad, como forma de profundizar la humillación al pueblo griego e imponerle una derrota política a Tsipras y Varoufakis, de los que ya se habla que sectores influyentes de la derecha alemana querrán sus cabezas, antes de aprobar ningún plan ni paquete de ayudas para Grecia.
En este sentido Varoufakis ya anunció que renunciaría a su cartera, si el domingo se imponía un «Sí» en el referéndum. En los hechos, el referéndum se ha transformado en una suerte de plebiscito sobre el Gobierno de Syriza y su estrategia en las negociaciones con la Troika.
Aliados y enemigos del pueblo y los trabajadores griegos
En el marco de esta ofensiva brutal del imperialismo europeo y el capital internacional, en el punto 5 del comunicado de la dirección de Podemos hay una frase que, por lo menos, resulta indignante. En este apartado dice: «Muchos actores internacionales (Francia, Italia, los Estados Unidos) se han desmarcado del dogmatismo de los acreedores y cientos de miles de personas a lo largo y ancho del planeta han expresado su solidaridad con el pueblo griego y su defensa del principio democrático».
Mezclar aquí, la solidaridad honesta y desinteresada de decenas de miles de personas con el pueblo griego, con los fríos cálculos que hace el imperialismo norteamericano o el francés, dentro de sus propias luchas entre potencias por la influencia económica y política en Europa, solo puede generar ilusiones en un ala de la burguesía imperialista contra otra, mientras ayuda a confundir a los trabajadores y el pueblo entre quienes son sus aliados y sus enemigos.
Pero esta confusión no es azarosa, sino que es parte de una visión que conjuga la defensa del reaccionario proyecto europeo que es la UE desde sus mismos orígenes, con una teoría de campos enfrentados entre la austeridad y la democracia, ubicando en esta última categoría al imperialismo norteamericano, al francés y al italiano. Este es el contenido que hay detrás de frases pomposas como que «Hoy en Europa hay dos campos enfrentados: la austeridad y la democracia, el gobierno del pueblo o el gobierno de los mercados y sus poderes no elegidos. Nosotros estamos con la democracia. Nosotros estamos con el pueblo griego.»
Cómo derrotar a la Troika
El pueblo griego no podrá ganar sólo esta pelea y mucho menos sobre el tablero y las reglas de juego que imponen la Troika, la UE y el FMI en representación de lo mas concentrado y rancio de la burguesía europea y norteamericana.
Por ello, una de las tareas más importantes para enfrentar y derrotar a la Troika y sus planes de hambre y miseria, pasa por desarrollar al máximo la movilización obrera y popular. No sólo en Grecia, sino también en el resto de Europa y el mundo en un gran movimiento de solidaridad con el pueblo griego.
Las fuerzas de la izquierda Europea como Podemos, que gobiernan en coaliciones en ciudades como Madrid y Barcelona, deberían poner todos sus esfuerzos en esta tarea, al mismo tiempo que exigen la cancelación unilateral de la deuda griega en todos los países imperialistas. Es decir, una actitud contraria a la que viene sosteniendo Podemos, negándose a convocar una sola manifestación de apoyo. Por no hablar de su calamitosa posición frente a la deuda. Hace poco, el secretario político de Podemos, Iñigo Errejón, sostuvo en una entrevista televisiva que si ellos fueran gobierno estarían por cobrar ladeuda que Grecia contrajo con los acreedores españoles.
Una verdadera alternativa a los planes de austeridad
Tal como plantea la declaración de la FT-CI, no hay salida para el pueblo y los trabajadores griegos en las mesas de negociación dirigidas por el imperialismo alemán. El horizonte de más planes de austeridad para pagar una deuda asfixiante y mantener a Grecia en el Euro es insostenible para los trabajadores y el pueblo griego. Pero también lo es una salida de la zona euro sin un plan que preserve a los trabajadores y los sectores populares de la devaluación e inflación que tendría enormes consecuencias.
Se impone romper definitivamente las negociaciones con la Troika y los planes de austeridad, como forma de llevar adelante un plan de emergencia que entre sus primeras medidas cancele el pago de la deuda, así como dar marcha atrás en todas las privatizaciones, e impuestos indirectos a la población a la vez que se le imponen impuestos al capital y a las grandes fortunas, para recuperar lo que perdieron los salarios y las pensiones, así como un plan para acabar con el paro.
Frente a la fuga masiva de capitales, el corralito impuesto por Tsipras no solo es insuficiente sino que perjudica a miles de pequeños ahorristas. Es necesario imponer la nacionalización del comercio exterior y de todo el sistema bancario sin indemnización y bajo control de los trabajadores, así como la expropiación de todos los bienes y activos de los grandes grupos de capitales griegos y extranjeros. Junto a esto, los trabajadores deben imponer el control obrero en las principales empresas e industrias. Este programa para que la crisis la paguen los capitalistas planteará la lucha por el gobierno obrero.
Contra la Europa del capital y contra la demagogia de la extrema derecha que usa la crisis griega para plantear su reaccionario programa nacionalista, la única salida es luchar por la unidad de la clase obrera en la perspectiva de los Estados Unidos Socialistas de Europa.