Una oferta para el hogar que no cuenta ni con cizallas para “romper los candados” del Régimen del 78, ni escaleras para “asaltar los cielos” y hacerle pagar la crisis a los capitalistas.

“Que sea el programa más leído en la historia de los programas electorales”. Ese es el objetivo que marcó Carolina Bescansa al presentar el programa de Podemos para las elecciones del 26J. Como todos los medios han destacado, Podemos sorprendió con un formato original que imita el catálogo de IKEA, la publicación con más “lectores” en el Estado español.

Sin duda un formato innovador para un texto que, aunque repite en lo fundamental las propuestas presentadas el 20D, también incorpora algunas modificaciones de calado respecto al presentado en los comicios de diciembre, sobre todo en las cuentas.

Un recorte de 36.000 millones respecto al 20D

La primera página del catálogo comienza justificando que “En los últimos meses se han producido cambios en la economía española y, por ello, hemos actualizado nuestra memoria económica”. Lo cierto es que en estos seis meses los indicadores económicos no han arrojado ningún dato negativo. La situación sigue siendo la misma que en diciembre: incremento de la pobreza y precariedad para las grandes mayorías, con una creación de empleo en pésimas condiciones, y tímido crecimiento de los indicadores macroeconómicos y los beneficios de los grandes capitalistas.

Uno podría pensar que la actualización de la memoria económica incluirá entonces algunas medidas redistributivas más generosas, sin embargo sucede todo lo contrario. La partida de gasto público se reduce de los 96.000 millones de diciembre a los 60.000 de ahora. ¿Cuales son entonces las verdaderas novedades?

Éstas debemos buscarlas en Bruselas y las presiones cada vez mayores, con amenaza de sanción para después de junio incluida, para que se cumpla con el objetivo del déficit. Es decir, antes de llegar si quiera a gobernar, el partido de Iglesias ya da una muestra de buena voluntad a la Troika y las exigencias que vendrán.

Sin embargo el catálogo, entre todas las propuestas que nos va presentando en las distintas instancias de la casa, tiene otras novedades y ausencias reseñables. Elementos que se omiten, bien por haber sido definitivamente abandonados por Podemos antes del 20D, o porque han sido parte de la “entrega” realizada en los cuatro meses de negociaciones con el PSOE. Veamos algunos de los muebles ausentes más significativos.

El despacho del pago de la deuda

Si nos fijamos en la gama de “despachos”, se presenta uno dedicado a la “restructuración de la deuda”. Un nombre que pareciera indicarnos que este punto, abandonado por completo en los pasados meses de negociaciones, se retoma de nuevo en campaña electoral. Pero al ver los muebles que lo componen nos damos cuenta de que se refiere fundamentalmente a la deuda privada. Las medidas que más se destacan están orientadas a limitar en endeudemiento empresarial -mediante la retirada de beneficios fiscales al crédito- y a la restructuración de las deudas hipotecarias familiares.

Sobre el pago de la deuda las tres propuestas presentadas son la retirada del artículo 135 de la Constitución, una auditoría sin más finalidad que “arrojar luz” y una restructuración aplicable solo a los 60.000 millones prestados por el MEDE en 2012, lo que supone menos del 6% del total. Es decir, en esencia seguir pagándola.

Un comedor catalán con las ventanas tapiadas

Si vamos a los “comedores” destaca el que se refiere al modelo territorial. En el título se incorpora también el “derecho a decidir”, pero la formulación que se plantea -nada nueva por otra parte- convierte esa ventana en un tapiado pintado de cielo. Por un lado Podemos plantea que se promoverá “la convocatoria de un referéndum con garantías en Cataluña para que sus ciudadanos y ciudadanas puedan decidir el tipo de relación territorial que desean establecer con el resto de España”. Sin embargo, a renglón seguido, aclara que quiere decir eso de “con garantías”: “Iniciaremos un proceso de cambio constitucional orientando a resolver, entre otros, los problemas de estructuración territorial del Estado y evaluaremos y debatiremos sobre las experiencias de Reino Unido y Canadá”. Es decir se mantienen en el guión de supeditar el derecho a decidir a que las Cortes -y el resto de instituciones del Régimen del 78- así lo acepten. El pueblo catalán tendrá pues que “esperar sentado”.

La iluminación seguirá en manos de las grandes eléctricas

En la sección de “iluminación”, entre las lámparas, apliques y bombillas que se presentan, hay un elemento en común. A todas ellas les seguirán suministrando energía el puñado de grandes empresas que controlan el sector y que se vienen haciendo de oro gracias al saqueo de las arcas públicas y las tarifas infladas de los usuarios. Entre las medidas que se proponen no se encontrará el flexo “nacionalización de las enérgicas” ni siquiera la mesita de noche “control estatal de los sectores estratégicos”. A lo más que se llega es a proponer el retorno al Estado de aquellas centrales hidroeléctricas en régimen de concesión -cuando ésta caduque- y a impulsar controles contra las prácticas oligopólicas en el sector. Endesa, Gas Natural e Iberdrola podrán seguir haciendo buenos negocios con el gobierno del “cambio”.

Sin dormitorio para las demandas de inmigrantes y refugiados

Entre los “dormitorios” de la colección hay uno dedicado a los inmigrantes, refugiados y emigrantes. Pero en él (ni en la letra pequeña de las páginas finales) no encontramos ni una palabra de reivindicaciones tan básicas para estos millones de personas como la regularización de todos los sin papeles, la apertura de fronteras o la derogación de la Ley de Extranjería. Sobre el drama de los refugiados la única propuesta es posibilitar la petición de asilo en las embajadas y consulados españoles y, ¡ojo!, la creación de una Agencia Europea de Salvamento, es decir seguir dejando en manos de la racista UE el control de las fronteras.

Podrá sorprender este apartado en un momento como el actual, pero si vemos la sensibilidad del nuevo reformismo con los inmigrantes allí donde gobierna seguramente no tanto. Veáse la misma Colau y su persecución, criminalización y encarcelamiento de “manteros”, o Tsipras a la cabeza de la política de deportaciones masivas de refugiados a Turquía en acuerdo con la UE.

El salón del General y otros “olvidos” nada casuales

En su muestrario de “salones” encontramos sus propuestas sobre Defensa. Aquí las ausencias son ya conocidas. Las presencias también, es el ex-JEMAD Julio Rodríguez quien ilustra la escena hogareña. Ni una palabra de la OTAN o de la retirada de las misiones imperialistas del Ejército español en 12 países. En este caso la novedad habría que buscarla en IU, que aceptó esta renuncia histórica en los 50 puntos que sustentas la coalición Unidos Podemos.

Un catálogo que no compro

Daría para mucho más este repaso al catálogo de Podemos, donde además de ausencias hay también y sobre todo muchas formulaciones vagas que dejan sin respuesta el cómo se pretende acabar con cuestiones como la precariedad laboral, los procesos de privatización de servicios públicos realizados o en cursos, acabar con el modelo de universidad elitista impuesto desde la LOU y Bolonia… Por su puesto el proceso constituyente, e incluso la reforma constitucional, ya ni aparecen.

Sin embargo, las ausencias seleccionadas creo que son buenos botones de muestra de que la “oferta” que se nos presenta para amueblar la casa después del 26J deja en el cajón una gran cantidad de enseres fundamentales para resolver las grandes reivindicaciones democráticas y sociales que se vienen expresando desde el 2011.

Después de haber leído el que quieren que sea “el programa más leído en la historia de los programas electorales” tengo que decir que no lo compro. No encuentro por ningún lado la cizalla para romper con los candados del Régimen del 78, ni la escalera para asaltar los cielos y hacerles pagar la crisis a los capitalistas.
Sigue por tanto siendo necesario trabajar por poner en pié una alternativa política al nuevo reformismo que se prepara para cogobernar con el PSOE y apuntalar un régimen político tocado pero no hundido. Una alternativa como la que se viene proponiendo desde la iniciativa Hay Tiempo Que Perder, que levante un programa anticapitalista, de ruptura con el Régimen del 78 y con el eje en el desarrollo de la movilización obrera y popular.

Publicado por Santiago Lupe

Santiago Lupe | @SantiagoLupeBCN :: Barcelona

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