En las próximas dos semanas, todas las fuerzas políticas españolas se medirán en las elecciones andaluzas, las primeras del ciclo electoral español, tras du adelantamiento hace dos meses. Según una encuesta preelectoral publicada este jueves, la actual presidenta de la Junta de Andalucía y líder del PSOE, Susana Díaz, ganaría las elecciones, pero necesitaría del apoyo del conservador Partido Popular (PP) o de Podemos para gobernar.
En las últimas encuestas, Susana Díaz llegaría a obtener un 34,7% de los votos y 44 escaños, mientras que el PP alcanzaría un 25,7% con 34 escaños. El partido emergente, Podemos, ocuparía el tercer lugar, con el 19,2%, ingresando al Parlamento con 21 escaños.
En el caso de Izquierda Unida (IU), hasta hace pocas semanas socio de gobierno del PSOE andaluz, bajaría de 12 diputados a 4 o 5, en la que podría ser la peor elección de su historia reciente en Andalucía. La renovación de ese pacto no le alcanzaría a Susana Díaz para gobernar con mayoría absoluta, por lo que tendría que elegir entre pactar con el PP o con Podemos.
Otro que ingresaría por primera vez al parlamento sería Ciudadanos, con 5 escaños. Esta fuerza política de centro-derecha, que viene creciendo en las encuestas, emergió en las últimas semanas con un discurso ciudadano “ni de izquierdas ni de derechas”, que muchos analistas catalogan como una suerte de versión liberal de Podemos.
Especulaciones sobre pactos electorales
Si bien el PSOE viene sosteniendo, a nivel estatal y en Andalucía, que no va a pactar ni con el PP ni con Podemos, estos días crecen las especulaciones sobre posibles pactos de gobierno. Si los números no dan, Susana Díaz se vería obligada a pactar.
Sin embargo, hay una opción “intermedia”. Si después de las elecciones se produce una primera votación en el Parlamento, donde ningún partido obtiene la mayoría absoluta, se pasará a una segunda votación, en la cual el PSOE podría pasar a gobernar “en minoría” con mayoría simple. Esto siempre y cuando el PP y Podemos no votaran, ambos, contra la investidura de Susana Díaz. En este caso una abstención de Podemos sería un “guiño” que le bastaría al PSOE para formar gobierno en minoría, sin comprometerse a un pacto.
A pesar de los ya trillados discursos de Podemos contra la “casta”, de la cual el PSOE de Susana Díaz es fiel exponente en Andalucía, esta última opción se presenta como bastante “probable” tomando en cuenta las declaraciones ambiguas sobre el asunto que han realizado varios líderes de Podemos.
Después de las confusas declaraciones a principios de febrero de uno de los dirigentes de Podemos en Madrid, Luis Alegre, quien dijo que Podemos no descarta pactar con el PSOE andaluz si asume un compromiso anticorrupción «implacable», en los últimos días la eurodiputada Teresa Rodríguez, militante de “Anticapitalistas” (ex Izquierda Anticapitalista) y cabeza de lista de Podemos en la comunidad andaluza, sostuvo que de darse ese escenario “se consultaría a los simpatizantes mediante un referéndum”, dejando abierta esa posibilidad.
La crisis del PSOE, Podemos y el principio del fin del bipartidismo
La crisis económica capitalista, ha golpeado especialmente a la relegada comunidad andaluza. El desempleo alcanza al 35% de la población y asciende al pavoroso 62% entre los jóvenes. Al menos 2,5 millones de personas se hallan en riesgo de exclusión social tras haber perdido sus empleos o sus viviendas, o ambas cosas. La concentración de la riqueza en manos capitalistas es tan escandalosa que el 50% de las tierras de cultivo se halan en manos de un 2% de grandes propietarios y terratenientes.
El gobierno andaluz, hasta hace pocas semanas un gobierno de coalición entre el PSOE e IU, ha venido aplicando hace años todos y cada uno de los planes de ajuste contra la población.
La convocatoria a elecciones anticipadas para el próximo 22 de marzo, producto de la crisis terminal de la coalición de gobierno tras una serie de desavenencias entre los “socios”, pareciera haber operado hasta el momento como un límite a la crisis de los socialistas andaluces, repudiados gran parte de la población e inmersos en diversos casos de corrupción en todo el Estado.
La ventaja socialista en Andalucía se mantiene a pesar de la caída general del PSOE en el resto del país y Susana Díaz aún mantiene una imagen positiva por encima de su propio partido, que no logra recuperarse de su crisis, un fenómeno que se ha dado en llamar la “pasokización” del PSOE (por su comparación con el PASOK griego, hoy liquidado como fuerza política).
Los grandes perdedores de la elección son el PP, por un lado, llegando a su piso histórico, y por otra parte Izquierda Unida, que ve cómo sus votantes se disparan hacia Podemos.
En el caso del Partido de Pablo Iglesias, apostará estos días por convencer a ese 15 por ciento de los encuestados que dudan entre votar al PSOE o votar a Podemos, un porcentaje muy alto que puede cambiar los resultados finales, mientras que el 41% de los encuestados puede dar muchas sorpresas a la hora del resultado final.
Esta será la primera contienda electoral de Podemos en la arena española, después de su exitosa presentación en las pasadas elecciones al Parlamento Europeo en la que conquistó 5 escaños.
Si bien Podemos viene manteniendo una performance ascendente en las encuestas desde hace meses, el último barómetro de Celeste-TEL realizado para eldiario.es, muestra lo que podrían ser los primeros síntomas de estancamiento electoral de la formación liderada por Pablo Iglesias.
El sondeo sitúa al PP como primera fuerza (31,8%), seguido del PSOE (24,4%) y Podemos (18,3%), con lo que este último cae 2,6 puntos con respecto a enero. AL mismo tiempo, Ciudadanos continúa creciendo y se sitúa ya en el 6,2% de estimación de voto.
Las elecciones andaluzas son en buena medida un reflejo, aunque distorsionado por las especificidades y la relación de fuerzas regionales de los distintos partidos, de esta dinámica electoral estatal. Sea cual sea el resultado definitivo, se vienen tiempos interesantes en el parlamento andaluz, que promete pasar de estar formado por tres fuerzas políticas, a estructurarse alrededor de cinco partidos.
Un cambio de calado, nada menos que en Andalucía, la comunidad autónoma más poblada del Estado español (8.402.305 habitantes a 1 de enero de 2014) y la segunda en extensión, y un adelanto del panorama de fragmentación que se puede vivir en las próximas elecciones autonómicas y municipales en la mayoría de los distritos: el quiebre del bipartidismo.