Los ejemplos de luchas defensivas emblemáticas de la clase trabajadora en el Estado español se acrecientan. Dos de ellas ya están en la Historia del Movimiento Obrero y en el imaginario de la clase trabajadora: Panrico Santa Perpetua (Barcelona) y Coca-Cola Fuenlabrada (Madrid).
Las trabajadoras y trabajadores de Panrico, después de meses de lucha han sido derrotados no por haberse enfrentado a la patronal, sino por la traición de la burocracia sindical de CCOO, el cáncer interno de esta magnífica lucha defensiva. Pero sus enseñanzas no han caído en saco roto; los trabajadores de Coca-Coca de la planta embotelladora de Fuenlabrada, han aprendido de sus hermanos de clase y han vigilado con lupa a la burocracia de CCOO, lo que ha impedido que esta negociase a espaldas de los trabajadores, por lo que han conseguido que el ERE haya sido tumbado primero por la Audiencia Nacional y después por el Tribunal Supremo.
La hermandad entre ambos conflictos está resumida en el lema que tantas veces han gritado al unísono, “Panrico y Coca-Cola, la lucha es una sola”. Pero esta hermandad se extiende como la espuma. En Barcelona los trabajadores de Panrico no sólo se solidarizan con los trabajadores de Movistar, sino que les enseñan lo aprendido. Uno de los trabajadores de referencia de Panrico, Molina, hoy despedido, en compañía de compañeras y compañeros, le ha transmitido la experiencia de la caja de resistencia, inclusive la han llevado a la Universidad bajo el lema “cada estudiante 1€”.
Hoy, 1ero de Mayo, mientras Molina y sus compañeras y compañeros hacían una paella en el local barcelonés, «Flama del 36» para recaudar dinero para la caja de resistencia, Alberto, un trabajador de Coca-Cola, orientaba a los compañeros en la manifestación y pedía, con su indumentaria de trabajador de Coca-Cola y urna en mano, dinero para la caja de resistencia mientras otros repartíamos los panfletos de los propios trabajadores de Movistar al grito de “¡Trabajadores precarios le hacen huelga a una multinacional!”.
La huelga de Movistar puede convertirse también en un referente porque es una huelga de trabajadores precarios contra la compañía telefónica, la primera multinacional española. Trabajadores precarios que trabajan para Movistar a través de contratas y subcontratas e, inclusive, como autónomos. Trabajadores que cobran un salario bajo y que además, dependen para cobrarlo, de si llegan a los objetivos que le marcan sus contratas y subcontratas. Trabajadores que tienen que poner su propio coche, pagar su propia gasolina, sus propias averías y comprar sus propias herramientas. Así es posible que los integrantes del Consejo de Administración de Movistar cobren sueldos millonarios. Su presidente, el bandido social César Alierta, cobra cada día “legalmente” unos 19.700€, lo que no gana ninguno de los trabajadores precarios en un año -¡viva la democracia!-.
Que unos trabajadores precarios le hagan huelga a una multinacional es un ejemplo de lucha de clases enorme, ya que informa que aún en las peores condiciones posibles la clase trabajadora se puede organizar para combatir a la patronal multinacional. Se han tenido que relacionar trabajadores de diversas contratas y subcontratas, es decir, han vencido unas dificultades de partida que los trabajadores que están en un centro concreto no tienen. Pues bien, a pesar de que no tenían experiencia previa lo han hecho.
¿Qué fuerza les ha impulsado a hacer una huelga de partida tan difícil? Parte al menos de la respuesta se encuentra en uno de sus propios panfletos cuando dicen “Nos han quitado tanto que incluso nos han quitado el miedo”. Pero hay más, ellos ya saben hoy que su lucha es la de toda la clase trabajadora, por eso afirman que “esta lucha marcará un antes y un después porque aunque haya nacido como una lucha defensiva contra el nuevo contrato bucle, ya ha tomado la indoblegable intención de recuperar los derechos arrebatados a través de la subcontratación y como resultado de la paz social. Imaginaos compañeras y compañeros, el empujón en la moral de toda nuestra clase que supondrá esta victoria”.
Cuanto más resistan los trabajadores de Movistar, más cerca estará la victoria. La resistencia dependerá en una medida importante de la solidaridad que otros sectores de la clase trabajadora sepan concretar a través de la caja de resistencia y de actos solidarios que día a día visibilicen más la lucha.
Hoy las luchas defensivas de la clase trabajadora en el Estado español se llevan a la práctica a pesar de las traiciones de la burocracia sindical y a pesar de que el partido de la clase trabajadora aún no existe. Imaginémonos lo que hará la clase trabajadora cuando se libre de la burocracia y conquiste su Partido, ¡tomará el cielo por asalto!.
Madrid, 1º de Mayo de 2015