Por tercera vez fracasó el gobierno griego en el Parlamento, al no conseguir los 180 votos necesarios para validar a su candidato a Presidente. El Primer Ministro se vio obligado a convocar elecciones generales para el 25 de enero. Syriza encabeza las encuestas, mientras crece la incertidumbre entre los líderes europeos y los mercados.
La crisis política en Grecia, Syriza y la desmesura de los mercados
Según una encuesta reciente de intención de voto para Alpha TV, Syriza obtendría un 28.1%, seguido por Nueva Democracia con un 25.1. En un lejano tercer lugar quedaría el partido Potami con un 6.1, el fascista Aurora Dorada con 5.9, el Partido Comunista con 5.4 se ubicaría por encima del 4.6 del PASOK y el 3% sería para los Griegos Independientes.
Según la misma encuesta, Syriza pasó de superar a Nueva Democracia por un estrecho margen del 0.6 a una diferencia de 3 puntos desde mediados de diciembre. En otra encuesta, de Palmos para @tvxs, Syriza alcanza un 29.9%, alargando la diferencia con el 23.4% de Nueva Democracia.
Después de la votación de este lunes en el Parlamento, el líder de Syriza, Alexis Tsipras, planteó que se vivía“un día histórico para la democracia griega”, y que la votación había marcado “el fin del régimen que hundió el país en la pobreza, el desempleo, el dolor y la desesperación”.
Los mercados y el fantasma del caos
La incertidumbre política es muy grande, y crecerá durante los próximos 26 días, que son los que faltan para que se conozcan los resultados de las elecciones.
Como en un “flashback” de la situación que se vivió en 2012, en las anteriores elecciones griegas, la reacción de los dirigentes europeos, los mercados y los bancos fue inmediata.
El Frankfurter Allgemeine Zeitung, periódico de centro derecha alemana, se preguntaba “¿Todo comenzará de nuevo?”, en un comentario editorial de Klaus-Dieter Frankenberger.
Mientras el Ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaeuble, advertía a la población griega que “no hay alternativaa las reformas estructurales” y que las cosas van a “poner difíciles” si Grecia opta por un camino diferente. Sobre la posibilidad de un gobierno Syriza, marcó una línea de fuego: “cualquier nuevo gobierno deberá adherirse a los compromisos contraídos por sus predecesores”.
El socialista francés Pierre Moscovici, ministro de Economía, Hacienda y Comercio de la Unión Europea, reforzó el mensaje de su par alemán, añadiendo que los electores griegos deben apoyar el proceso de reformas para mantener a Grecia dentro de la eurozona, en una clara alusión a Syriza.
Reafirmando con sus palabras que los conservadores y socialdemócratas europeos integran el mismo “partido de la austeridad” y señalar que “no hay alternativa” a los recortes y el ajuste emprendido hace varios años contra la mayoría trabajadora en Europa.
“Su programa es peor que el comunismo”, “será el caos total”. Las palabras, que profetizan una gran tragedia, corresponden a Joerg Sponer, director del Capital Group, uno de los fondos de inversión más grandes del mundo.
Un artículo en The Times comenta que cuando Syriza realizó una gira por Londres, a fines de noviembre, para presentar su programa económico a una cantidad de fondos de inversión y grandes bancos, la ansiedad se apoderó de los inversores. Sponer dijo que todos los escucharon el programa de Syriza, salieron de la reunión queriendo “vender todo” lo que tuvieran en Grecia.
Thanos Vamvakidis, analista del sector europeo del Bank of América Merryl Linch, agregó que intentar llevar el salario mínimo y las pensiones a un nivel anterior a la crisis “llevaría al deterioro de la competitividad de la economía griega” y que por lo tanto “nadie puede asumir una decisión como esa”.
Yannick Naud,del fondo de inversión británico Sturgeon Capital, aseguró que sería “muy difícil para los inversores internacionales mantener posiciones significativas en Grecia” si Syriza llegara al gobierno.
Sin embargo, un tono muy diferente tuvo Wolfgang Münchau, columnista del Financial Times, en su artículo provocador del 23 de noviembre, cuando aseguró que «La izquierda radical tiene razón sobre la deuda europea».
El columnista se hacia una pregunta sencilla: imagina que eres un ciudadano europeo, que quieres ver más inversiones por parte del estado para salir de la crisis y una reestructuración de la deuda para pagar menos. Entonces, ¿a qué partido político votarías?
La respuesta de Münchau era que no cabían muchas opciones: Die Linke en Alemania, Syriza en Grecia, Podemos en el Estado español. “Aun cuando usted no sea seguidor de la izquierda radical, si vive en la eurozona, y está de acuerdo con esas políticas, esas serían sus únicas opciones políticas”, decía desde las páginas del FT.
Agregaba que la tragedia de la eurozona es que los partidos de la centroderecha y la centroizquierda llevaron a la economía a una situación equivalente a un “invierno nuclear”, una imagen que se refiere al frío y la falta de luz posterior a una guerra nuclear que arrasara el planeta.
Matt O’Brien, opina este lunes desde The Washington Post,que no hay nada radical en el planteamiento de Syriza, que simplemente es inútil tratar de que alguien pague algo que no puede pagar. Salvo que se lo empuje a la peor depresión en la historia, que es lo que ha sucedido en Grecia.
Los mercados agitan el miedo y la incertidumbre, a pesar de que el programa de Syriza, como dice O’Brien, no tiene “nada de radical”. Esto, que puede parecer paradójico, no lo es tanto.
El programa moderado de Syriza, que ha tenido un giro hacia el “pragmatismo” y la negociación con los acreedores, continúa siendo demasiado “incierto” para una estructura tan frágil como es hoy la Unión Europea, agobiada por una crisis de larga duración, y sobre todo, por el desprestigio creciente de sus instituciones y partidos tradicionales en muchos países.
La incertidumbre para los mercados se produce, también, porque en Grecia hay fuerzas sociales que se pusieron en movimiento desde el comienzo de la crisis, y que se expresaron en 32 huelgas generales, movilizaciones, ocupaciones y luchas sociales. Fuerzas sociales que no “controla” Syriza, como hace 40 años controlaban los viejos partidos comunistas en el Mediterráneo europeo, permitiendo “transiciones” amañadas tras la caída de las dictaduras.
Hay una palabra griega, “hybris”, que tiene varios significados posibles. Una traducción posible es la desmesura, el exceso, el salirse por fuera de los límites asignados. También puede usarse para referirse al abuso de los fuertes sobre los débiles, abuso de poder que se puede volver en su contra.
La “hybris” de los mercados ha llevado a Grecia a una situación de crisis social sin precedentes en décadas. Pero también ha generado un malestar social profundo, la crisis de los partidos tradicionales y ha puesto en movimiento fuerzas sociales en las calles.
Syriza pretende contestar a la desmesura con “moderación”, suavizando el discurso y el programa, para que los mercados “no se agiten”. Esto anula todas las posibilidades de dar respuesta a las necesidades sociales más acuciantes.
Sin embargo, a pesar de la mesura de Tsipras y Syriza, las fuerzas sociales que se han puesto en movimiento desde el comienzo de la crisis no han sido aplacadas, ni mucho menos sus aspiraciones aún insatisfechas. A la explosión de esta potencia social es a lo que verdaderamente temen los mercados y el establishment europeo.
En esta paradoja se desarrolla la crisis griega, en la que los próximos días serán de los más importantes en los últimos años