La Plataforma Estatal por la Escuela Pública llama a la huelga a estudiantes y trabajadores de los centros educativos, tras la nueva maniobra del gobierno del PP para terminar de aplicar la LOMCE.
En 2017 seguimos asistiendo a una elitización de los estudios que se viene acelerando en los últimos diez años, estructurada en planes como Bolonia o la LOMCE. Entre 2012 y 2016, 134.000 estudiantes universitarios han sido expulsados porque no pueden permitirse pagar las tasas y miles de trabajadores de los centros educativos han sufrido despidos.
En este sentido, la apertura de las puertas de la universidad a finales del siglo XX, que se logró a través de la lucha y la movilización de la clase trabajadora y la juventud, parece revertirse a golpe de reforma, en el marco de la actual crisis capitalista.
Estos ataques no sólo están centrados en los estudiantes universitarios, ya que la implantación de la LOMCE con sus reválidas en primaria y secundaria, unida a recortes presupuestarios y despidos, degrada todavía más la educación pública frente a la privilegiada concertada o privada.
Es en este contexto en el que se lanza la segunda gran huelga estatal en educación del curso, tras la del 26 de octubre, si no contáramos con las huelgas que no han sido estatales, como las del 18 de enero y 9 de febrero en Catalunya. Sin embargo, esta huelga podría volver a alcanzar o superar el seguimiento del 90% que tuvo la del 26O por varios motivos.
El primero es que ha sido anunciado desde la Plataforma por la Escuela Pública, donde están los sindicatos con sección de educación que por tamaño mayor responsabilidad tienen en la masividad de una huelga, como CCOO y UGT. El segundo es que no llamaban a la huelga educativa desde la multitudinaria convocatoria de mayo de 2013, habiéndose acumulado desde entonces más motivos aún para que la plantilla los centros educativos y estudiantes salieran a la huelga.
Uno de los más acuciantes es la aplicación de las criticadas reválidas que impone la LOMCE, que podrían terminar de entrar este año en vigor, pese a las maniobras del gobierno, que trató de hacer creer lo contrario con el objetivo de desactivar la protesta.
Mientras el pasado 26 de octubre decenas de miles de estudiantes, y en algunas comunidades también docentes, protestaban en huelga contra las reválidas educativas, el Gobierno, entonces en funciones, del PP anunciaba un Real Decreto que según la mayor parte de la prensa del Régimen las “dejaba sin valor académico”.
Según las declaraciones del PP, esto suponía la paralización de la aplicación de la LOMCE “en aquellos aspectos en que la ley no esté ya en vigor”, lo cual resulta un sinsentido, ya que desde el inicio de este curso, los últimos aspectos de la LOMCE que faltaban por aplicar, entraban en vigor.
Estos aspectos son las reválidas de ESO, Bachillerato o la aplicación de la LOMCE en los cursos 2º, 4º y 6º de Primaria, la elaboración de un ranking de puntuación en reválidas para distribuir más o menos fondos públicos a los institutos, entre otros.
De esta forma, cuando la prensa burguesa reproducía como si fuera un bando gubernamental que “El PP deja sin efectos académicos las reválidas”, no lo hacía con una intención meramente periodística, sino desmovilizadora. El carácter no académico de las reválidas durante el curso 2016/2017 es una noticia de hace más de cuatro meses, ya que fue promulgado por el PP este pasado mes de julio, cuando aprobó las reválidas por decreto y con las aulas vacías.
Así mismo las reválidas sí que tendrán efectos académicos, ya que incluso durante este curso se aplicarían para entrar a la Universidad y se planificarían si hubiera pacto educativo a favor del PP, aún con el curso ya empezado, pasando por encima de los planes pedagógicos de los equipos docentes.
El pasado 13 de enero, el Consejo de Ministros del PP anunció que acudiría al Tribunal Constitucional para anular el Pacto de Estado Social y Político por la Educación al que se llegó en el Congreso de los Diputados, ya que este paralizaba la aplicación del total de la LOMCE.
Ante esta maniobra parlamentaria, la Plataforma anuncia una huelga tras un parón de cuatro años en los que los sindicatos de trabajadores con mayor peso que la componían (CCOO, UGT y STES) se dedicaron a no secundar otras huelgas en educación, esta vez con el objetivo de que se realice el susodicho Pacto de Estado por la Educación, votado por PP, PSOE y Ciudadanos, el cial conlleva la creación de una comisión para su elaboración integrada por los tres grupos.
La Plataforma advierte de la inactivdad de dicha comisión, así como del desvío de su objetivo hacia la creación de documentos sobre la privatizadora Estrategia 2020, como una de las vías a través de la cual el PP trata de llevar adelante la LOMCE, dando mal pago a PSOE y Ciudadanos por sus servicios en la formación de gobierno. Sin embargo la propuesta anti-LOMCE de PSOE es el retorno a la LOE de 2006, impuesta por el gobierno de Zapatero en medio de amplias protestas estudiantiles y educativas.
Si lo que se pretende es derribar las reformas que desmantelan los derechos laborales de los trabajadores de los centros educativos y la educación pública en pro de la privada, se revela necesario no sólo derribar la LOMCE, sino evitar un retroceso a cualquier reforma anterior en beneficio de los capitalistas, así como superar los encorsetados límites que tendría una huelga diseñada a medida de la aritmética parlamentaria de la izquierda reformista, en buena parte gracias al rol de contención de la burocracia sindical.
Para ello es necesario poner en pie un movimiento obrero y estudiantil combativo, independiente del Estado y sus instituciones y que pelee por limpiar los sindicatos de burocracia desmovilizadora y organizarse de forma democrática y de base codo con codo, la juventud y la clase obrera.
Bien es cierto que tras un ciclo de luchas en las que existía una significativa presencia juvenil entre 2011 y 2012, la aplicación del Plan Bolonia, la LOMCE y el tasazo del 2012 supusieron una derrota para el movimiento estudiantil, pero es contra la lógica desmovilizadora de derrota contra la que queremos debatir también desde la sección de Juventud de este diario.
La juventud sigue manteniendo un fuerte potencial de lucha, que se multiplica si está al lado de los trabajadores. Un buen momento para empezar puede ser la próxima huelga estudiantil del 9 de marzo, por ejemplo. Pero esto sólo se podría conseguir y mantener con una política de organización y coordinación con el resto de los sectores en lucha.