Durante el fin de semana del 24 y 25 de Abril se inauguró el local “Flama del 36” (Llama del 36) en Barcelona. El primer acto programado fue una charla que contó con la presencia de una importante representación de trabajadores técnicos en huelga de Movistar junto a jóvenes y estudiantes.
De este modo el local comenzó su andadura con un acto que responde a su génesis, ser altavoz de las luchas de la clase trabajadora y la juventud. Desde las 19:00h de la tarde y durante más de dos horas, los trabajadores en lucha de Movistar contaron los motivos que los llevaron a la lucha y los cuales los mantienen hoy en pie de guerra contra una de las más poderosas multinacionales del mundo.
La mesa principal del acto estuvo formada por el Comité de Huelga a la que se sumaron varios trabajadores y trabajadoras. Durante su intervención dejaron constancia de la criminal situación de precariedad a la que son sometidos por parte de la patronal. La muestra de un sector ultra precarizado que configura su jornada laboral con hasta 10 y 12 horas de trabajo, con una alta presión para conseguir objetivos por parte de la empresa, con una ausencia prácticamente absoluta de medidas de seguridad para tareas de alto riesgo, con sanciones económicas permanentes por parte de la patronal y un largo etcétera que, lejos de ser una excepción, es la norma en el mercado laboral español.
Si bien el hilo conductor se nutría de las diferentes caras de la precariedad que sufren, estos luchadores mostraron una determinación sin titubeos. Explicaron los mecanismos de organización de la lucha entre los diferentes comités de huelga de las diferentes provincias, su coordinación para llenar la caja de resistencia y su infatigable tarea en los piquetes. Exponían con total claridad la necesidad de que su lucha, la lucha de Movistar, sea de todos. Una lucha que inicie una cadena de movilizaciones, que sirva para que la gente entienda los niveles de explotación que sufre toda la clase trabajadora.
Además de estas cuestiones nacidas de la misma lucha, los trabajadores expusieron visiones que iban más allá de sus propias demandas y más allá del ámbito laboral. Se intercambiaron opiniones y demandas, pero sobre todo la necesidad de acabar con este Régimen del 78 que ahoga al trabajador para engordar al capitalista.
Desde el público, en sintonía con los trabajadores presentes, se plantearon diferentes problemáticas. Se expuso la necesidad de acabar con las empresas de subcontratación, una lacra que el Estado Español sufre desde los años 90 y que son el máximo exponente de precariedad. Del mismo modo, un trabajador despedido de Panrico, hizo hincapié en la necesidad de la auto organización de los trabajadores, desconfiando y alejándose de las burocráticas direcciones sindicales que buscan mediar para que la sintonía de la paz social que nos imponen no deje de sonar.
Especialmente impactante fueron las intervenciones de los trabajadores inmigrantes, un sector invisibilizado en las luchas obreras. En primera persona contaban los mecanismos que la multinacional española había usado para su contratación y posterior precarización. Contratados en su país de origen, una vez en España veían como el contrato que habían firmado se quedaba en papel mojado. Obligados incluso a pagar a lo largo de 18 sueldos, los gastos de su viaje. Aspectos cruciales que deben ser expuestos con claridad para fortalecer los lazos de solidaridad entre los trabajadores españoles e inmigrantes. Si los patrones no tienen fronteras, mucho menos nosotros.
Estuvieron presentes también, estudiantes de la Facultad de Geografía e Historia de la UB, quienes explicaron la problemática de la juventud en el movimiento estudiantil, bajo universidades cada vez más elitizadas, con altos muros para los hijos de la clase trabajadora: «Si a los trabajadores y trabajadoras os despiden de los centros de trabajos, a los estudiantes nos expulsan de las universidades porque no podemos pagar las altas matrículas», dijo Marta Clar, estudiante de Antropología.
Los estudiantes contaron la campaña «Un estudiante, un euro» que están realizando en las universidades en apoyo a la Caja de Resistencia de la huelga de Movistar.
Minutos previos al inicio de la charla también se contó con el testimonio de una de las pocas trabajadoras que están en la plantilla de técnicos de Movistar y que también está en lucha. Contaba su experiencia como mujer trabajadora, sus problemas para compaginar su trabajo y el cuidado de su hijo, la dificultad del trabajo y los esfuerzos que realiza.
Esta charla fue el primer acto de los organizados para el fin de semana de inauguración del local “Flama del 36”. Además de esta charla, el sábado se contó con una exposición de fotos que mostraba «4 años de resistencia. Desde el 15M hasta la actualidad» y con una charla de trabajadores que contó con la presencia de trabajadores de Movistar, de ex trabajadores de Panrico, con un delegado sindical de Telepizza y con una joven precaria del ámbito el cuidado y tareas domésticas.
A lo largo de todos los actos programados se contó con venta de cafés y ’pica pica’ con el fin de destinar el dinero recaudado a la caja de resistencia de los trabajadores de Movistar. Sin lugar a dudas este fin de semana de inauguración, por su contenido, es fiel muestra del objetivo y la finalidad de la “Flama del 36”, ser un lugar de reunión de jóvenes, trabajadores y estudiantes para unirse, organizarse y luchar contra este sistema de opresión.
La intensidad de este fin de semana de inauguración quedó plenamente definido el mismo viernes, cuando desde la mesa un joven trabajador de Movistar afirmó sin duda que “lo necesario aquí es una Revolución Social”.