Este martes, las direcciones de los sindicatos mayoritarios UGT y CCOO firmaron un acuerdo inaceptable con las diez empresas contratadas por Telefónica-Movistar, a espaldas de los trabajadores, anunciando además la desconvocatoria de la huelga.
Para los sindicatos CCOO y UGT, esta desconvocatoria hace referencia a los dos días de paro que habían convocado para el 6 y 7 de mayo. Sin embargo, los sindicatos alternativos y de izquierda, como Alternativa Sindical de Trabajadores (AST), CGT o Cobas mantienen una huelga indefinida a nivel estatal desde hace más de un mes según las comunidades, afectando a 15.000 trabajadores.
Mientras tanto, este miércoles detuvieron a seis trabajadores en Madrid, secuestrándolos de sus casas. Represión y traición fueron las armas de la patronal y de la burocracia sindical para detener la fuerza de los huelguistas.
Ante ello, la mayoría de los trabajadores organizados en asambleas y las organizaciones alternativas, consideran que la huelga indefinida debe continuar ya que no aceptan este acuerdo por no contemplar la eliminación del llamado ‘contrato bucle’.
Es decir, la existencia de “cadenas de subcontratación”, subcontratas de las contratas que tienen el objetivo de precarizar aún más a los trabajadores y pagar salarios más bajos. El último eslabón de esta cadena de explotación muchas veces lo ocupan trabajadores autónomos, que tienen contrato de 2 o 3 horas al día pero se ven obligados a extender su jornada laboral a más de 10 o 12 hs para poder llegar a salarios de 800 euros.
Precisamente, el pre-acuerdo firmado por CCOO y UGT es un verdadero engaño, ya que acordaron la ‘aplicación del convenio provincial del metal’ para los técnicos, pero sin efecto para los autónomos. Precisamente lo que denuncian los huelguistas es su situación de «falsos autónomos» que esta multinacional imperialista impuso a miles de trabajadores para abaratar los costes de la plantilla.
Tampoco se ha alcanzado un acuerdo respecto a las duras penalizaciones a los trabajadores por realizar incorrectamente una instalación o por no contar con el material obligatorio para la seguridad en el trabajo.
En cuanto al trabajo en fines de semana y festivos, han acordado acotarlo a ocasiones puntuales y por razones justificadas, sin aclarar en ningún momento el criterio a seguir para tales ocasiones.
También se acordó un paquete de medidas salariales que continúan dependiendo de un baremo de puntos por producción que no avanza casi nada respecto a la situación de precariedad laboral.
Entre las ‘nuevas medidas’ los sindicatos destacan la creación de una «comisión paritaria de interlocución» entre sindicatos, contratistas, subcontratistas y la propia Telefónica para regular la subcontratación. Sin embargo no es nada nuevo, se sigue dejando en manos de la misma burocracia sindical que ha firmado este acuerdo las condiciones de subcontratación y se acepta así el mantenimiento de esta forma de ultra-precarización que los huelguistas quieren eliminar. La consigna de los compañeros ha sido clara, el pase a plantilla de Telefónica de toda la red de trabajo externalizado. Una demanda que busca acabar con el modelo de precariedad reinante en este sector y otrs muchos desde los años 90.
Las trabajadoras y los trabajadores reunidos en asamblea, han decidido continuar con la huelga indefinida y no aceptar estas condiciones que no solucionan la enorme precariedad laboral que los lleva a ser «esclavos» de esta multinacional explotadora. Condenando además la actuación de las direcciones de los sindicatos mayoritarios que siguen actuando del lado de la patronal, traicionando y actuando como verdaderos obstáculos en la lucha por sus derechos. Ni siquiera se pronunciaron por los seis detenidos en Madrid de este martes.
Esta nueva traición sindical vuelve a poner al desnudo la necesidad de revolucionar las estructuras sindicales y, cuando salimos a la lucha, los que nos representen sean compañeros elegidos por las asambleas y que se puedan revocar en todo momento. Las estructuras sindicales elegidas en elecciones en tiempos de paz se muestran muchas veces como obstáculos a la lucha. En el caso de la huelga de Movistar, los interlocutores de los huelguistas, tal como ellos exigen tras la consigna “Nosotros luchamos, nosotros negociamos”, deben ser los comités de huelga respaldados por las asambleas de trabajadores y no los burócratas traidores.
Traiciones de este tipo ya la vivimos en la huelga de Panrico, en la que firmaron un ERE (Expediente Regulación de Empleo), haciendo caso omiso de las asambleas que decidieron no aceptarlo. Fueron ocho meses de huelga en la que tuvimos que enfrentarnos a la patronal, al gobierno de la Generalitat y a CCOO y UGT, que en todo momento intentaron boicotear la huelga, dando la espalda a los trabajadores y pactando despidos.
La huelga de Panrico, así como la lucha de Coca Cola y hoy la de Movistar son hitos de la clase obrera y cuentan con un gran apoyo social, de parte de los estudiantes, movimientos sociales y todos los sectores en lucha. Si ayer los decíamos con la huelga histórica de Panrico, hoy toman el mando los trabajadores técnicos para decir «Movistar somos todos».
¡Basta de pactos a espaldas de los trabajadores!
¡Abajo la burocracia sindical!
¡Basta de represión a los huelguistas!
¡Que viva la huelga de Movistar!