En LID digital e impreso, venimos reflejando la Conferencia Internacional de la Fracción Trotskista-Cuarta Internacional donde participaron delegados de 12 países. La refundación del Partido Social de la Revolución Mundial, la IV Internacional, es el gran objetivo que tenemos los trotskistas.
Un sector rompió y en el medio de la guerra. Luego de algunas conferencias y del impacto de la Revolución Rusa de 1917, se reunieron en marzo de 1919 para crear la III Internacional. Pero la burocratización de la URSS se trasladó a todos los Partidos Comunistas, incluso al alemán que permitió el ascenso de Hitler. Este fue el hecho que demostró a Trotsky que era necesario romper y crear una nueva internacional al servicio de la revolución mundial.
La IV Internacional
El 3 de septiembre de 1938 se reunió la Conferencia de Fundación de la IV Internacional en París. Sin la asistencia de Trotsky (que no podía salir de su exilio mexicano) y con la persecución estalinista encima que ya había asesinado poco antes al hijo y colaborador de Trotsky (León Sedov) y al principal organizador de la Conferencia.
Desde 1933, Trotsky y su organización, la Oposición de Izquierda Internacional, realizaron varios intentos con otros grupos y partidos para confluir en la nueva internacional. Era una década muy convulsiva donde se desarrolló el fascismo, guerras civiles como la española y el estalinismo usufructuó el prestigio de la Revolución de Octubre mientras asesinaba y encarcelaba a sus dirigentes. La mayoría de los grupos que se acercaron a la IV terminaron cediendo al estalinismo o a la socialdemocracia.
Trotsky luchó por fundar una internacional sin manchas, que mantuviera los principios formulados por Marx, Engels, Lenin y los cuatro primeros congresos de la III (antes de la burocratización) y no ceder a los reformistas (o sus seguidores) para fundar una internacional que sirviera para la revolución y no a las aspiraciones individuales.
Trotsky preveía la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo planteó que de triunfar la Revolución Española de 1936, esta podía detener el curso de la guerra. Pero Trotsky no logró convencer al grupo de bolcheviques-leninistas dirigidos por Andrés Nin de una política independiente, y gran parte de estos cedieron al Frente Popular a través del POUM. Quizás la revolución igual fuese derrotada pero hubieran surgido dirigentes que necesitaba la revolución para esperar el momento en que las masas rompieran con sus burguesías y se dieran el objetivo de derrocarlas. El partido más grande y formado en ese momento era el SWP de EE.UU., con importantes experiencias en el movimiento obrero. También había grupos con tradición en Francia. Asistieron 11 secciones de 29 afiliadas. Las condiciones eran de clandestinidad.
Algunos delegados no asistieron por considerar que la situación no era favorable para fundar la IV (la III había sido fundada en un momento de ascenso). El resto de los trotskistas sabían que esta situación era coyuntural. Confiaban en la perspectiva de que la guerra crearía situaciones revolucionarias y ese sería el momento de la IV Internacional y su programa: el programa de transición.
Trotsky escribió este programa como centro de discusión de la Conferencia. “La contradicción entre la madurez de las condiciones objetivas (el estancamiento de las fuerzas productivas, los enfrentamientos interimperialistas) y la inmadurez de las condiciones subjetivas (la conciencias de las masas, el partido revolucionario) para la revolución socialista, estaba en su brecha más aguda. Era necesario un programa de acción, un puente, para superarla. Y una dirección decidida a llevarlo adelante”. (Presentación, El programa de transición y la fundación de la IV, Ed. CEIP, 2008). El objetivo: la toma del poder.
“El programa se había formado a través de las múltiples experiencias, no era un programa elaborado a priori ni un programa acabado, pero: ‘¿Qué es el partido? ¿En qué consiste la cohesión? Esta cohesión es una comprensión común de los acontecimientos, de las tareas; y esta comprensión común es el programa del partido’” (Presentación, op. cit.).
Trotsky y los trotskistas representaban la revolución. Por eso el estalinismo se esmeró en asesinarlos. El trotskismo logró pasar la Segunda Guerra Mundial pero el pronóstico de Trotsky no se dio. En gran parte por la ayuda del estalinismo que utilizó el prestigio de la revolución del 17, y luego la derrota del nazismo, para traicionar los procesos revolucionarios que surgieron desde 1943.
“Pese a la degeneración oportunista de gran parte de las corrientes que hablan en su nombre, el trotskismo sigue siendo para las clases dominantes el “espectro de la revolución”. El reformismo sigue surgiendo, solo cambian las caras. Los revolucionarios debemos desenmascararlos ante las masas. Hoy lo podemos ver en fenómenos como Podemos en España o gobernando en Grecia como Syriza. “Trotskista sigue siendo hoy el nombre con que se designa a quien sigue persiguiendo el objetivo de la revolución socialista. Entre ellos nos contamos” (Presentación, op. cit.).