La FED considera que aún no es tiempo de comenzar a subir las tasas de interés. El índice de crecimiento norteamericano no modifica la situación estructural. Burbujas que no consiguen estimular booms.

 

Mencionábamos el sábado pasado la posibilidad de que Janet Yellen incumpliera su promesa de aumentar las tasas de interés en junio. Comentábamos también rumores sobre que dicho incremento podría postergarse incluso para después de 2015. Hace unos pocos días la Reserva dio a conocer las minutas de su última reunión de abril donde efectivamente alerta que la debilidad económica de Estados Unidos durante los primeros meses del año, convenció a la mayoría de los funcionarios de que junio sería probablemente demasiado pronto para comenzar a subir las tasas de referencia. Pero esto no significa que un incremento tal haya quedado por fuera de los planes de la FED más allá de hasta cuando pueda postergarlo. De hecho y como señala el Financial Times, la FED abandonó este año su promesa de ser “paciente” antes de subir las tasas, cambiando a un nuevo equilibrio en el que puede ajustar la política tan pronto como se decida que el panorama económico es lo suficientemente fuerte como para hacer posible dicho aumento. Si bien el incremento no ocurrió en el momento señalado, la Fed ya puso sobre aviso a los “mercados” que tiene las manos liberadas para aumentar las tasas cuando le parezca conveniente. Profundizamos a continuación algunos elementos que dejamos planteados la semana pasada.

La llave mágica

Este sistema de mensajes cifrados y diálogo con los “mercados” genera la idea de una economía aparente, de un mundo en el que los principales actores son los propietarios de enormes masas de dinero y la Reserva Federal, poseedora de una suerte de llave maestra. El mundo de la economía real –que hemos llamado en otras oportunidades el “territorio”- parece haberse esfumado. Pero esto no es más que una imagen, aunque es cierto, es la imagen que se corresponde con un contenido en el que el capital encuentra serias dificultades para su acumulación ampliada. Incluso -y esto es muy importante- la mejora no despreciable de la dinámica de la economía norteamericana durante el pasado año, no modifica esta situación en términos estructurales. Esto es que ni siquiera el 3,3% de crecimiento de Estados Unidos –admitiendo que la reciente baja fuera coyuntural- resuelve el problema del promedio en el largo plazo, ni permite hacerse ilusiones sobre el retorno a la “Gran Moderación” que según Summers y otros economistas de similar renombre, dio el tono a las últimas décadas previas a la crisis de 2007/8. El bajo crecimiento promedio del 2% que signó a la economía norteamericana durante los cinco años posteriores a su punto más bajo en 2009 y que alarma a Summers, no se altera significativamente con el índice del 3,3% del año pasado admitiendo incluso que se mantenga durante este año. No se altera el hecho de que, como también señalara Summers, el crecimiento actual de Estados Unidos es mucho más bajo que su potencial estimado en 2008. Lo que sucede es que no se produce el vigor esperado después de una gran recesión y esta contradicción se expresa en la debilidad relativa de la inversión frente a las masas de capital dinerario existentes. Incluso la oferta de dinero barato que las extremadamente bajas tasas de interés estimulan, en gran parte no se dirige al “territorio” es decir a inversiones reales en la economía, sino que se orienta al mercado bursátil que está retornando a sus índices más altos. La trampa de la que la FED no puede librarse, manifiesta precisamente esta dualidad.

Ni las burbujas

De esta contradicción se desprende la tesis de Summers cuando señala que en la actualidad –y a diferencia de las décadas pasadas-, ni siquiera las burbujas pueden sacar a la economía del estancamiento. O, lo que es lo mismo, que para retornar a la tasa de desempleo previa a la crisis sería necesario un nivel tan bajo de tasas que ni los “mercados” o las intervenciones gubernamentales podrían efectivamente lograr. Si se piensa en términos de lo sucedido durante los últimos años, se puede comprobar que esto es en gran parte lo que está sucediendo. Las tasas de interés de referencia de la Fed rondando el 0% rigen en Estados Unidos desde el año 2009 y recién en la actualidad, esto es 6 años más tarde, la desocupación –cuyas formas de medición se encuentran altamente cuestionadas- se está acercando a los niveles previos a la crisis. A la vez y según Financial Times, el empleo estaría aumentando de forma inesperadamente rápida en relación con los índices moderados de crecimiento de la economía norteamericana. Cuestión que según el diario se explicaría por la caída del crecimiento de la productividad que durante los últimos cuatro años habría estado aumentando a una tasa del 0,6% en comparación con la norma de crecimiento del 2% de la última década. De modo que tasas de interés en mínimos históricos ayudadas por un crecimiento de la productividad particularmente bajo, recién luego de seis años acercan el desempleo a su nivel precrisis. Y esto sucede justo al momento en que los índices bursátiles alcanzan niveles récord. Es justamente lo que Summers denomina “estancamiento secular” es decir un período en el cual tasas de interés extremadamente bajas no logran impulsar un boom en el crecimiento económico. Y cuando la economía comienza a acercarse lentamente a los niveles precrisis ya se han gestado condiciones muy profundas de vulnerabilidad financiera. Esta contradicción es la que apremia actualmente a la Fed.

Publicado por Paula Bach

paula bach

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