La crisis migratoria está reabriendo viejas heridas sangrantes en Europa. La frontera entre serbia y Croacia, antaño escenario de la guerra de los Balcanes, hoy vuelve a ser una región caliente.

Primero fue el gobierno de Croacia quien cerró su frontera con Serbia, para poner freno a la corriente de refugiados y vehículos que los transportaban.
El ministro serbio de relaciones exteriores respondió de forma provocadora, comparando esas medidas con las tomadas por el régimen croata bajo ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial. Así lo escribió en una carta de protesta dirigida a Bruselas.

Desde el jueves, Serbia impuso una limitación –cierre de hecho- al paso de mercancías y camiones, como contestación frente a las medidas tomadas por Croacia. El gobierno serbio advirtió que algunas empresas podrían demandar al gobierno de Croacia por las pérdidas ocasionadas con el cierre de fronteras.

Un escalada sin igual entre ambos países desde el fin de la guerra de los Balcanes, en los años ´90, que produjo cientos de miles de muertos y desplazados.

Finalmente, la noche del viernes, se “normalizaron” los pasos fronterizos, pero la tensión persiste.

«Sin la medida croata, no hubiera habido el bloqueo serbio», dijo el primer ministro serbio, Aleksandar Vucic. Desde Croacia acusan a Serbia de organizar el transporte masivo de refugiados hasta su frontera, y han solicitado que los retenga en su territorio y desvíe a algunos hacia Hungría.

Según The Guardian, recientemente se ha percibido un aumento de las tensiones entre serbios y croatas en las regiones fronterizas. Por ejemplo, en Croacia fueron destruidas señalizaciones bilingües, en alfabeto latino y cirílico, como forma de hostilizar a la minoría serbia en Croacia.

Mientras ambos gobiernos se “tiran dardos”, miles de inmigrantes se concentran en la frontera serbio-croata, debido al bloqueo fronterizo en Hungría. Allí sobreviven en precarios campamentos de refugiados, en carpas o a la intemperie, en noches que ya se han puesto frías, o bajo la lluvia.

Desde que el gobierno del conservador Viktor Orban cerró la frontera de Hungría con Serbia el pasado 15 de septiembre, mediante una valla metálica de 170 km, el flujo de refugiados se dirigió hacia Croacia, que ha recibido a casi 60.000 personas desde entonces. Orbán anunció que próximamente también cerrará la frontera con ese país.

Croacia se está convirtiendo en el nuevo “punto caliente” de la crisis migratoria, mientras que Hungría y Eslovenia ya cerraron o limitaron sus fronteras.

Sorteando la dificultad de las vallas, la represión policial y los controles migratorios, los refugiados siguen llegando a la región camino del norte de Europa. Unos 8.000 refugiados llegaron el jueves a Croacia en su camino hacia el centro de Europa , según datos del ministerio del Interior croata, y una cifra similar llegó el mismo día a Hungría y Austria.

Alemania reinstauró los controles fronterizos el pasado día 13.

La llamada “crisis de los refugiados”, la más grande desde la Segunda Guerra Mundial, está mostrando la crisis de la Europa del capital, fortaleciendo las reaccionarias fronteras nacionales e incentivando las tensiones y choques nacionalistas

Publicado por Josefina Martinez

Josefina Martínez | @josefinamar14 :: Madrid

Dejar un comentario