A dos meses del inicio de la huelga de Telefónica Movistar, varias compañeras de Pan y Rosas nos reunimos en Madrid con siete mujeres de la “Marea Azul” para dar a conocer su experiencia.

Casi todas ellas son familiares de técnicos en huelga, pero entre ellas también se encuentra Angie, técnica de movistar, y a la vez mujer de un trabajador. Angie nos explica las condiciones laborales y la situación en la que se encuentran los trabajadores de las distintas contratas y subcontratas que trabajan para la multinacional.

“La realidad es que trabajamos entre 10 y 12 diarias con un contrato de 2 horas. Con los nuevos baremos, que es lo que establece nuestro salario, un trabajador gana 3,50 euros por cada alta que realiza. Teniendo en cuenta que debemos de pagar la gasolina, el estacionamiento del vehículo mientras trabajamos, el alquiler de las herramientas -que nos alquila Telefónica- , étc. Creo que en la cabeza de nadie cabe que un técnico pueda vivir con una media de 10 altas al día que se hacen, cobrando por cada una 3.50 euros”.

Ana es la esposa de un técnico en huelga, para ella la situación no es fácil, tiene un hijo de 20 meses, y aunque ella sí trabaja, la situación es muy complicada. Nos comenta como la situación de los trabajadores ha empeorado notablemente en los últimos años. “Mi marido lleva trabajando en esto desde los 18 años, toda su familia ha trabajado en Telefónica, estuvo un tiempo en paro, hace un año se reincorporó pero en unas condiciones mucho peores.” Expresa indignada que “cuando supuestamente la ‘crisis se ha acabado’ las condiciones son más que precarias”.

Además, nos cuenta cómo desde el inicio de la huelga en su familia hicieron piña “En el momento en que decidimos iniciar la huelga, en casa lo tomamos con mucha ilusión, creo que en todo momento se está haciendo lo correcto (…) estoy muy orgullosa de pertenecer a la Marea Azul”.

Haciendo balance de estos dos meses de lucha, Maite, esposa de otro de los técnicos, lo tiene claro: “creo que hay seguir en la lucha, aunque la lucha pueda llegar a decaer, las mujeres podemos retomarla, empezar a luchar y al mismo tiempo hacer más fuertes a nuestros maridos”.

Rocío, esposa de otro de los técnicos, tiene tres hijos y ella no trabaja fuera de casa. Ella también lo tiene claro, “como dice Maite, vamos a reorganizarnos, desde abajo hasta donde lleguemos”. Su marido es autónomo, lo que llaman ‘falsos autónomos’. “Trabaja para una de las subcontratas y lleva trabajando desde noviembre. Venimos los dos de estar un año en el paro y al poco de comenzar a trabajar hemos tenido que ir a la huelga.”

También nos acompaña, Ana, esposa y madre de trabajadores. Nos explica que su marido e hijo tienen cuatro horas de contrato. Dice orgullosa: “Pienso que en todo este tiempo que llevan luchando han conseguido cosas, a pesar de que nos han silenciado”. Para ella, como para las demás, el conflicto ha cambiado sus vidas, la huelga les ha cambiado la rutina, pero también el modo de ver el mundo. “Yo no creía que vivía en un país así hasta que me ha pasado esto. Dicen que vivimos en un país democrático, que es un país libre, pero no lo creo, antes cuando estábamos en una dictadura sabíamos dónde estábamos, y sabíamos a lo que atenernos, ahora no. Seguimos en una dictadura política y de prensa”.

Carolina, es pareja de técnico, tiene una hija y nos explica porque decidieron en casa ir a la huelga, dice “muy fácil, mi marido se cansa de trabajar 12 horas, llegar derrotado ganando nada y sin ver a su mujer y su hija, y decidimos que hay que luchar”. Y resalta lo importante de que ellas apoyen a los trabajadores. “Para eso estamos aquí hoy y no vamos a parar desde luego. Hay que darles el apoyo hasta el final y seguir luchando.”

También nos acompaña Carmen, ella se queja de que las condiciones de trabajo “son inadmisibles, precarias y esclavas”. Y apunta sobre el acuerdo de UGT y CCOO con las empresas colaboradoras que “hay un problema muy gordo y es que han firmado un acuerdo con las empresas colaboradoras, pero no podemos olvidar que la mayoría de los técnicos trabajan para las subcontratas.”

Tras las presentaciones, algunas de las luchadoras hacen un balance. Angie explica, “creo que con nuestra lucha sí hemos conseguido presionar en parte a los sindicatos. CCOO Y UGT han firmado algo que, aunque nos son las mejores condiciones para nosotros, al menos es más de lo que ellos pretendían”. Pero su visión es de continuar luchando, la estructura a la que se enfrentan las trabajadoras es muy compleja, llena de contratas y subcontratas. “Hemos tenido el coraje y valor para iniciar una huelga, y ahora tenemos que tener el coraje y valor para exigir a nuestros jefes que esas 8 horas de trabajo que se firmaron se respeten”.

También nos hablan de algunos de los principales problemas a los que se enfrentan. Este ha sido un conflicto muy atacado, especialmente en Madrid, algunas de ellas hablan de cómo las fuerzas policiales han intentado reprimir el conflicto desde el primer momento. “En Madrid detuvieron a varios de los trabajadores en sus casas, y ahora varios de ellos han recibido una citación judicial sin conocer por qué”. También contaban como un día antes de nuestro encuentro, “los trabajadores de Bilbao han sido multados por encadenarse en una de las sedes de Movistar en Euskadi. La cifra asciende a 15 000 euros, así es como intentan parar la huelga”.

Otro de los grandes problemas ha sido el silencio por parte de la prensa y medios en general. Una de las cuestiones que tomaron los y las trabajadoras desde el inicio fue intentar dirigirse a los medios de comunicación, sabían que la cobertura mediática era clave para que avanzara la huelga. Pero en este intento, comentan, se dieron cuenta del papel que juega la multinacional y las empresas en general. Nos explican que “Telefónica dirige GloboMedia, empresa que funciona como agencia de comunicación, y posee todas las imágenes que se generan para televisión. Toda imagen en la que aparezca la lucha de Telefónica no va a salir”.

“Hemos envido emails, cartas, llamado a todos las televisiones, periódicos y nada. Incluso nos han llegado a entrevistar de medios como la Sexta, pero los propios reporteros nos han dicho que esta información se veta.” Dice Ana que “de los medios no nos podemos fiar, ya no nos creemos nada, es todo mentira”.

“No nos podemos olvidar de que los medios de comunicación reciben mucho dinero de la publicidad, viven de la publicidad, y Telefónica es de las empresas que más aporta” apunta Maite.

Finalmente, tras un largo rato de conversación algunas de ellas reflexionan sobre qué ha cambiado en sus vidas. Ana nos cuenta su experiencia particular “creía que una huelga era una herramienta que tenía el trabajador para mejorar sus condiciones, aunque ahora está siendo muy complicado, nos están poniendo muchas piedras en el camino, empezando por la propia empresa, pero pasando por los medios de comunicación y por todo. La situación no es buena llevamos dos meses sin cobrar, tengo un niño de 20 meses, pero aun así creo que estando juntos merece la pena continuar. La enseñanza que le estamos dando a mi hijo vale más que cualquier sueldo. Sigo estando orgullosa de la Marea Azul, sigo pensando que SÍ SE PUEDE.”

Publicado por Clara Mallo

Clase contra Clase | @ClaraMallo :: Madrid

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