El libro de Navarro y Torres es una exhaustiva crítica al neoliberalismo y no al capitalismo. Las propuestas que pueden amenazar el lucro capitalista, se transforman en una mera expresión de deseo: por ejemplo, nacionalizar los bancos que se endeudaron por especular en el mercado financiero, fortaleciendo una “banca pública”.

Por otro lado, no se cuestiona en ningún momento la explotación asalariada. El programa político es de crecimiento capitalista. Con atención a los derechos humanos y una denuncia a las desigualdades, sin duda, pero en un esquema desarrollista, de autosuficiencia (generar demanda interna para estimular la economía) y recuperación del Estado de Bienestar.

En esta línea, la defensa de la “pequeña y mediana empresa” es explícita, una opinión compartida plenamente por Iglesias y los suyos. Navarro y Torres sostienen que un aumento general de los salarios beneficiaría al conjunto de la economía, incluido el sector empresarial.

Sin embargo, hay al menos dos problemas centrales en este razonamiento. Uno de ellos lo reconocen, y es que cuando las empresas tienen un monopolio, por ejemplo, en el caso de muchos servicios, les importa poco el poder adquisitivo de los usuarios. El gas y la electricidad pueden subir todo lo que quieran, dentro de ciertos márgenes, porque tienen una clientela cautiva. En todo caso la familia dedicará un mayor porcentaje de su ingreso a pagar las cuentas, se endeudará, el adolescente retrasa su emancipación, etc.

El segundo problema es que justamente la zona Euro permite que los bienes producidos en el Estado español se vendan en Suecia o Alemania, con lo cual las empresas pueden pagar poco a sus empleados aquí y venderles a los trabajadores mejores pagos de otros países.

El modelo defendido por Navarro, Torres y el propio Iglesias, es el capitalismo sueco y del resto de los países escandinavos, en los que la persistencia en muchos aspectos del Estado de Bienestar asegura buenos niveles de vida a un amplio sector de la población, otorga un buen seguro de desempleo, servicios públicos, etc.

Sin embargo, esta reivindicación acrítica del modelo capitalista sueco, danés, etc., niega (o esconde) que los Estados de Bienestar de estos países se financian nada menos que con las remesas e impuestos de grandes compañías multinacionales (como IKEA, H&M, Ericsson, etc.), que basan sus grandes ganancias en la producción a bajo costo en países de la periferia, pagando salarios de hambre y sobornando gobiernos corruptos.

Gracias a la represión a la protesta social en estos países, y a las precarias condiciones de trabajo que dejan centenares de muertos como los de Rana Plaza, estas empresas pueden darse el lujo de financiar esos avanzados sistemas de inclusión social en sus territorios. La zanahoria en casa, los palos afuera.

Por último, los autores de Hay alternativas expresan sus aspiraciones de democratizar nada menos que al FMI, el BCE y la Unión Europea (UE), algo que resulta de una ingenuidad asombrosa. Después de reconocer que la UE es una formación política digitada por las élites capitalistas europeas para su propio beneficio, proponer democratizarla a través de sus instituciones es un absurdo. En definitiva, la lógica de Nicos Poulantzas de conquista paulatina de territorio al interior del Estado capitalista, sólo que esta vez a escala regional.

*Nota publicada en Izquierda diario: http://www.laizquierdadiario.com/Las-ideas-de-los-economistas-de-Podemos

 

Publicado por Clase contra Clase

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