Un sector de la militancia andaluza de Anticapitalistas (ex Izquierda Anticapitalista) denunció este miércoles su expulsión por haberse opuesto al “pacto de cúpulas” para las elecciones en Andalucía entre la eurodiputada Teresa Rodríguez y Pablo Iglesias dentro de Podemos.
Los expulsados representan a la mitad de la militancia de Anticapitalistas en Andalucía. Entre ellos se encuentran tres de los hasta hace poco cinco miembros de la ejecutiva autonómica del partido y cuadros con más de 15 años de militancia en la organización.
Según denunciaron hoy miércoles en una rueda de prensa, el motivo de su expulsión fue su oposición al “pacto de cúpulas” entre Teresa Rodríguez, integrante de la dirección de Anticapitalistas, y Pablo Iglesias, para negociar una lista común en las recientes elecciones andaluzas y de cara a la elección del Consejo Ciudadano Andaluz de Podemos.
En declaraciones a eldiario.es, Rubén Quirante, miembro de la dirección andaluza hasta su expulsión, sostuvo que la coordinadora confederal de Anticapitalistas los expulsó del partido “sin informarles del proceso con un mes de antelación, tal y como disponen los estatutos del movimiento”.
En relación al pacto de Rodríguez e Iglesias, Quirante aseguró que su oposición se debe a que “Podemos tiene una deriva a las instituciones y está creando falsas ilusiones, se está olvidando de sus orígenes y de la movilización sostenida en la calle”.
Los miembros del sector expulsado de Anticapitalistas son parte de un sector crítico de las bases de Podemos en Andalucía, que se rebeló contra dicho pacto impulsando una candidatura alternativa, “Andalucía desde abajo”. La corriente se presentó en sociedad a fines de enero denunciando los “pactos desde arriba” y defendiendo un programa de “ruptura democrática y económica profunda para que la ‘gente de abajo’ decida sobre sus propias vidas”.
Las posiciones críticas al acuerdo con Iglesias eran, según el sector expulsado, mayoritarias en Anticapitalistas Andalucía. Pero la dirección del partido resolvió apoyar a los sectores afines al aparato y a pactar con la cúpula de Podemos.
“Nos han expulsado por defender un Podemos que rechace el pago de la deuda, defienda la reforma agraria o simplemente proponga expropiar a los bancos que han provocado esta crisis», denunciaron en un comunicado.
El giro reformista de Izquierda Anticapitalista y la disolución en Podemos
Izquierda Anticapitalista (IA), que nació a fines de 2008 tras casi una década de haber actuado diluida dentro de Izquierda Unida como “Espacio Alternativo”, fue clave en la gestación de Podemos. Sus principales referentes como Rodríguez o el ahora eurodiputado Miguel Urbán, participaron de su fundación desde sus inicios a partir de un acuerdo con Pablo Iglesias, Iñigo Errejón, Juan Carlos Monedero y otras personas del núcleo duro de Iglesias.
Su reciente disolución como organización para integrarse en Podemos, se debió a las exigencias impuestas por las resoluciones aprobadas tras la Asamblea Ciudadana de Podemos, que ponían un veto a la “doble militancia” e impedían a sus militantes ser candidatos u ocupar cargos en la dirección del nuevo partido.
Ante esta situación, hace meses que la dirección de IA se venía preparando para sortear el escollo. A principios de noviembre sus principales portavoces ya hacían declaraciones en la prensa de que su próximo Congreso resolvería “un cambio de régimen jurídico” de la organización, para adaptarse “al nuevo marco” decidido en Podemos.
Así es como el segundo y último Congreso de Izquierda Anticapitalista resolvió por mayoría transformarse en asociación “Anticapitalistas” para disolverse en Podemos, una resolución a la que se opuso cerca del 20% de la militancia (entre ellos los ahora expulsados en Andalucía, militantes de Madrid y de otras regiones).
Este giro, que quiso presentarse como un mero “cambio jurídico” por la dirección de IA, no hizo más que confirmar que entre ellos y el núcleo de Pablo Iglesias no existían mayores diferencias sobre la estrategia reformista de Podemos. El “pacto de Andalucía” fue buena prueba de ello. Una opción por arriba que, en Andalucía al menos, ya le ha restado un valioso apoyo “por abajo”.
“El ‘cambio jurídico’ esconde en realidad un cambio de política total, ya no se quiere construir una alternativa al capitalismo a través de las luchas sociales sino entrar en las instituciones del régimen capitalista para, en el mejor de los casos, reformarlo desde dentro”, escribía al respecto el historiador Antonio Liz, haciendo un recorrido de la deriva política de IA desde su fundación hasta su disolución como partido.
La expulsión de la mitad de sus militantes en Andalucía se consumó hace poco más de mes, el 21 de febrero, apenas terminado el congreso, aunque el hecho se ha hecho público recién ahora. «Entendíamos que hacerlo durante el periodo electoral podía ser negativo para Podemos, y no tenemos interés en hacer daño a Podemos», alegó Quirante en declaraciones a eldiario.es.
En un reciente artículo, dos dirigentes de Anticapitalistas, Brais Fernández y Raúl Camargo, defendían la disolución de IA diciendo que “Al final, Podemos termina constituyéndose como estructura partidaria clásica, mientras que el ‘partido original’, Izquierda Anticapitalista, se transforma en movimiento, buscando adaptar su forma organizativa a los nuevos tiempos. Una ironía hegeliana: lo que aparece como nuevo envejece rápido, mientras que lo presuntamente viejo se renueva.”
Sin embargo, lo que resulta verdaderamente irónico, es que en el instante en que IA deja de ser “partido” para “renovarse” en “movimiento”, recurre a métodos tan poco democráticos como expulsar a la mitad de su organización andaluza por haberse opuesto a la subordinación al programa y los métodos del “verticalista” Pablo Iglesias.