El Comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, cuestiona los presupuestos españoles en rueda de prensa y es desautorizado por la Comisión Europea, aplazando el debate y generando un escándalo sin precedentes.
Pierre Moscovici, actual Comisario europeo de Asuntos Económicos, había declarado poco antes del término de la reunión de ministros de economía de la zona euro que el informe sobre el Estado español «confirma el riesgo de incumplimiento del Pacto de Estabilidad y Crecimiento tanto en 2015 como en 2016, como ya dijimos en primavera» y que por lo tanto «a la luz de estos riesgos, se va a invitar a las autoridades a que remitan un presupuesto actualizado inmediatamente después de que asuma el cargo el nuevo Gobierno». Una manera de decir que Bruselas espera ver algún ajuste adicional por parte del gobierno entrante.
Bruselas cree que los presupuestos españoles están elaborados al alza, tanto las previsiones de crecimiento así como las del empleo.
La dureza de la CE supuso un cubo de agua fría sobre el optimismo que unas horas antes derrochaba el ministro de economía español, Luis de Guindos, quien aseguró ante la prensa que la UE no tendría «muchos reproches» ni pediría ajustes adicionales, buscando reforzar el discurso del ejecutivo español en materia económica.
Las reglas del semestre europeo, que rigen las políticas económicas y presupuestarias dentro de la UE, establecen que los países deben someter al criterio de la Comisión los presupuestos del año siguiente, antes de poder ser aprobados definitivamente por los parlamentos nacionales.
En este caso, el ejecutivo de Mariano Rajoy en consonancia con su plan de adelanto electoral presentó sus cuentas públicas mucho antes de lo habitual, el 11 de septiembre, para dar tiempo a que la Comisión los analice antes de que se disuelvan las Cortes a causa de las elecciones generales de diciembre.
El gobierno del PP, prevé de esta forma la pérdida de diputados en los próximos comicios generales y se evita de esta manera tener que negociar los presupuestos con otras fuerzas políticas que previsiblemente le quitarían la mayoría absoluta en el caso de que los populares formaran un nuevo gobierno después de las generales.
Algunas voces sostienen que en la capital europea no han gustado las formas del Gobierno, que ha adelantado varios meses la presentación de los presupuestos de 2016 como maniobra y baza electoral. Así como los anuncios de rebajas de impuestos en plena campaña en un país que presenta unos ingresos fiscales muy inferiores a la media europea.
Sin embargo, en un giro sorprendente y sin precedentes, el órgano colegiado de la Comisión Europea desautorizó al comisario de Economía, el socialista francés Moscovici, en sus dichos por no haber sido aprobados formalmente y se propuso retrasar el informe sobre los presupuestos españoles para 2016, cuya publicación se había anunciado oficialmente para el pasado martes 6.
Jean-Claude Juncker, quien preside La Comisión Europea, en desacuerdo por las consecuencias políticas que se desprendían de las polémicas declaraciones de Moscovici, vetó el procedimiento habitual posponiendo la resolución con el argumento de que les faltaba tiempo para estudiarlo. Probablemente tendremos que esperar hasta el próximo 23 de noviembre, cuando en una reunión extraordinaria se discutirá la opinión de la Comisión sobre el Estado español y sus presupuestos.
Sin embargo, el documento en cuestión que generó todo el revuelo respalda las tesis de Moscovici y expresa claramente que el proyecto de Presupuestos presentado por el Estado español despierta serias dudas y recelos entre los servicios de economía y finanzas de la Comisión Europea por sus fuertes desequilibrios.
Alemania ha acusado a Moscovici de ser demasiado «duro» con España. Así, el ministro de finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, su socio conservador en la arena europea salió a respaldar al ejecutivo popular del Estado español. Mostró sorpresa por las declaraciones de Moscovici en rueda de prensa en las que dijo que fue «mucho más crítico» que en el propio Eurogrupo. «Después de seguir la rueda de prensa de la Comisión Europea me sorprendí un poco, porque la Comisión fue mucho más crítica de lo que todos habíamos escuchado en el Eurogrupo», dijo el ministro.
Sin dudas el retraso de la discusión en la Comisión Europea es un gesto al gobierno de Rajoy como forma de no minar uno de sus principales argumentos. En este episodio, el relato del gobierno sobre la fortaleza de la recuperación económica se vio duramente cuestionado.
Con el polémico informe de Bruselas, cae por tierra el mito de la salida de la crisis y es un golpe al gobierno de Mariano Rajoy hacia el fin de la legislatura. Un golpe que aporta a debilitarlo en especial de cara a las elecciones generales, además de retrasar su plan de dejar «atado y bien atado» el presupuesto para el curso que viene.
Según fuentes del entorno de Moscovici, todo el proceso se ha pactado con el Gobierno español. Sin embargo, es natural que un sector de la clase dirigente europea encuentre pocos argumentos políticos para haber lanzado un ataque que solo puede ser utilizado electoralmente contra el actual gobierno del PP.
En especial si se tiene en cuenta que de todas las opciones posibles que pueden surgir de las próximas elecciones, ninguna será mas favorable a la política de ajuste fiscal y recortes como la que representa el ejecutivo saliente de Mariano Rajoy.