Entrevistamos a Kostas Skordoulis, dirigente de OKDE-Spartakos. Le preguntamos sobre Syriza, el resultado de las elecciones, Unidad Popular, los debates en Antarsya y las perspectivas para el pueblo griego.
Después del histórico pacto de entrega de Syriza frente a la Troika, Tsipras ganó las elecciones del 20 de septiembre. ¿Cuál es tu opinión sobre ese resultado?
En primer lugar, me gustaría agradecerles su interés en la lucha de clases en Grecia y por darnos la oportunidad de informar a la militancia de izquierda en Europa y América latina sobre los acontecimientos políticos en un país que se ha transformado en un gran laboratorio social, donde la fuerza de resistencia de la clase trabajadora contra las políticas de austeridad ha sido puesta a prueba en los últimos años. También, me gustaría agradecer su constante apoyo al proyecto anticapitalista en este país que ha sido el más exitoso de Europa hoy.
Me gustaría desarrollar un aspecto que creo que compartimos. La mayoría de la izquierda internacional creía, y algunos todavía lo creen, que Syriza tenía la política correcta para que la clase obrera pudiera superar las políticas de austeridad pero que no pudo resistir la presión combinada de las burguesías griega y europea. Algunos en la izquierda incluso hablaron de la “capitulación de Tsipras” en este sentido. La capitulación es un término moral. Pero el problema es político, no ético.
Desde el primer momento de alineamiento total de la enorme mayoría de la izquierda internacional detrás de Syriza y su proyecto de «gobierno de izquierda», advertimos que ese proyecto era solo una nueva ilusión reformista, que no había posibilidad alguna de éxito.
Y debo decir que este apoyo incondicional que la mayoría de la izquierda internacional le dio a Syriza, y que algunos mantienen incluso hoy, influyó en la táctica equivocada que impulsó la Plataforma de Izquierda durante los últimos meses, lo que les dificultó romper con un partido con un apoyo tan amplio.
Con respecto al resultado de las elecciones. Este resultado no es un triunfo de la clase trabajadora, pero tampoco fue un desastre completo. Muestra de forma clara los límites de la militancia de la clase obrera en el periodo actual. Hace algunos meses, los barrios obreros votaron masivamente «NO» a un nuevo memorándum [se refiere al referéndum del 5 de julio, NR]. En septiembre, con el peso del tercer memorándum ya firmado, la misma gente votó a favor del “mal menor”.
Y hay otro elemento importante: la abstención, que representó cerca del 45 %. Syriza, en esta elección, tuvo casi 300 mil votos menos que en las elecciones de enero. Existen por supuesto otras cuestiones que algunos podrían llamar técnicas. Por ejemplo, el corto periodo entre elección y elección, la cobertura de los medios, la ley electoral, etc. Pero en última instancia nada es puramente técnico.
¿Cómo definirías el nuevo gobierno de Syriza-Anel?
El nuevo gobierno de Syriza-Anel es una continuación del previo con una excepción, las medidas abiertamente proausteridad. Habíamos definido el gobierno anterior como reformista. Este puede describirse claramente como un gobierno burgués porque tiene un programa para salvar la «economía nacional» mediante la imposición de medidas de austeridad a la clase trabajadora. No existe la más mínima referencia programática a favor de los sectores populares. Este gobierno está al servicio de los intereses del capital griego y europeo.
Permítanme hacer una analogía en este punto. Hacia fines de los años `70, Ernest Mandel escribió una serie de artículos en la revista Inprecor, que luego serían publicados en el libro From Stalinism to Eurocommunism (Del estalinismo al eurocomunismo). En el libro, hay un capítulo llamado «El PCI y la austeridad», que termina con la frase: «… a menos que los trabajadores impidan que Berlinguer saque a la burguesía italiana del rincón en el que está atrapada»…
El capitalismo en crisis, la austeridad contra la clase trabajadora y el rol objetivo de las direcciones reformistas no es otra cosa que salvar la «economía nacional», lo que significa mantener el aumento de las ganancias de los capitalistas.
Tsipras, líder del partido heredero del Eurocomunismo, está salvando al capitalismo griego al hacerle pagar la cuenta a la clase obrera. De hecho, está haciendo lo que Berlinguer hubiera hecho si el capital italiano hubiera confiado en él.
La gran perdedora de la elección es Unidad Popular. ¿Qué explicación le das a este fracaso?
Permítanme decir de la forma más clara posible que no estoy para nada feliz con que Unidad Popular no haya logrado ingresar al parlamento; no es bueno para la relación de fuerzas a su interior. En el nuevo parlamento la única voz de izquierda es el Partido Comunista (KKE), un partido que en los últimos años ha seguido una política sectaria en el movimiento sindical y ha socavado el éxito de importantes movilizaciones. Debo decir que a pesar de haber crecido en porcentaje, en números absolutos la votación al KKE ha caído. El hecho de que este partido haya tenido una política de abstención en el referéndum tuvo un impacto en su resultado electoral.
Existen dos razones principales del fracaso de Unidad Popular (UP). La primera tiene que ver con su táctica frente a la crisis de Syriza y la segunda, con la vaguedad de su programa.
Como dije antes, la Plataforma de Izquierda (el principal predecesor de UP) tenía ilusiones en Syriza. Apoyaban el proyecto de «gobierno de izquierda», no podían imaginar que Syriza se transformaría tan rápido en un partido proausteridad. También tenían ilusiones en el funcionamiento interno del partido. Recuerdo reuniones y charlas internacionales donde discutíamos sobre la Plataforma de Izquierda, que aseguraba que controlaba el Comité Central (o el 40 % de los delegados de la Conferencia, en otra ocasión) y que pronto tendrían la mayoría del partido. Por supuesto, nada de esto era realista. Pero estos errores de cálculo resultaron catastróficos para ellos. Tener ilusiones en el funcionamiento del partido, solicitar una conferencia extraordinaria, estar en el gobierno desde comienzo y demorar en abandonarlo, declarar incluso en agosto que apoyaban el gobierno pero no sus políticas, todo esto creó una confusión en los trabajadores.
Y también está la cuestión de la claridad programática. UP defendía el programa de Tesalónica. Querían presentarse como el Syriza “bueno” de izquierda. En un momento, fueron atacados por la prensa por ser el partido del dracma [la vieja moneda griega, NR]. Sus respuestas eran confusas más que esclarecedoras. No podían defender efectivamente una posición de «No al Euro», porque su «No al Euro» era dentro de los marcos del capitalismo.
Debo decir que existen grupos anticapitalistas en UP, pero han sido marginados desde la formación inicial de este partido/frente. Esto no se refleja solo en las listas electorales, en los voceros, plataformas, etc., sino sobre todo en los documentos programáticos de UP.
El resultado electoral fue un shock para los militantes de UP. Lo más probable es que haya debates internos y quizás una conferencia en un futuro próximo, y quizás la vaguedad programática se cambie por afirmaciones más concretas. No soy para nada optimista sobre que los grupos anticapitalistas influyan sobre el programa. UP seguirá siendo un partido/frente reformista.
Diré una vez más que dentro de un marco de frente único, nosotros cooperaremos con los militantes de UP en los lugares de trabajo y los movimientos sociales, pero existe una diferencia entre esto y participar en discusiones programáticas junto a ellos con la perspectiva de unirnos a un «partido de izquierda amplio».
«La «estrategia de partidos amplios», donde los anticapitalistas le conceden la hegemonía programática a los reformistas, ya probó su fracaso tanto bajo la forma de Syriza como de Unidad Popular. «
En todo caso, como veo nuevos análisis en la prensa de la izquierda internacional que elogian el rol de UP en un futuro realineamiento de la izquierda griega, me gustaría afirmar con el mayor énfasis posible que la «estrategia de partidos amplios», donde los anticapitalistas le conceden la hegemonía programática a los reformistas, ya probó su fracaso tanto bajo la forma de Syriza como de Unidad Popular. Cuanto antes comprendamos esto, mejor será para la clase trabajadora.
Dos grupos de Antarsya apoyaron a Unidad Popular. Ustedes defienden una posición independiente y contra el reformismo. ¿Cuáles son las discusiones en Antarsya hoy?
Tres semanas antes de las elecciones hubo una convención del Consejo Nacional de Antarsya para decidir la táctica electoral. De los 85 miembros presentes, 15 votaron a favor de una lista común con UP o, para ser más precisos, a favor de unirse a UP, porque ese partido nunca aceptó una lista común, sino que grupos o individuos de Antarsya se unieran a las estructuras existentes de UP y aceptaran su programa.
Estos 15 miembros del Consejo Nacional eran delegados de ARAN y ARAS, dos grupos que podrían describirse como «euromaoístas». Estos dos grupos dejaron Antarsya y se unieron a UP. No conozco las condiciones precisas del acuerdo con ellos, pero creo que no agrega nada importa al curso de los acontecimientos que siguieron.
Sin embargo, para un historiador del futuro debo decir que una minoría de ARAN decidió quedarse en Antarsya y no seguir a la mayoría en un integración a UP. Antarsya formó una alianza electoral con el EEK (Partido Obrero Revolucionario), la organización hermana del Partido Obrero (PO) argentino y miembro de la CRCI. Es importante mencionar que aunque PO publicó varias declaraciones a favor de Syriza, el EEK mantuvo sus críticas a Syriza y sostuvo una posición independiente en las elecciones previas. No puedo saber cuán satisfecho estará PO con esta decisión del EEK.
Los miembros de Antarsya dieron una batalla «heroica» en estas elecciones. Visité varias regiones de la periferia y me sorprendió la abnegación, el espíritu militante y alta moral de lo miembros y simpatizantes que llevaron adelante esta pelea. Es algo que no habíamos visto antes.
El resultado electoral de Antarsya fue bueno, considerando el nivel del voto de la izquierda y el impacto que tuvo durante los últimos meses la discusión sobre la Plataforma de Izquierda. Antarsya aumentó sus votos en números absolutos y porcentaje, tanto en regiones urbanas como en la periferia. Aun así el promedio nacional (0,86 %) no se corresponde con el potencial y la dinámica que Antarsya muestra en las calles, en los lugares de trabajo, las universidades y los barrios.
Desde mi punto de vista, el problema sigue siendo cómo transformar la influencia en los sectores de masas en apoyo electoral. Aunque todavía no hemos iniciado una discusión formal en Antarsya, es una cuestión central en su militancia. Se han escrito documentos interesantes sobre esta cuestión, abordando temas de claridad programática, de cultura política, tácticas frentistas, etc. En poco tiempo se realizará la preconferencia hacia la Tercerca Conferencia Nacional de Antarsya, donde se desarrolllarán estas discusiones.
¿Cómo se preparan para pelear contra las medidas del tercer memorándum?
El tercer memorándum, firmado por el gobierno de Syriza, contiene planes realmente duros para la clase obrera. Por primera vez incluye medidas como la confiscación de viviendas [desahucios], similares a las que se implementaron en el Estado español. Es más que probable que la clase obrera y los campesinos pobres reaccionen ante estos planes.
Entramos en un nuevo periodo de inestabilidad social, un nuevo periodo de luchas. En este nuevo periodo OKDE-Spartakos y Antarsya pelearán en su terreno privilegiado, los lugares de trabajo y el movimiento de masas.
Nuestra primera tarea será lanzar “comités de acción” en los lugares de trabajo, uniendo a los militantes de Antarsya, UP, KKE y el resto de la izquierda. Estos comités son instrumentos para coordinar las acciones ya que la central sindical GSSE está en manos de la burocracia que apoya el memorándum. Entonces, toda movilización deberá ser organizada por los “comités de acción”.
Además, OKDE-Spartakos impulsará una campaña con el eslogan “Ocupar y hacer funcionar las fábricas cerradas”. Cientos de plantas han sido abandonadas por los capitalistas y los trabajadores han sido despedidos. Queremos extender el ejemplo de VIOME (una fábrica autogestionada en el norte de Grecia), que durante los últimos cinco años se mantuvo aislada, y vuelve a poner en agenda la autogestión de los trabajadores y el control obrero de la economía. Vemos esto como una respuesta necesaria del movimiento obrero al problema del desempleo que llega al 25 %. Los trabajadores y los desempleados no deberían depender de la caridad del Estado capitalista para sobrevivir. Pueden emerger en la escena como agentes activos.
La autogestión de los trabajadores en una situación de crisis no es una tarea fácil y sus límites se han discutido una y otra vez en la literatura marxista revolucionaria. Pero en las actuales circunstancias, es la única forma de resolver los problemas inmediatos de supervivencia y, a largo plazo, de recuperar la confianza de la clase obrera en sus propias fuerzas.
Traducción: Celeste Murillo