El rey Felipe VI firmó ayer el decreto de disolución del Parlamento y la convocatoria de nuevas elecciones para el próximo 26 de junio.
Se trata de la primera vez que el jefe del Estado español convoca unos comicios, puesto que el jefe del Ejecutivo no puede hacerlo al estar en funciones y carecer de competencias plenas desde el pasado 20 de diciembre.
Las elecciones legislativas del 20D dieron lugar a un Congreso de los Diputados fragmentado y las negociaciones entre los partidos no han llevado a una mayoría que garantizara la gobernabilidad del país.
El único que acudió al Parlamento, propuesto por el monarca para su investidura, fue el líder socialista, Pedro Sánchez. Pero fue derrotado en dos votaciones, al alcanzar 131 escaños de un Congreso de 350, lejos de la mayoría necesaria.
Según la Constitución española, si a los dos meses a partir de la primera votación de investidura ningún candidato hubiere obtenido la confianza del Congreso, el rey disolverá esta Cámara y el Senado y convocará nuevas elecciones. Eso es lo que ha hecho este martes Felipe VI, con el refrendo del presidente del Congreso, por lo que habrá nuevas elecciones el próximo 26 de junio.
Una “segunda vuelta” que augura más de lo mismo
Las nuevas elecciones del 26J tendrán poco de nuevo. El mismo día en que el Felipe VI firmó el real decreto por el que dispone la disolución de las Cortes y convocatoria de nuevas elecciones generales, la encuesta postelectoral del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) reveló que el 78,4% de los electores sostiene que no cambiaría la papeleta si hubiera sabido los resultados de los comicios.
El cuestionario se realizó entre el 7 de enero y el 19 de marzo, es decir, que no contempla la evolución de las negociaciones para la investidura que han desembocado en la repetición de elecciones. A pesar de las intensas negociaciones a tres bandas entre PSOE, Ciudadanos y Podemos durante las últimas semanas, no ha habido candidato alguno que pueda ser propuesto para ser Presidente del Gobierno español.
En este marco, el PP ha conseguido un nuevo round electoral, lo que aviva sus ilusiones en que se generen mejores condiciones para formar una “gran coalición” conservadora. Según un promedio de los últimos sondeos publicado por elperiodico.com, el PP se mantendría en intención de voto.
Ciudadanos pareciera entrar en mejor forma de como salió del 20D. Los últimos sondeos pronostican una subida en intención de votos de casi dos puntos. Sin embargo, no puede descartarse que la alianza con los socialistas y la inestabilidad general le pase factura a Rivera y ayude a concentrar el voto de la derecha en el PP.
El PSOE de Sánchez llega con la carga a cuestas de la fallida alianza con Ciudadanos y la mayor parte de los barones de su partido pidiendo su cabeza. Aunque, por ahora, las encuestas sólo indican una leve caída de medio punto en intención de voto, el desgaste del fracaso de las negociaciones con Podemos (a pesar de las concesiones que hizo la formación de Iglesias) sin duda han hecho mella en el candidato socialista.
La posibilidad de una alianza entre Podemos e Izquierda Unida se presenta como el elemento más novedoso de la segunda vuelta electoral. Aunque el posible acuerdo tiene todos los condimentos de un matrimonio por conveniencia y, en términos políticos, no representa ningún cambio en la estrategia seguida por ambas formaciones desde el 20D a esta parte.
Tanto Pablo Iglesias como Alberto Garzón se preparan para el tan ansiado sorpasso al PSOE. Las últimas encuestas muestran una bajada de más de dos puntos de intención de votos de Podemos, mientras que IU-UP subiría la misma proporción. Sin embargo, ambos siguen tendiendo la mano al PSOE para formar un “gobierno de progreso”.
Mientras la variante de “gran coalición” abonada por el PP y el establishment como un frágil intento de cerrar en clave conservadora la crisis del Régimen, la estrategia del neorreformismo y su propuesta de un “gobierno del cambio” con los social-liberales del PSOE, persigue el mismo objetivo en clave “progresista”.
Las dos caras de una política de regeneración del Régimen del ’78 que, nuevamente, se pondrán en juego en las elecciones del 26J… aunque no tengan nada de nuevo.