En esta semana se han cumplido 84 años de la matanza de Casas viejas. “Ni heridos, ni prisioneros, tiros a la barriga” fue la orden dada por el gobierno republicano-socialista.

Los sucesos de Casas Viejas, luego de muchos intentos por ocultarlos, salieron a la luz por terrible represión que el Gobierno de Azaña ejerció. Entre 26 y 28 personas muertas producto de una represión brutal y más de 100 detenidos. Más de 25 guardias de asalto la ejercieron con la orden de “tiros a la barriga”.

La mayoría fueron asesinados en la choza de un veterano militante anarquista llamado “Seisdedos”. Según el periodista Ramón Sender que investigó los hechos yendo a la misma aldea, se identificaron 19 cadáveres quemados al arder la choza de “Seisdedos” producto de la acción de los Guardias de asalto y los que no fusilados. La represión fue violenta y sistemáticamente dirigida contra los jornaleros.

Casas Viejas era una aldea de unas 3000 personas ubicada en la provincia de Cádiz. La mayoría eran jornaleros que trabajaban una parte del año en la cosecha y luego pasaban hambre. La CNT tenía mucha inserción entre los trabajadores rurales.

Los sucesos de Casas Viejas se trataron de ocultar. Tanto es así que se cambió el nombre del pueblo y durante varias décadas se usó Benalup de Sidonia (un nombre antiguo que había caído en desuso). Fue a partir de 2009 en que se recupera el nombre Casas Viejas y el nombre oficial actualmente es Benalup-Casas Viejas.

Sindicalistas y anarquistas

La CNT estaba compuesta de dos alas. Por un lado el sindicalismo político, con Ángel Pestaña a la cabeza y que era el Secretario General desde el asesinato de Salvador Seguí. Por otro los faístas, que reagrupaban a los anarquistas desde el ’27.

Ambas facciones competían por la dirección del sindicato. El sector de Pestaña tenía muy buen entendimiento con los partidos republicanos y los socialistas y apoyó a la República. Los anarquistas, por su parte planteaban que había que enfrentar al gobierno y llevar al proletariado a una “gimnasia revolucionaria” como le llamaba García Oliver.

El proletariado cenetista se fue radicalizando al calor de la represión y las medidas antipopulares del Gobierno republicano-socialista. Lo cual fue debilitando, dentro de la CNT, al ala sindicalista y, por tanto, fortaleciendo a las tesis FAI que lograron hacerse con la dirección del sindicato.

La FAI al hacerse con las riendas del sindicato impulsó una serie pequeñas “insurrecciones” muy localizadas. Fue el llamado “período insurreccionalista”. La CNT durante el año ’32 realizó varias insurrecciones de bolsillo en diferentes localidades catalanas. Las acciones consistían en ocupar el ayuntamiento, quemar los archivos, acabar con la moneda y proclamar el comunismo libertario. Estas acciones duraban lo que un amor de primavera, y, por supuesto eran duramente reprimidas por el Gobierno.

En 1933, la CNT había convocado a una “acción insurreccional” el día 8 de enero en todo el Estado español. Sin preparación alguna y sin objetivos concretos, la dirección faísta esperaba confluir con algún sector del ejército afín y el fervor popular. Sin embargo, la convocatoria tuvo un escaso seguimiento y no pasó de acciones aislada en diversas poblaciones.

Lo que cambió ésta vez fue que el Gobierno republicano socialista lanzó una represión devastadora en el pueblo de Casas-Viejas y se armó un enorme escándalo en todo el país. La CNT fue duramente reprimida, locales cerrados, dirigentes presos y torturados como el caso de García Oliver.

Crisis del Partido Socialista

La coalición Republicano-Socialista pagó la represión sobre Casas Viejas y los trabajadores perdiendo la confianza de éstos. En todo momento el Gobierno de Azaña priorizó el orden y preservar la propiedad de las tierras y las grandes empresas. Mientras el paro aumentó tanto en la ciudad como en el campo.

Las masas laboriosas comenzaban a ver que el Gobierno del Partido Socialista y los republicanos no estaban resolviendo los graves problemas sociales, sino que estaban defendiendo a los patronos y los terratenientes. Trabajadores y jornaleros dejaron de apoyar a la coalición, pero estaban desorientados. No tiraron al Rey dos años atrás para seguir muriendo de hambre.

En las elecciones del ’33 ganó una confluencia de partidos de derecha, semifascistas y monárquicos. Los Socialistas perdieron muchos votos y diputados, pagaron el hecho de haber apoyados a los burgueses republicanos. La clase obrera comenzó un período duro de dos años, el llamado bienio negro. Un período de represión y reflexión y reorganización. Seguido por la comuna asturiana en el 34 y la lucha contra el golpe fascista del 36.

 

Publicado por Guillermo Ferrari

Guillermo Ferrari | @LLegui1968 :: Barcelona

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