Los líderes de las siete naciones más importantes del mundo se reunieron el domingo en el Palacio Elmau, al sur de Alemania. Más de 5000 manifestantes anticapitalistas tomaron las calles contra el G7a pesar de la represión policial.

Garmisch-Patenkirchen es una ciudad pequeña en los Alpes de la región de Baviera, a unos pocos kilómetros de la frontera norte entre Alemania y Austria. Sus 25.000 habitantes están rodeados por montañas y campos verdes –un sitio típico para aquellos turistas que quieren escapar del mundo de la política.

Sin embargo el domingo pasado, los líderes de los siete países más poderosos se han reunido en el palacio Elmau, a 18 kilómetros de la ciudad, para la cumbre del G7. El sábado, Garmisch-Patenkirchen también fue el lugar para más de 5.000 manifestantes anticapitalistas de Alemania y otros sitios del continente Europeo.

Para proteger la cumbre, el gobierno construyó temporalmente un cerco de 18 kilómetros, en la zona de Schengen; y movilizó a más de 20.000 policías – la operación policial más grande en la historia del “estado libre” de Baviera. Esta reunión de 24 horas de los siete jefes de estado le costará a quienes pagan impuestos en Alemania entre 200 y 360 millones de Euros.

El sol quemaba y el termómetro marcaba 33°C mientras miles de manifestantes estaban siendo rodeados por un número aún mayor de policías vestidos con uniformes negros de combate, con cascos, máscaras y un sinfín de suministros de gas pimienta.

Muchos residentes de Garmisch-Patenkirchen han salido a ver el “desfile” con cámaras y con carteles que le daban la bienvenida a los manifestantes y a la policía. Durante varios meses, las autoridades han advertido acerca de las hordas de “hooligans” (vándalos) y “terroristas” que llegarían a la ciudad, y llamando a los campesinos a no alquilar sus terrenos para un campamento de manifestantes.

La población local les ha dado una cálida bienvenida a los manifestantes, rechazando el bloqueo policial de la región. La marcha transcurrió por cuatro kilómetros sin incidentes, a pesar de estar rodeados por miles de policías. Se llevaron a cabo diversas formas creativos de manifestarse (incluyendo un pulpo gigante y un pequeño ejército de payasos) mezclado con una multitud de corrientes de la izquierda radical.

Durante la performance teatral acerca del G7, y mientras miles de manifestantes se encontraban descansado en el piso, la policía ataco con gas pimiento y bastones, hiriendo a docenas de personas, muchas de ellas debieron ser hospitalizadas. Luego de un tenso estancamiento, la marcha volvió al centro de la ciudad.

Originalmente, la policía alegaba que había tomado represalias luego de ser atacada con “los palos de una bandera y una botella llena de gasolina”, pero más tarde tuvieron que admitir que no había material inflamable en la botella – en otras palabras, atacaron una manifestación pacífica luego de que alguien haya (supuestamente) arrojado una botella de plástico!

La manifestación estuvo a unos metros de llegar a la B2, la calle principal que conduce al palacio Elmau. La policía estaba decidida a prevenir cualquier tipo de boqueo que enlenteciera el transporte de miles de traductores, periodistas u otro tipo de trabajadores que concurrían a la cumbre. Además, necesitaban fotos donde mostraran hechos violentos para justificar el gigantesco operativo policial.

Los manifestantes que vinieron luego, llegaron al centro de la ciudad para un festival que comenzaba, cuando comenzó un diluvio. El campamento de los manifestantes tuvo que ser evacuado por la tormenta, los truenos, rayos y la intensa lluvia. Solo al caer la noche, pudieron volver a sus carpas.

Al día siguiente, pequeños grupos de manifestantes pudieron subir por el bosque y bloquear la autopista B2. La policía arrestó a docenas de personas en distintos puntos a lo largo del camino, pero los periodistas han tenido que ser trasladados a la cumbre en helicópteros.

Una coalición de partidos reformistas y ONG ha rechazado la manifestación en Garmisch-Patenkirchen y en cambio ha organizado una manifestación el jueves antes de que se llevara a cabo la cumbre en la capital de la región de Baviera, Munich, a 100 kilómetros de distancia. Cerca de 40.000 personas concurrió a esa marcha que no se expresaba directamente contra el capitalismo, el imperialismo y el G7, sino contra el tratado de libre comercio entre la UE y EE UU, el TTIP – con una fuerte inclinación ideológica que defiende el capital Alemán contra la competencia de EEUU.

Estas protestas contra el G7 fueron bastante menores que aquellas en contra de la cumbre del G8 en 2007 en Heiligendamm, al norte de Alemania. Ocho años atrás, 70.000 manifestantes tomaban las calles en Rostock, mientras más de diez mil se unían a los exitosos cortes y bloqueos en los alrededores del hotel donde se llevaba a cabo la cumbre. Este descenso se produjo en parte como resultado de que se redujo la importancia geopolítica del G7/G8 en comparación a instituciones como el G20, que incluye a importantes potencias como China. A su vez, el partido reformista DIE LINKE ha boicoteado todas las manifestaciones este año, y ha elegido realizar su congreso partidario ese mismo fin de semana.

Los activistas de la Organización Internacional Revolucionaria, RIO, la sección Alemana de la FT-CI, ha participado de las manifestaciones con delegaciones de varias ciudades. Un bloque junto a los activistas de la Liga por la Quinta Internacional y la joven organización Revolution, hemos llamado a la unidad internacional de la clase obrera contra el capitalismo y el imperialismo. También hemos enviado nuestra solidaridad a los trabajadores de Amazon en Bad Hersfeld, quienes han estado en huelga el jueves y el viernes; así como los trabajadores de los hospitales, que en Viena vienen luchando por incorporar más personal. Solo los trabajadores con nuestros propios métodos de lucha como las huelgas y ocupaciones pueden golpear a la capitalista cumbre del G7.

Publicado por Wladek Flakin

Wladek Flakin | Grupo Río :: Berlín

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