El 31 de mayo se celebraron elecciones regionales en el este de Austria. El partido socialdemócrata (SPO) que está en el gobierno en coalición con los conservadores del ÖVP retrocedió y hubo un enorme crecimiento del partido de extrema derecha (FPÖ).
Las elecciones se realizaron en los Lands de Styria y Burgenland.
El eje de la campaña fue la inmigración, en el marco de la campaña racista y xenófoba del FPÖ, con carteles que preguntaban a la gente si se sentían como “un extraño en su propio país”.
Pero lo sorprendente es que apenas a unas horas de los comicios, Hans Niessl, representante de la socialdemocracia gobernante, buscó un compromiso con el jefe de los nacionalistas, Johann Tschürtz, a quien le prometió nada más y nada menos que la cartera de Seguridad. El viernes pasado ambos partidos formaron una coalición para dirigir uno de los Lands del este del país.
Esta capitulación abierta de la socialdemocracia frente a la extrema derecha ha generado una fuerte bronca en sectores de sus votantes. Como cuenta el corresponsal en Viena del diario francés Liberation: “Varios manifestantes protestaron con cólera el viernes frente a la sede Viernes del Partido Socialdemócrata (SPÖ) en Viena. Culpan a la formación de la izquierda de proporcionar una rehabilitación a la extrema derecha (FPÖ), ofreciéndole gobernar con ella el Land oriental de Burgenland, uno de sus bastiones, que corre a lo largo de la frontera de Hungría”.
También hubo consternación en la comunidad judía, así como en los representantes de los roms.
Para el líder nacional del FPÖ, Heinz-Christian Strache, el resultado es una muestra de lo que viene, con las elecciones regionales que tendrán lugar en Viena y el Land de Alta- Austria en el otoño.
Es que al igual que en los dos Lands donde se votó el pasado domingo, la desocupación viene creciendo. Mientras que el desempleo en el oeste de Austria ha aumentado relativamente poco, se ha producido un aumento muy rápido de dos dígitos en el este del país. El desempleo en el Tirol se incrementó en un 0,2 por ciento, en contraste con el 7,6 por ciento en Estiria, 11.1 por ciento en Burgenland, 12.2 por ciento en Alta Austria y el 13,9 por ciento en la Baja Austria. El mayor incremento del desempleo se produjo en Viena, donde a finales de mayo, 23,9 por ciento más de personas estaban desempleadas en comparación con el mismo período del año pasado.
Este aumento de la desocupación creó un terreno propicio para la demagogia antiinmigrantes del FPO, a la que se pliegan conservadores y socialdemócratas.
Una muestra patente fue que a principios de este año, cuando un número de refugiados de Kosovo huyó a Austria para escapar de las condiciones catastróficas en su propio país, la ministro del Interior Johanna Mikl-Leitner (ÖVP) inició una campaña contra los inmigrantes en nombre del gobierno. Ella dijo que era su «misión» para evitar la oleada de inmigrantes procedentes de Kosovo. Para ello, se ordenó la distribución de declaraciones en Kosovo indicando explícitamente que los inmigrantes no eran bienvenidos en Austria y podrían enfrentar cargos criminales.
A su vez, en Viena, una parte del aparato socialdemócrata ve bien gobernar la capital austriaca con la extrema derecha, más que con los ecologistas, como sucede actualmente.
Por otra parte, sectores del establishment político y los medios de comunicación empiezan a hablar a favor de un gobierno rojo azul (en relación a los colores de las insignias del SPO y el FPO respectivamente) en el nivel federal, a fin de superar el retraso en las reformas bajo la gran coalición. La edición online del periodico Kurier la noche del domingo 31 de mayo planteó la demanda de una coalición SPÖ-FPÖ: «El resultado de las elecciones clama con urgencia por la acción política, y también a nivel federal», sostenía.
El actual presidente del FPO y sucesor del líder histórico Jörg Haider debió esperar durante diez años en la oposición, pero ahora se alegra de ver que su tiempo por fin llegó: el «cordón sanitario» contra la formación extrema derecha ha comenzado romperse ya a nivel local. Recordemos que en el año 1999 , Haider se convierte en candidato importante a Bundeskanzler (Canciller Federal, o Primer Ministro de Austria) para el 2000, pero la Unión Europea exige a Austria que cancele su nominación debido a sus tendencias de ultra-derecha, hecho que se efectúa. Hoy nadie puso el grito en el cielo.
Lo que muestra Austria es que al calor de la crisis mundial abierta en 2007/8, la descomposición y degeneración política de la antigua socialdemócrata no solo se ha acelerado sino que ha dado ha dado un salto extraordinario.
Los trabajadores y trabajadoras de Europa deben sacar lecciones de esta debacle de la socialdemocracia austriaca. La misma confirma que la transformación burguesa neoliberal de la socialdemocracia en varios países del viejo continente es el peor enemigo que tienen los trabajadores en los países que gobierna como Austria en coalición con los conservadores o en Francia sola y que la derrota de estos gobiernos y su política anti obrera es la mejor vía de impedir el avance de la extrema derecha en los futuros comicios que se vienen e impedir su mayor enraizamiento en la realidad política.