En el Estado español la “izquierda anticapitalista” se embarca en la “batalla del NO» subordinada a la estrategia de Tsipras. Lo que hace falta es desarrollar la batalla de la lucha de clases.
En la foto, Miguel Urbán, eurodiputado de Podemos y militante de Anticapitalistas.
En una entrevista publicada en Viento Sur el pasado jueves, Daniel Munevar, economista colombiano asesor del ministerio de Finanzas griego que encabeza Yanis Varufakis, —de gira estos días por Madrid y Barcelona—, decía que «El problema es que para la dinámica europea de relaciones de poder cualquier concesión a Syriza y que Syriza pueda apuntarse un éxito en su estrategia política implica dar el mensaje a otros partidos con agenda similar a la de Syriza que la estrategia de confrontación a las instituciones es una estrategia viable».
Podemos es el primero en recibir este mensaje. En un comunicado declara respecto al Referéndum que «Ante el ultimátum y el chantaje de los acreedores, el gobierno griego ha reaccionado de manera ejemplar: da?ndole la palabra a la ciudadanía para que decida de manera democra?tica y soberana su propio futuro». Y que «Hoy en Europa hay dos campos enfrentados: la austeridad y la democracia, el gobierno del pueblo o el gobierno de los mercados y sus poderes no elegidos. Nosotros estamos con la democracia. Nosotros estamos con el pueblo griego».
Por su parte, la izquierda anticapitalista que mayoritariamente apoya el NO en el Referéndum, lo hace bajo esta misma lógica de campos democracia vs. austeridad o soberanía vs. troika, de manera acrítica al carácter que Syriza le está dando a dicho referéndum o con tibias críticas que no cuestionan su estrategia de conciliación.
El objetivo de Syriza es presentar el voto “NO” para mejorar su posición en las negociaciones y conseguir un “acuerdo viable» después del referéndum, muy lejos de una «confrontación a las instituciones como estrategia viable», como lo presenta Munevar. Pero la ’Europa del capital’ no se muestra dispuesta a ello y se juega a disciplinar a Grecia y con ella a países como el Estado español que vive una crisis económica con consecuencias dramáticas para las clases trabajadoras y el pueblo.
Ante ello, la estrategia de Syriza está encerrada en el callejón sin salida de la «utopía de la conciliación» y de soluciones nada realistas para el sufrimiento de las masas dentro de las instituciones del imperialismo capitalista.
Como explican sus asesores económicos, «El gobierno dice que está dispuesto a seguir acercándose a la posición de los acreedores en los términos del contenido de un programa de ajustes pero que a cambio quiere reestructuración de la deuda y financiamiento a cargo del Mecanismo Europeo de Estabilidad (Mede) por los próximos dos años, que serviría para pagar al BCE y al FMI. La única manera para que funcione un programa de ajustes es incluir la reestructuración de la deuda como parte del acuerdo. Esto lo ha señalado el mismo FMI y el secretario del tesoro de EUA», dijo Daniel Munevar.
Y esto es una contradicción grande y evidente porque en esta estrategia no es la «soberanía del pueblo» la que está representada. Porque los trabajadores y sectores populares duramente castigados por la crisis, del mismo modo que votaron a Syriza para terminar con la austeridad, muchos votarán este domingo por un “NO” contra la austeridad y los recortes que Syriza está dispuesto a continuar bajo un «un programa de ajustes». Y contra el apriete de la Troika y los acreedores con los que Syriza quiere «acercar posiciones».
En definitiva, la «soberanía y democracia del pueblo» es una utopía imposible bajo el mando de las instituciones capitalistas, entregadas, como el gobierno de Tsipras, a los mandatos de la Troika imperial.
La batalla del Referéndum o la batalla de la lucha de clases
Un gran sector de la izquierda anticapitalista del Estado español no critica la estrategia de Syriza. Otros grupos que sí lo la cuestionan, lo hacen a través de exigencias tibias o llamando a la movilización para que Syriza vuelva a «rescatar o cumplir» las promesas de su programa inicial.
Esto cuando, a poco de asumir en el Gobierno, el ya limitado programa con el cual Alexis Tsipras asumió como primer ministro, ha ido retrocediendo de cada «línea roja» trazada frente a los aprietes de la Troika y los acreedores internacionales.
La posición de Anticapitalistas, hoy disuelta dentro de Podemos, reivindica sin condiciones ni críticas al llamado de Syriza al Referéndum del 5 de julio y ubicando a Syriza más a la izquierda de lo que realmente es y se presenta.
Este jueves Miguel Urbán de Anticapitalistas estuvo en Grecia como eurodiputado de Podemos, donde abrió el mitin junto al secretario general de Syriza, Tasos Koronakis. «Es un orgullo poder estar estos días con vosotros defendiendo la democracia», comenzó, «Podemos apoya a Syriza y al Gobierno griego». Y afirmó que «Defendemos a un Gobierno valiente, al primer Gobierno valiente que ha decidido decir no, basta».
Respecto al Referéndum mostró una clara ubicación como vocero de Podemos y reivindicó explícitamente la negociación de Syriza. Según Urbán, este domingo «Un gobierno digno va a ir con el mandato de un pueblo digno para negociar lo mejor para su pueblo, para la gente que está sufriendo y mandando un mensaje claro: por este camino de penurias no vamos a seguir».
En cuanto a la posición de los sectores críticos a Syriza, un artículo publicado en Viento Sur, titulado «La batalla del referéndum» habla de las fuerzas que en su seno combaten «no sólo contra las «instituciones» y sus socios griegos, sino también contra los peligros de las «propuestas aceptables» realizadas por el gobierno Tsipras», en referencia a la Red Roja (bloque de izquierda anticapitalista en Syriza) que llaman a Construir un Frente Unido por el NO.
Para este sector, en una declaración del 27 de junio afirman que «El rechazo a las propuestas de las “instituciones” el 5 de julio, hará salir a Syriza de la ciénaga de las negociaciones con los acreedores y de aquellos impasses que produjo el acuerdo de 20 de febrero. Las esperanzas populares serán revitalizadas». Y continúa, «Como hemos remarcado las voces «críticas» en Syriza durante estos últimos meses: es difícil transformar a Syriza en un partido proausteridad».
Por otro lado, justifica al gobierno griego diciendo que «Más allá de los errores políticos cometidos, nadie debería subestimar las dificultades de la situación. No es el momento de debates académicos. Una victoria masiva puede cambiar significativamente la situación en Grecia y más allá de Grecia».
La clave de esta estrategia es, de manera «responsable y unitaria», ser parte del Gobierno y presionar a Syriza con la movilización, en este caso para que no negocie con la Troika.
Un sector importante de la izquierda del Estado español, hoy subordinada a los proyectos de Podemos y las nuevas candidaturas ciudadanas, lleva a cabo en paralelo esta estrategia. Un artículo de Josefina Martínez y Diego Lotito, plantea cómo «A pesar de sus diferencias, estos sectores “críticos” dentro de Syriza y Podemos defienden una suerte de estrategia combinada: “llegar a las instituciones” siendo parte de organizaciones reformistas, pero defendiendo la “movilización” o la construcción de “poder popular desde abajo” en los movimientos sociales, para abrir un proceso de “radicalización de la democracia”.
Esta estrategia se está poniendo a prueba bajo la agudeza de la situación griega actual. Y con ella, la de la izquierda anticapitalista del Estado español, donde la crisis también golpea fuerte.
La realidad es que el triunfo de un «NO», sin la movilización de las clases trabajadoras y populares, independiente de la estrategia de Syriza, no va a significar lo que para la izquierda anticapitalista sería «una victoria que afirme: no a los memorandos; no la austeridad; no a la deuda; no al chantaje de los acreedores». No lo será porque el objetivo explícito de Tsipras y la plana mayor de Syriza es reabrir las negociaciones para aceptar una versión levemente moderada del plan de austeridad que le impone la Troika.
Para enfrentar a la Europa del capital que arremete contra el pueblo griego, la batalla del NO al chantaje de la Troika, NO al pago de la deuda y los planes de ajuste, debe ser la batalla de la movilización de las clase trabajadora y sectores populares, independiente de los gobiernos capitalistas. Es decir, la batalla de la lucha de clases.