Arabia Saudí rompió relaciones diplomáticas con Irán este domingo, después del incendio de su embajada en ese país, una respuesta al fusilamiento del líder opositor chiita Nimr al-Nimr. La escalada de enfrentamientos entre ambas potencias enciende la mecha en Medio Oriente.

arton30078-b8dcd

FOTO: EFE / Jaipal Singh

Después del fusilamiento el sábado del clérigo chiita Sheikh Nimr al-Nimr, junto con otros 46 detenidos en Arabia Saudí, la reacción de Irán no se hizo esperar. Irán viene exigiendo la liberación el clérigo. El Rey saudí tenía el poder de conmutar la pena, pero decidió seguir adelante con la ejecución, en un claro desafío a Teherán. Algunos de los condenados fueron ejecutados y otros ahorcados, y en algunos casos se exhibió públicamente los cuerpos colgados.

El ayatolá Ali Jamenei, máximo líder religioso iraní, se expresó duramente: “La venganza divina caerá sobre los políticos saudíes”, dijo. Y cuestionó el “silencio de los que supuestamente defienden la libertad, la democracia y los derechos humanos” sobre la ejecución. En una referencia directa a los aliados occidentales de Arabia Saudí, agregó: “¿Por qué están callados aquellos que dicen defender los derechos humanos? ¿Por qué aquellos que dicen respaldar la libertad y la democracia apoyan a este gobierno?”

La ejecución del clérigo opositor ha generado una ola de protestas de la comunidad chií en Oriente Medio, así como enfrentamientos con las fuerzas policiales en las zonas de Arabia Saudí donde se concentra la minoría chií.

En Irán un grupo de manifestantes incendió la embajada saudita, mientras que en Bahréin, decenas de personas resultaron heridas en choques con la policía, con disparos de perdigones y gases lacrimógenos. Los manifestantes entonaron cánticos como «abajo el régimen» y «muerte a Al Saud (en referencia a la monarquía de Arabia Saudí)».

En otros países como Líbano, Paquistán y la India también hubo manifestaciones en repudio al fusilamiento del clérigo y otros opositores, entre los cuales se encuentran algunos jóvenes que fueron condenados cuando eran menores de edad, por participar en manifestaciones en oposición al régimen.

La ruptura de relaciones diplomáticas parece ser tan solo la punta del iceberg de una nueva escalada entre las dos potencias regionales, que se encuentran enfrentadas en todos los conflictos que atraviesan la región, con importantes repercusiones globales.

Como señala un artículo del New York Times este domingo, la rivalidad entre Arabia Saudita e Irán ha sido un factor clave en la región por largo tiempo, pero su pugna se ha agudizado en los últimos años, desde que la guerra de Irak y el proceso de las primaveras árabes echaron por los aires todos los anteriores equilibrios regionales.

En las últimas conflagraciones regionales los dos Estados han ocupado bandos opuestos. En Bahréin, Arabia Saudí ha apoyado militarmente la represión de la monarquía sunita frente al levantamiento popular y el movimiento opositor encabezado por la mayoría chiita.

En Siria, mientras que Irán sostiene a su aliado Bashar Al Assad, la monarquía saudí ha colaborado con la financiación y armamento de grupos rebeldes suníes que combaten contra el gobierno desde el comienzo de la guerra civil en ese país, hace cuatro años.

En Yemen, los saudíes están llevando adelante una brutal campaña militar con bombardeos contra la población civil Houthi, rebeldes de influencia chiita.

Pero lo que ha terminado de provocar la escalada de tensiones ha sido el acuerdo nuclear entre Irán y Estados Unidos, que abre la puerta para que Irán “salga del frio” del bloqueo, intente recuperar su economía petrolera y bregar por mayor influencia económica y política a nivel regional.

Más recientemente, la muerte de entre 500 y 700 peregrinos iraníes entre los 2400 que murieron en la estampida durante la peregrinación a la Meca, echó gasolina a la conflictiva relación entre ambos países. Teherán responsabiliza a los saudíes por este hecho, debido a que ellos son los responsables de la organización y la seguridad durante la misma.

La cuestión siria más lejos de un acuerdo

La escalada entre Irán y Arabia Saudí pone en entredicho los intentos de alcanzar alguna solución “negociada” a la crisis Siria, tal como se escenificó en la cumbre de Viena a fines de octubre pasado, con representantes de Estados Unidos, Arabia Saudí, Irán, Rusia, Turquía, varios países de Medio Oriente, Francia, Reino Unido, Italia, Alemania, la UE, la ONU y China.

Esto se agrega a la crisis entre Turquía y Rusia, después del derribo de un avión ruso por el ejército turco. Cuestiones que plantean que la posibilidad de un acuerdo en Siria en el 2016 sea un objetivo muy difícil de alcanzar.

Una guerra civil que cumplirá su quinto año, y en la que han muerto más de 250.000 personas, provocando la mayor crisis de refugiados desde la segunda guerra mundial, que golpea directamente a Europa.

Publicado por Josefina Martinez

Josefina Martínez | @josefinamar14 :: Madrid

Dejar un comentario