Nuevamente miles de jóvenes universitarios y secundarios gritaron que “nuestra vida vale más que eso” y se movilizaron por miles en Francia, contra la reforma laboral de Hollande.

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Fotos: EFE

Nuestra vida vale más que eso (“On vaut mieux que ça”) es el slogan que se hizo famoso en las redes sociales como un grito de guerra contra la precariedad y la falta de futuro de la juventud obrera y popular. Otra vez, esta juventud salió a las calles más masivamente aun que en la primera jornada de manifestación del pasado 9 de marzo.

La maniobra gubernamental rompe definitivamente la unidad sindical…

El día lunes 14, el gobierno francés presentó a las centrales sindicales, estudiantiles y patronales una nueva reescritura del texto de la reforma laboral, después de que su primera versión cristalizara todas las cóleras sociales acumuladas desde el inicio del gobierno Hollande y amenazara una explosión social de amplitud. En esta segunda versión, aun no presentada en el Consejo de Ministros, se mantienen los principios esenciales de este enorme retroceso social para los trabajadores, pero hay algunos retoques, en especial en los puntos demandados por la central sindical colaboracionista CFDT, con el objetivo de romper definitivamente todo atisbo de unidad sindical y en perspectiva de la unidad obrera estudiantil. A pesar de estas fuertes maniobras, que han llevado al pasaje abierto al terreno de la contrarreforma de la CFDT (y su símil en el movimiento estudiantil, el sindicato amarillo FAGE), la suerte de este nuevo ataque aún no está sellado como mostraron las acciones de ayer de la juventud estudiantil y secundaria en toda Francia.

…pero no logra sacar a la juventud de la calle

Por el contrario, a pesar de la cortina de humo gubernamental que ha prometido nuevos subsidios para un sector de la juventud el pasado lunes, hoy la movilización de los estudiantes universitarios y de los liceos fue más fuerte que su participación en la jornada interprofesional del 9/3. Según la UNEF ayer fueron 150.000 estudiantes los que se movilizaron, 50.000 más que en la primera acción contra la reforma laboral.

Comparada con el pico de las movilizaciones de hace diez años que hicieron retroceder al gobierno de derecha de Chirac contra el CPE, estas cifras aún son muy menores. El gobierno se tranquiliza y dice que no hay un movimiento de masas, pero en realidad sigue inquieto.

Frente a la demanda de retiro del proyecto de ley, el primer ministro, Manuel Valls, sale rápido a contestar: “No hay ninguna razón para solicitar el retiro. Estoy muy atento a las expectativas, aspiraciones, demandas, la ira, la ansiedad de la juventud”. Pero su discurso no logra convencer. Después de lograr calmar a su mayoría parlamentaria y volver a normalizar sus relaciones con los sindicatos reformistas, el gobierno monitorea como a la leche sobre el fuego esta movilización juvenil. «La reforma laboral no es más que un pretexto, el malestar es más general,» dijo una fuente cercana al ejecutivo.

También intenta evitar el contagio a otros sectores de asalariados: por arte de magia, en el día de ayer y luego de seis años de congelamiento, el gobierno decidió otorgar un aumento -irrisorio, pero aumento al fin- a los más de 5 millones de trabajadores públicos que tenían previsto un paro general el próximo 22 para exigir por sus estancadas remuneraciones. El temor a la unidad de los trabajadores y jóvenes del sector público y privado planea sobre el gobierno galo.

Lo más importante: el movimiento estudiantil se empieza a estructurar democráticamente

Lo más importante de la creciente movilización de la juventud es su rápida estructuración en organismos de autoorganizacion y coordinación democráticos. Las asambleas empiezan a generalizarse: la Universidad más avanzada, Paris 8, en la periferia popular de Paris en Saint Denis, ya ha realizado 4 asambleas, dos por semana de más de 700 participantes. A la vez hay innumerables comisiones y asambleas más pequeñas por carreras. Es esta fuerte organización democrática lo que explica el total bloqueo de la facultad decidido por los estudiantes en la mañana de ayer, como la fuerte columna de Paris 8 en la marcha de Paris, un hermoso cortejo de más de 1000 estudiantes.

Significativo a su vez de la jornada de ayer en comparación al 9 de marzo, es que “la mayonesa comienza a prender” (usando una expresión lingüística francesa) en los liceos.

Ayer no solo hubo más bloqueos de liceos en toda Francia, sino que los cortejos secundarios ya sea en Toulouse, Tours o París se hicieron notar. A la vez, en región parisina no solo fueron más grandes sus columnas, sino que había un nuevo y temido componente para el régimen imperialista francés: los liceístas de varios colegios de banlieues, la periferia pobre y explosiva de Paris. Más importante aún, se realizó en ésta región la primera asamblea de coordinación de los liceístas en una sala asociativa, como la primera reunión de coordinación interuniversitaria en una Universidad. El punto culminante: este fin de semana se reúne la primera coordinación nacional de estudiantes de toda Francia en la Universidad de Paris 8. En todos estos avances, los revolucionarios del CCR y de la juventud del NPA estamos teniendo un rol de gran importancia.

Contra esta creciente estructuración del movimiento es que ha pegado un salto la represión: varias Universidad claves como Tolbiac y la Sorbona en Paris, Lyon 2, Bordeaux 3, Caen y más tarde Paris 6 (donde se iba a realizar la coordinación estudiantil que debió hacerse a último momento en otro lado) fueron cerradas por sus rectores para evitar que se realizaran asambleas antes de la movilización.

Usando como pretexto en algunos casos a sectores pseudoradicales que prefieren actuar como minorías activas dándole la espalda a las decisiones democráticas tomadas en asambleas o sin ningún pretexto, el gobierno ha incrementado la represión y la estigmatización del movimiento como saqueadores.

Incluso algunos medios presentaban a los supuestos “vándalos” como “terroristas” aprovechando el estado de emergencia aun reinante. Las acciones policiales este jueves se han multiplicado en toda Francia, como así también su mediatización. El intento es clásico: aislar al sector movilizado, cortarlo de la masa de los liceístas y los estudiantes universitarios, de la opinión pública, presentándolo como peligroso.

Esta maniobra puede ser contraproducente. Se trata de aprovechar los primeros éxitos de la movilización para tomar con toda la fuerza el trabajo de masificación, la explicación a las más amplias masas del contenido de esta reforma y de la estructuración democrática del movimiento.

Esto es solo un comienzo

Estamos aún en el comienzo de la formación de un gran movimiento de masas. El día 24, día de la presentación de la ley en el Consejo de Ministros, está llamada ya una nueva acción callejera. Y lo más importante, todo el mundo tiene en mente la jornada de acción interprofesional llamada por la CGT y demás sindicatos denominados contestatarios que si es exitosa puede significar un salto cualitativo en la lucha contra la reforma laboral y el gobierno neoliberal de Hollande. El espectro de la unidad obrera estudiantil que amenaza a todos los gobiernos franceses desde 1968 está lejos aún de haberse disipado.

Publicado por Juan Chingo

Juan Chingo | @JuanChingoFT :: Ciudad

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