En medio de la grave crisis migratoria la Universidad de Barcelona (UB) pone en marcha un plan de apoyo a los jóvenes refugiados sirios ,muy limitado y acorde con el proceso de privatización de la educación que cada vez deja a más jóvenes sin acceso a este derecho.
El pasado jueves el rector de la Universidad de Barcelona (UB), Dídac Ramírez, anunciaba la puesta en marcha de un programa de apoyo a los refugiados sirios con la intención de facilitar su integración y ofrecerles la posibilidad de continuar sus estudios universitarios.
El programa, al cual se podrán acoger las personas refugiadas no sólo es muy limitado respecto a las necesidades de los miles de refugiados que están sufriendo esta grave crisis migratoria, sino que no incluye a la mayoría de la comunidad inmigrante en Barcelona.
Este plan cuenta con varias líneas de intervención, entre las que destacan: la creación de una unidad de coordinación para la cooperación internacional, la participación de los estudiantes sirios en proyectos de movilidad internacional como el programa Erasmus Mundus o la Conferencia Araboeuropea de Educación Superior, que a partir del próximo curso incluirá un apartado específico para refugiados.
En cuanto a las acciones desarrolladas en la ciudad de Barcelona, propone la cesión gratuita de solamente 20 plazas en los diferentes pisos y colegios mayores. Y para paliar la situación de los jóvenes refugiados, proponen la apertura de una cuenta bancaria a través de la que se puedan ir haciendo aportaciones solidarias. Además, ha anunciado que los estudiantes refugiados que acudan a este plan contarán con una beca que cubrirá el 100% de los costes de la matrícula. Un plan que no ha tardado en especificar que podrá llegar a acoger tan solo un centenar de jóvenes.
Llegados a este punto, es importante destacar que durante el curso 2015-2016, pese a la crítica situación y la larga duración de la guerra y los centenares de jóvenes que han necesitado y continúan necesitando acogerse a estos programas, tan solo hay tres estudiantes de origen sirio en la Universidad de Barcelona.
Este mezquino programa de ayuda a los refugiados -20 plazas de alojamiento, acogida para 100 refugiados- se enmarca en un proceso de elitización de la educación pública que cada vez deja a más estudiantes sin acceso a este derecho.
El conocido “tasazo” de 2012 y la subida progresiva de las matrículas universitarias han tenido como consecuencia más de 55.000 matriculados menos en el Estado español durante el curso pasado. Una de las universidades más afectada ha sido, precisamente, la Universidad de Barcelona, donde la subida del 66% en las tasas universitarias aprobadas por el mismo rector Dídac Ramírez ha provocado la expulsión de un gran número de estudiantes sin recursos económicos.
Las medidas neoliberales impuestas estos últimos años son parte de ese proceso por el que la educación deja de ser un derecho de todos para convertirse en el privilegio de unos pocos. La entrada a la Universidad, vinculado a un sistema de examen selectivo y el precio desorbitado de las tasas impide el acceso a una gran parte de la población trabajadora, mucho más a la clase trabajadora inmigrante con todavía menos recursos.
Esto explica que este plan de ayuda a jóvenes refugiados sea tan mezquino y las propuestas anunciadas por el rector estén teñidas de un discurso «solidario» hipócrita como el que vienen teniendo todos los gobiernos europeos imperialistas.
Por eso, como planteábamos en otro artículo [http://www.laizquierdadiario.com/Que-podemos-hacer-los-jovenes-y-estudiantes-por-los-refugiados-23868] es de urgencia que la juventud y el movimiento estudiantil ponga en pie un amplio movimiento de solidaridad internacionalista que recoja el problema de los refugiados y más ampliamente el problema de la juventud inmigrante, prácticamente inexistente en nuestras facultades.
La lucha por la gratuidad de la educación cobra hoy más sentido que nunca. En un momento en el que se multiplica el número de estudiantes expulsados de la universidad por falta de recursos económicos y ante la falta de medidas efectivas para facilitar la llegada y la integración de los jóvenes refugiados, tan solo un programa que exija el acceso a becas para todos los inmigrantes y jóvenes que lo necesiten, sin restricciones según su origen y el acceso a todos los recursos necesarios para desarrollar la vida académica, como alojamiento, servicios sanitarios y alimentos puede convertirse en una alternativa a la deriva privatizadora de la universidad pública.