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En Barcelona, cada día son más frecuentes las persecuciones, agresiones y palizas que la Guardia Urbana, bajo las órdenes del Ayuntamiento y Barcelona en Comú, lleva a cabo contra los trabajadores del ’top manta’.

Todos ellos inmigrantes que llegan a la ciudad desde diferentes puntos del continente africano buscando nuevas alternativas a la miseria que les golpea en sus países origen. Aquí, la llamada «izquierda del bien común», les recibe con porrazos y nuevas campañas criminalizadoras, mientras levanta cínicamente las banderas de la «Ciudad Refugio».

Las políticas represivas, lejos de cesar, se han recrudecido drásticamente. En Abril, fuimos testigos de un vergonzoso operativo policial que tuvo lugar en el centro de la ciudad, aumentando también la presencia de la Guardia Urbana y los Mossos de Escuadra en el interior mismo del metro de Barcelona, algo nunca visto hasta entonces.

Una campaña criminalizadora que continúa con la reciente construcción de un skateparck en uno de los lugares con mayor presencia de venta ambulante y con la instalación de llamativos carteles denunciando la compra y venta de estos productos.

El resultado de esta política de persecución contra uno de los colectivos más precarios y oprimidos del conjunto de la clase trabajadora, ha sido el internamiento del mantero Issa Seye en el CIE de la Zona Franca, tras ser detenido por una veintena de agentes. El futuro de Issa Seye, como la de tantas otras personas inmigrantes que acaban en estas cárceles racistas, será su deportación a Senegal. Además de él, otros siete manteros fueron detenidos en sus domicilios el pasado jueves, cuatro de ellos se encuentran en prisión acusados de un delito contra la propiedad industrial y de pertenencia a organización criminal.

Esta campaña criminalizadora, que desplega violentamente el racismo institucional en todas sus formas posibles, no tiene otro objetivo más que el de complacer al lobby turístico y comercial de la ciudad, representado por la Confederación Comercial de Cataluña y otras asociaciones, además de tratar de fracturar la reciente unión construida por los propios manteros a través del Sindicato Popular de Manteros y la solidaridad que empieza a emerger a su alrededor.

Hace tan solo dos días hubo una importante manifestación de apoyo a este colectivo, exigiendo la puesta en libertad de los compañeros encarcelados y el cese de la represión y la persecución policial.

Esta, como tantas otras concentraciones, son la imagen viva de una solidaridad que nace a través del cuestionamiento de los hipócritas discursos humanitarios, que mientras dicen levantar la voz por los derechos de los millones de refugiados que ponen en riesgo sus vidas para llegar a Europa huyendo de las guerras imperialistas, encierran y golpean a los inmigrantes que lograron escapar a la muerte y que hoy pelean por sus derechos en las calles de Barcelona.

Desde Clase Contra Clase participamos de estas movilizaciones de apoyo, y llamamos a todas las organizaciones de izquierdas, sociales, sindicales y políticas a romper el silencio y manifestar su apoyo a este colectivo, porque tan solo la más amplia solidaridad y movilización en las calles podrá enfrentar la campaña de criminalización y violencia que se lleva a cabo con la absoluta complicidad de las dependencias policiales y la nueva izquierda de Barcelona en Comú, que defendiendo los intereses capitalistas de la ciudad se ensaña contra la clase trabajadora, en este caso, contra uno de los sectores que más padecen la pobreza, la inestabilidad y la precariedad laboral.

¡Basta de represión al colectivo ’top manta’ y a la clase trabajadora inmigrante!
¡Por la puesta en libertad inmediata de los compañeros encarcelados o prisioneros de CIEs!

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