Protestas contra la trampa electoral

Este fue el operativo de blindaje electoral más importante en la historia reciente, con el aval del Instituto Nacional Electoral y los partidos del Congreso. Aunque la preocupación central del gobierno era resguardar las elecciones en los llamados “focos rojos” (Chiapas, Oaxaca, Michoacán, Guerrero Veracruz) se extendió también al resto del país.

El objetivo era contener las acciones de protesta que, desde el lunes pasado, se incrementaron, protagonizadas por el magisterio y otros sectores, creando un clima de inestabilidad política que podía amenazar el proceso electoral. Y fue precedido por hechos de agresión y persecución contra activistas -como en Puebla y en Veracruz- y de represión estatal contra el magisterio, como en Guerrero.

Para enfrentar todo esto, Peña Nieto sacó a miles de militares y policías a las calles, mostrando que esta democracia degradada solo puede garantizar su “paz democrática” apelando a la militarización.

Frente a esto, durante toda la jornada se vivieron importantes acciones de protesta. Durante todo el día se reportaron enfrentamientos en distintos puntos de Oaxaca, Chiapas, o Guerrero, así como hechos de protesta en el DF, el Estado de México, Morelos y Guadalajara.

Estas acciones fueron reprimidas por el estado, con un saldo de numerosos heridos y más de un centenar de presos en Oaxaca y otras entidades, como por ejemplo en Tlapa, Guerrero, en donde también resultó muerto un estudiante por la represión policiaco-militar.

Estas acciones estuvieron protagonizadas fundamentalmente por sectores organizados en torno al magisterio y organizaciones políticas y sociales; la acción represiva y gubernamental logró contenerlas y evitar que cambiaran el curso general de la elección -a la cual concurrieron decenas de millones de personas- o frenasen la instalación de los comicios en ningun estado. Pero, al mismo tiempo, le dieron a los comicios un caracter muy distante a la «paz democrática» que quería mostrar el gobierno de Peña Nieto y fueron una expresión de los elementos de inestabilidad que recorren la situación política nacional.

El trasfondo de esto es el desprestigio de las llamadas instituciones democráticas. Los elementos de inestabilidad política que afloraron en las últimas semanas, muestran que la brecha abierta entre amplios sectores de la población con este régimen político se mantiene y puede dar pie a nuevos procesos de protesta y movilización en los próximos meses.

Se mantiene el PRI, caida libre del PRD…

En estas elecciones se decidían 9 gobernaturas, se renovaban la cámara de diputados federal, y numerosos cargos estatales y locales.

Al cierre de esta edición todavía están fluyendo los datos del “Programa de Resultados Electorales Preliminares”. Sin embargo, se pueden plantear primeras conclusiones aun con datos que todavía no son definitivos. En el terreno de las elecciones federales, el PRI aparece como el triunfador, con alrededor de 30% de los votos y el PAN alrededor de un 22%, en tanto el PRD no sobrepasaría un 12%. Estos niveles están por debajo de lo que anunciaban las encuestadoras y de los votos obtenidos en el 2012 (cuando el PRI fue junto al Partido Verde y obtuvo más del 38%). En el caso del PRI, la persistencia del llamado “voto duro”, la coalición con el Verde (que habría obtenido alrededor de un 7%), y aprovechar el retroceso del PAN y el PRD, le darían sin embargo la primera minoría en la Cámara de Diputados y podrían llegar a la mayoría simple.

El dato relevante de la elección es la enorme caída del PRD, cuya presencia parlamentaria será reducida a la mitad muy posiblemente, y el ascenso como cuarta fuerza del MORENA de Andrés Manuel López Obrador, con un 9%, dándose en una cierta re configuración del mapa parlamentario (que implica también a otras fuerzas políticas, como el Movimiento Ciudadano, que rondaría el 7%). Esto en el contexto donde la abstención habría sido superior al 52% y el voto nulo rondó en torno al 5-6%.

…Elecciones con poca legitimidad

El proceso electoral expresa, por una parte, el descrédito de los partidos tradicionales en amplios sectores de la población. Esto es resultado, sin duda, del desgaste de las instituciones, que se aceleró después de octubre del 2014 con la crisis abierta por Ayotzinapa, y que golpeó duramente al PRD, cómplice y parte del Pacto por México junto al PRI y al PAN e involucrado, a los ojos de millones, en la “narcopolítica”.

A la vez, expresa los límites de la reciente dinámica política, donde el movimiento por Ayotzinapa retrocedió y los partidos del Congreso instalaron un proceso electoral en el cual buscaron relegitimarse. Eso es lo que explica que no hayamos visto una debacle electoral y del peso institucional del PRI y del PAN, que mantengan la mayoría de las gubernaturas en juego o bien se las alternen entre ellos.

En el caso del PRD, la crisis que arrastra expresa los límites de su rol de opositor, derechizado y cómplice abierto del PRI-PAN, y el «voto castigo» por parte de amplios sectores que lo apoyaban en el pasado considerandolo la oposición a los gobiernos priistas y panistas. Esto, que se anunciaba desde el Pacto por México y Ayotzinapa, representa no solo un dato de la realidad muy importante sino que tendrá importantes consecuencias para el régimen político, en tanto se profundiza la crisis del que fuera su «pata izquierda» durante 25 años, y la principal contención de los sectores obreros, populares y juveniles.

Por otra parte, hay fuertes indicadores de la crisis de legitimidad de las instituciones. El alto abstencionismo, si bien caracteriza a la mayoría de las elecciones intermedias y no habría sido sustancialmente superior al 2009, no puede disociarse hoy de que, en los últimos meses, se desarrolló un movimiento de repudio a las elecciones. Junto a ello el voto nulo, que impulsó por ejemplo el Movimiento de los Trabajadores Socialistas, rondó altos porcentajes -cerca de un 5,5% al cierre de esta edición, una cifra similar a la que habia alcanzado en el 2009 cuando se realizó una importante campaña mediatica por el anulismo- expresa en esta ocasión el fuerte repudio a la trampa electoral y plantea hacia adelante la necesidad de una perspectiva política para luchar contra el régimen político.

De una forma más contradictoria, el voto por determinados candidatos independientes -una novedad de la ultima reforma política- que se postularon como una “alternativa” al PRI, PAN y PRD, expresó -más allá de su política e incluso de su trayectoria previa- este proceso de deslegitimación de las formaciones políticas tradicionales que se refleja en el conjunto de México, aún en zonas y estados con mayor tradición y peso conservador. Destaca en particular el triunfo de Jaime “Bronco” Rodríguez, una figura ex-priista y candidato a gobernador del importante estado de Nuevo León. Rodriguez tendría un altisimo 17% de ventaja sobre la candidata priista, convirtiendose en el primer gobernador independiente y por ende por fuera de los partidos tradicionales de la política mexicana, expresando un cambio en la configuración política en uno de los estados claves -en el terreno económico y político- del importante norte del país, vinculado estrechamente a los Estados Unidos y con una poderosa fracción burguesa.

El ascenso electoral de MORENA y su conversión en cuarta fuerza representa un elemento novisimo de la situación política. Está en discusión al cierre de esta edición cuantas delegaciones políticas del Distrito Federal obtiene y su peso en el principal centro político del país (según los ultimos datos alcanzaría 5 de las 16 delegaciones, contra las 6 que alcanzaría el PRD que pierde así 10 a manos de otros partidos). Su ascenso es también expresión de esta crisis que corroe a los partidos pilares de esta democracia para ricos, y que amplios sectores que ayer apoyaban al PRD, ahora lo abandonan y se inclinan hacia la fuerza política de Andrés Manuel López Obrador, al que ven como opositor.

Como ya hicimos desde La Izquierda Diario, será fundamental discutir, ante los miles de jóvenes y trabajadores que apoyaron al MORENA el 7 de junio, respecto a qué política necesitamos para resolver las aspiraciones populares, y cómo enfrentar los ataques del gobierno y el régimen político. Esto a la vez que impulsar la más amplia movilización -confiando solo en la fuerza de los trabajadores y la juventud combativa- para derrotar los planes contra el pueblo trabajador.

Preparar la lucha contra el gobierno y este régimen asesino

A pesar de las intenciones de Peña Nieto y los partidos del Congreso, unas elecciones signadas por la represión y el descrédito, difícilmente puedan cerrar, por sí mismas, la crisis abierta por la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa y que se expresa en la persistencia del descrédito y el desprestigio de las instituciones y de sus partidos.
Pero el gobierno del PRI, intentará -apoyandose en su peso institucional y mediante acuerdos políticos con el PAN y el PRD- avanzar en nuevos ataques contra los trabajadores y el pueblo. La represión y la militarización de la jornada del 7 de junio es una muestra de lo que preparan. Frente a eso, es necesario retomar el camino de la lucha y movilización contra esta democracia asesina. Desde el Movimiento de los Trabajadores Socialistas llamamos a concentrar nuestro repudio a la represión este 10 de junio de la Normal de Maestros al Zócalo de la Ciudad de México.

Publicado por Pablo Oprinari

Pablo Oprinari | @POprinari :: MTS (Ciudad de México)

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